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El mundo|Domingo, 21 de abril de 2013
HABLA JOHN BOWLER, DE LA UNIDAD DE INTELIGENCIA DE THE ECONOMIST

“Hay un problema de demanda”

En medio de señales débiles y contradictorias, el mundo busca retornar a un crecimiento sostenido, en medio de un campo minado por una estructura financiera que puede volver a explotar, como en 2008, si se dan pasos en falso.

Por Marcelo Justo

Desde Londres

Protesta de pensionistas griegos en contra del ajuste, ayer frente al Parlamento de Atenas.
Imagen: EFE.

La reunión de ministros de Economía y Finanzas del G-20 en Washington se da en un “momento crítico”, según la definición de la directora gerente del Fondo Monetario Internacional Christine Lagarde. Si en 2010-2011 hubo una recuperación global visible aunque despareja, en 2012 y este año, las señales son más débiles y contradictorias. Peor aún, el mundo busca retornar a un crecimiento sostenido en medio de un campo minado por una estructura financiera que puede volver a explotar como en 2008 si se dan pasos en falso. Página/12 dialogó con el director de Riesgo País de la Unidad de Inteligencia del semanario británico The Economist, John Bowler, sobre el nuevo panorama mundial y las estrategias diversas en juego para salir de la actual crisis.

–Estados Unidos, la Unión Europea, Japón y China, que siguen conformando la mayor parte del PIB global, han seguido diferentes estrategias en la actual crisis. ¿Cómo se comparan sus resultados?

–Estados Unidos y Japón han adoptado medidas similares, sobre todo con el nuevo gobierno japonés de Abe. Esta estrategia de estímulo ha dado resultado en Estados Unidos a nivel industrial o en el mercado de la vivienda. En el caso de Japón es un poco prematuro para decir si va a tener éxito una estrategia que busca terminar con el fantasma de la deflación que ha afectado a la economía japonesa por tanto tiempo. En el caso de la Eurozona hemos bajado nuestra estimación de crecimiento para este año: calculamos una contracción del 0,7 por ciento. Mientras que en China hay un cambio en la composición del crecimiento económico, más basado en el consumo y menos en la inversión. Pensamos que el crecimiento será por encima del 8 por ciento, pero está claro que de acá en más China ya no tendrá los niveles de crecimiento de dos dígitos de otras épocas.

–Está claro que las estrategias de mayor estímulo están dando resultado en comparación con el Plan de Austeridad que lleva adelante la Eurozona.

–La economía mundial está sufriendo de un problema de demanda, por lo tanto las estrategias de estímulo tienen un efecto positivo a nivel global. Estados Unidos tiene una clara ventaja para hacerlo porque posee una moneda de reserva a nivel mundial y eso le permite tener una política monetaria y fiscal mucho más relajadas desde el estallido de 2008 con grandes déficit fiscales que no afectan su financiamiento en los mercados. En Japón el fuerte relajamiento de la política monetaria con la idea de duplicar la base monetaria para 2015, la rápida depreciación del yen con el consiguiente estímulo de las exportaciones y la expansión fiscal a pesar de la alta deuda que tiene el país han tenido una respuesta positiva por el momento, pero la pregunta es si tendrá éxito a largo plazo.

–Si a Japón y Estados Unidos se le suma una China que crezca más en base a su consumo, tenemos un polo de demanda global. El problema es que la Eurozona está actuando como un freno.

–Creo que hay un reconocimiento por parte del centro de la Eurozona de que se necesita un cambio, pero Alemania insiste en que primero la periferia tiene que poner sus cuentas en orden. Alemania es muy reticente a plantear que eso es un objetivo de largo plazo y que en el corto plazo se necesita una estrategia diferente porque la austeridad fiscal está provocando más problemas de los que resuelve. Pero hay un problema político muy difícil porque Alemania tiene que rendir cuentas ante su electorado y hay mucha oposición a este financiamiento de la periferia.

–¿Puede cambiar esto con las elecciones de septiembre en Alemania?

–Es posible. Todo depende del resultado. Antes no pasa nada.

–También puede depender de cómo quede afectada la economía alemana. En el último trimestre de 2012 se contrajo, ahora parece recuperarse, pero si Alemania termina afectada por podría motivar un cambio.

–Alemania es una economía muy dependiente de sus exportaciones y la demanda externa, por lo tanto podría haber un cambio si se ve afectada por esta vía. A nivel monetario no puede hacer mucho más porque las tasas de interés están en un mínimo histórico, pero podría tener una política fiscal más expansiva. Están a punto de tener un equilibrio fiscal, de modo que tendrían espacio, pero también tienen mucha exposición por su contribución a los distintos paquetes de rescate.

–¿Chipre es el nuevo modelo para los rescates de países en los que el contribuyente no será el único en pagar los platos rotos?

–Chipre es un caso especial por el tamaño de su sector bancario respecto del resto de la economía. Pero además es una economía muy pequeña. Si lo mismo pasara en España o en Italia y sus ahorristas temieran recortes drásticos en sus depósitos, habría una estampida que podría marcar el fin del euro. Y si bien es cierto que Alemania simpatiza con la idea de que los acreedores se hagan cargo de parte del problema, hay mucho miedo de volver a la situación de mediados del año pasado cuando la posibilidad de una desintegración del euro estuvo en el aire. Y los países centrales son renuentes a construir una Unión Bancaria con un sistema de regulación compartido y un sistema de seguro para los depósitos. Quieren pensar en eso una vez que las economías se hayan recuperado. Por el momento va a haber una política muy cautelosa, paso a paso, en la que se busca que la confianza en la ruta adoptada se traduzca en crecimiento. El miedo es a que si adoptan cambios que ellos no pueden controlar se les va a ir todo de las manos.

–¿Cómo ve la situación en América latina en general?

–El gran problema de América latina es la dependencia de los commodities. Y con los booms esta dependencia se profundiza. Los cambios en China pueden afectar este boom en los precios de los commodities. China va a seguir siendo un actor muy importante en este mercado, pero es posible que los precios se estabilicen o caigan un poco. Igual pensamos que la región en conjunto es un lugar mucho menos riesgoso que hace quince años. La deuda externa no es tan alta, la balanza de pagos está bajo control y tienen niveles record de reservas.

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