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El mundo|Lunes, 29 de abril de 2013
El país votó al Partido de la Independencia, hegemónico hasta 2009

Vuelve la derecha a Islandia

Los islandeses devolvieron al poder a la formación que con políticas neoliberales los empujó al colapso en octubre de 2008.

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“Estamos listos para dirigir el gobierno”, dijo Benediktsson.

La oposición de centroderecha obtuvo una clara victoria en las elecciones legislativas celebradas el sábado en Islandia, comicio que fue leído como un revés para la izquierda, al frente del Ejecutivo. Según resultados definitivos que se conocieron ayer, el Partido de la Independencia (derecha) encabezó los resultados obteniendo el 26,7 por ciento de los votos. Con este resultado, accede a 19 escaños en el Parlamento. Por otra parte, no se descarta la formación de un gobierno de coalición. Se espera que su líder, el conservador Bjarni Benediktsson, cuente con el apoyo del Partido del Progreso (de centro), que obtuvo 24,4 por ciento de los sufragios y 19 diputados. Esta fuerza, que logró un 10 por ciento y una decena de diputados más que en 2009, se quedó con un sabor amargo porque, hasta hace días, las encuestas lo daban ganador.

En tanto, la coalición de izquierda, fuerza gobernante desde 2009, perdió la mitad de sus apoyos, y la Alianza Socialdemócrata pasó de ser la más votada a ocupar el tercer puesto. Dos partidos de creación reciente completarán el nuevo Parlamento. Futuro Radiante (pro Unión Europea) tiene seis escaños (8,2 por ciento). El Partido Pirata se convirtió en el primero de su género en el mundo en llegar al Parlamento nacional, con tres diputados correspondientes a un 5,1 por ciento de los votos.

“Estamos listos para dirigir el gobierno, nuestro partido fue el que más votos obtuvo”, declaró Bjarni Benediktsson en un debate televisado. El puesto de primer ministro fue reivindicado por Benediktsson, en tanto que el centrista Sigmundur David Gunnlaugsson, de 38 años, se mostró dispuesto a colaborar con él. “El Partido de la Independencia es convocado a sus responsabilidades”, dijo el ganador ante sus simpatizantes, agregando que estaba dispuesto a dirigir un gobierno de coalición. Gunnlaugsson se limitó a decir que será el presidente el que decida quien debe formar gobierno.

Los rivales izquierdistas derrotados impugnaron la legitimidad de Benediktsson, atendiendo a la figura del jefe del Ejecutivo islandés. “El presidente hablará con los dirigentes de todos los partidos, esa es la costumbre”, manifestó el social-demócrata Arni Pall Arnasson. Las negociaciones para formar una coalición podría demorar algunos días. La elección del jefe de Gobierno recae en el presidente de la República, que designa tradicionalmente al jefe del partido que venció en los comicios.

Benediktsson, futuro primer ministro, salvó con una remontada en los últimos días su carrera política y permitió volver al poder al Partido de la Independencia, dominador histórico en Islandia. En los casi 70 años de emancipación del país nórdico de Dinamarca, que dio su grito de independencia definitivo en 1944, los conservadores fueron siempre la fuerza más votada, hasta las elecciones de 2009, donde perdieron ese liderazgo a manos de los socialdemócratas.

Las protestas por la crisis económica en Islandia se llevaron por delante al anterior gabinete dirigido por el conservador Geir Haarde. También fueron la excusa para disculpar el mal resultado obtenido en esos comicios por Benediktsson, ya al frente del partido. Una segunda derrota habría significado, con seguridad, el fin de su hegemonía: es cuestionado al interior del partido, pese a contar con el apoyo manifiesto de la dirección.

Hasta hace apenas tres meses, el Partido de la Independencia encabezaba con comodidad los sondeos. Sus vínculos con la elite económica y política islandesa y su decisión de apoyar el último de los acuerdos del Gobierno para pagar a los acreedores extranjeros del banco Icesave, rechazado luego en referendum por el pueblo islandés, jugaron en su contra y lo hicieron trastabillar en la intención de voto.

Esa caída en los sondeos coincidió con el imparable ascenso del centrista Partido Progresista, el tradicional “hermano pequeño”, que incluso mostró chapa de ganador al asomar como virtual vencedor en los comicios, posibilidad que también habría dejado muy mal parado al líder conservador, uno de los políticos que menos confianza inspira en el humor de los nórdicos. Con el resultado puesto, los islandeses devolvieron al poder al partido de centroderecha que con políticas neoliberales los empujó al colapso económico, en octubre de 2008, y que previsiblemente frenará ahora el proceso de adhesión de Islandia a la Unión Europea.

Benediktsson, antiguo jugador de fútbol y aficionado a la pesca, de 43 años, es licenciado en Derecho por la Universidad de Islandia y amplió estudios en Alemania y en Estados Unidos, antes de regresar a su país para trabajar como jurista. Formado en las filas conservadoras, desde su juventud, accedió al Parlamento en 2003. Entre 2005 y 2008 fue miembro de la dirección de N1 y BNT, dos de las principales empresas de servicios del país, pero abandonó el puesto tras el estallido de la crisis, al considerar que no era conveniente seguir vinculado al mundo de los negocios.

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