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El mundo|Viernes, 31 de mayo de 2013
PARA EVITAR EL HAMBRE DEPENDEN DE LOS BANCOS DE ALIMENTOS

Medio millón de británicos reciben comida

Un informe revela que el número de personas que recurre a los bancos de alimentos se ha triplicado a raíz de la reforma del sistema de seguridad social de la coalición conservadora liberal.

Por Marcelo Justo
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Un voluntario organiza comida en un banco de alimentos de Oxfam.

Desde Londres

Más de medio millón de británicos dependen de bancos de alimentos de las ONG para evitar el hambre. El informe de Oxfam y Church Action on Poverty revela que el número de personas que recurre a estos bancos de alimentos se ha triplicado a raíz de la reforma del sistema de seguridad social de la coalición conservadora liberal demócrata del primer ministro David Cameron.

El gigantesco programa de ajuste de la coalición –equivalente a un recorte fiscal de unos 160 mil millones de dólares en cinco años– contempla una poda de más de 20 mil millones anuales en la ayuda social. Según el informe de las ONG, la profunda reestructuración del Estado benefactor y el desempleo han triplicado el número de personas que acuden a los bancos de alimentos en el Reino Unido, séptima economía a nivel mundial, ex imperio que alguna vez pudo jactarse que en sus dominios “nunca se ponía el sol”.

Las dos organizaciones exigieron una investigación parlamentaria en los niveles de pobreza. “La red de contención que protegía a la población está siendo erosionada de tal manera que estamos viendo un claro aumento del hambre. Los bancos de alimentos no deben ser un sustituto de un sistema de seguridad social”, señaló el director ejecutivo de Church Action on Poverty, Niall Cooper.

El más importante banco de alimentos, el Trussel Trust, suministra un mínimo de tres días de emergencia alimentaria con las donaciones de escuelas, iglesias, empresas, individuos y supermercados. “En invierno, con las bajísimas temperaturas que hay, mucha gente tiene que elegir entre la calefacción o la comida. Una pareja, Anne Marie y Danny, con una niña de 18 meses, tuvo problemas para cobrar los beneficios sociales en momentos en que Danny tenía gripe y no podía ir a trabajar. Los vecinos le dieron una lata de sopa para sobrevivir. Cuando intervino el banco de alimentos, fue como si les hubieran salvado la vida”, señala un portavoz de la organización.

Los conservadores defienden los bancos de alimentos como un ejemplo de la Big Society que ha impulsado el primer ministro David Cameron. Según Cameron, no se puede esperar que el Estado cubra todas las necesidades sociales de la población: las ONG y otras organizaciones tienen que cumplir un papel creciente en la sociedad. En una visita a un banco de alimentos, el líder de la oposición, el laborista Ed Miliband, ironizó sobre esta postura. “Nunca pensé que la Big Society fuera para alimentar niños hambrientos en el Reino Unido”, dijo.

En respuesta, el primer ministro acusó a Miliband de politiquería recordándole que el número de usuarios de bancos de alimentos había aumentado durante el último gobierno laborista. David Cameron no faltaba a la verdad. En 2005, unas tres mil personas usaban los bancos de alimentos. En 2009-2010, tras el estallido financiero, con el entonces primer ministro laborista Gordon Brown en el poder, ya eran 40 mil.

A David Cameron sólo se le olvidó un detalle. Desde que asumió el poder, en 2010, el número de usuarios de los bancos de alimentos se ha multiplicado por 10: sólo el Trussell Trust ha recibido a más de 350 mil personas. “Si Cameron cree que esto es un triunfo, su manejo de las estadísticas es digno del 1984, de George Orwell”, ironizó en el Evening Standard el comentarista Richard Godwin.

Con un desempleo de casi el 8 por ciento, con una cuarta parte de la población económicamente activa –unas ocho millones de personas– en empleos part time y con un ajuste económico que, según el gobierno, debe prolongarse hasta 2018 para llegar a un equilibrio fiscal, la situación va a agravarse. El Reino Unido tuvo en 2012 su segunda recesión en tres años y este primer trimestre se salvó raspando de una tercera: la economía creció un 0,3 por ciento. Aún así, esta semana la Organización de la Cooperación y Desarrollo (OCDE) le bajó de 0,9 a 0,8 por ciento las perspectivas de crecimiento para este año. Ben Phillips, jefe de campaña de Oxfam, considera que los recortes fiscales del gasto social no sólo no tienen sentido moralmente: son un error económico. “Empobrecer a medio millón de personas es mala política económica. ¿Quiénes van a ser los clientes de los supermercados y los negocios de sus barrios?”, indicó Phillips.

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