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El mundo|Viernes, 29 de marzo de 2013
Las campañas de Maduro y Capriles no ahorran recursos en Venezuela

Un valetodo para conseguir más votos

Con el tricolor nacional en el cuello o una chaqueta con los colores patrios, Maduro se presenta como el “hijo de Chávez”, mientras su contendiente, Henrique Capriles, luce una gorra con los colores de la bandera.

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Maduro arenga a los fieles durante un acto en la localidad de Margarita.

Niños para abrazar, que canten o reciten ante multitudes, banderas e insultos de lado y lado condimentan el atípico potaje de la precampaña actual en Venezuela, que elegirá el 14 de abril al sucesor del fallecido presidente Hugo Chávez.

Sin Chávez como el rival a vencer por primera vez en 14 años y una campaña que apenas durará nueve días, como en la guerra o en el amor, todo vale para que el presidente encargado, Nicolás Maduro, y el líder opositor Henrique Capriles conquisten votos. Además, con los tiempos reducidos desde que el pasado 9 de marzo el Consejo Nacional Electoral (CNE) convocó a unas elecciones anticipadas en el país, la norma que regula estos procesos parece la principal damnificada, cuando de buscar el favor del pueblo se trata. Por eso, los prohibidos símbolos patrios en gorras y atuendos o las tampoco permitidas imágenes, sonido o presencia de niños y adolescentes han aparecido en los últimos días en actos de precampaña, a pesar de que la normativa impide la propaganda fuera del lapso de campaña establecido por el ente electoral.

Con el tricolor nacional en el cuello o una chaqueta con los colores patrios, Maduro encabeza actos en los que se presenta como el “hijo de Chávez” y promete una “paliza” a su principal contendiente, el gobernador opositor Henrique Capriles quien, a su vez, luce en sus encuentros con seguidores una gorra con los colores de la bandera.

Maduro, que fue chofer de un autobús y líder sindical antes de ingresar en la política de la mano de Chávez, no ahorra epítetos para referirse a Capriles –un abogado de 40 años– como “fariseo”, “perverso” y “burguesito”. De vuelta tampoco recibe halagos y Capriles, que nunca tuteó o usó adjetivo o insulto alguno en sus discursos hacia el fallecido Chávez, tilda al presidente encargado de “toripollo” (tonto alto) y “mentiroso”, e incluso subraya que éste no ha sido elegido mediante el voto en ningún cargo.

Mientras los actos se intensifican a medida que se acercan las elecciones, ya son varios los niños que han subido a la tarima de Maduro, que los abraza o besa y les hace algunas preguntas, mientras los pequeños protagonistas terminan por robarse el espectáculo interpretando música llanera o recitando en honor a Chávez o al libertador Simón Bolívar.

Las millas recorridas también han sido objeto de disputa. Capriles acusa a Maduro, que antes de ser vicepresidente se desempeñó durante seis años como canciller de Chávez, de conocer otros países o responder a sus “jefes” de Cuba en alusión al presidente de la isla, Raúl Castro, y su hermano y líder Fidel. “Habría que preguntarles a otros si saben dónde queda Cabimas. Saben dónde queda La Habana, Beijing (Pekín), saben dónde queda Rusia, Bielorrusia, Irán, pero nunca han puesto un pie aquí en la Costa Oriental”, afirmó este martes Capriles desde esa localidad del estado Zulia (noroeste). Maduro, en una intervención el mismo día, le respondió que conoce muy bien Caracas e indicó que “no tanto como conoce alguien por ahí Nueva York”, en alusión a Capriles, de quien, dijo, “tiene una mansión” en esa ciudad estadounidense. “Nunca ha aclarado de dónde sacó los millones de dólares para comprar la mansión que tiene”, agregó.

Y mientras símbolos o frases van y vienen, los comandos Hugo Chávez, que reúne en torno de Maduro a las fuerzas del oficialismo, y Simón Bolívar, que representa a Capriles, siguen esperando el pistoletazo de salida para conquistar oficialmente a un electorado que no tendrá como favorito al hombre que lo gobernó desde 1999.

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