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El mundo|Lunes, 10 de junio de 2013
El nonagenario líder sudafricano fue hospitalizado por una recaída en su afección pulmonar

Oraciones por la salud de Mandela

El vocero de la Presidencia, Mac Maharajla, señaló en un escueto comunicado, a la espera del parte médico oficial, que el ex presidente sudafricano respira por sí mismo. Cientos de personas rezaron por él en las misas dominicales.

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Se trata de la cuarta internación de Mandela desde diciembre.

El ex presidente Nelson Mandela continuaba hospitalizado por segundo día consecutivo en el Hospital de Pretoria, donde se encuentra “en estado grave pero estable”, en medio del silencio de las autoridades, mientras miles rezan por su recuperación. Mandela, de 94 años, ingresó anteayer al Pretoria por una recaída de una infección pulmonar. El vocero de la presidencia, Mac Maharajla, señaló en un escueto comunicado, a la espera del parte médico oficial, que el líder sudafricano respira por sí mismo, lo que consideró una buena señal. Por primera vez, y al contrario que en otras ocasiones, los sudafricanos no están recibiendo boletines tranquilizadores sobre el estado de salud del ex mandatario.

“Debemos hacer frente a la realidad. No debemos caer en la histeria”, advirtió Mac Maharajla. “Celebremos su vida mientras vive y hagamos lo mismo cuando ya no esté más con nosotros”, agregó el antiguo compañero de Mandela en la lucha contra el apartheid. “La presidencia indicó que emitirá un comunicado sobre la salud del ex presidente Nelson Mandela el domingo por la tarde (por ayer)”, informó la televisión estatal SABC. Sin embargo, al cierre de esta edición no se había difundido ese parte oficial. Anteayer, el presidente Jacob Zuma, pidió a sus compatriotas que dedicaran sus oraciones a Madiba, como se conoce popularmente en su país al ex gobernante.

“Nuestro presidente Madiba debe recuperarse rápidamente. Nosotros también debemos rezar por él”, dijo con emoción Zuma, citado por el diario sudafricano City Press, en una reunión de miembros de su partido, el Congreso Nacional Africano (CNA). Mientras tanto, cientos de sudafricanos aprovecharon las misas dominicales para rezar por la salud del ex presidente, venerado por su lucha contra el régimen de segregación racial del apartheid, impuesto por la minoría blanca del país, hasta 1994.

Se trata de la cuarta internación de Mandela desde diciembre del año pasado, cuando debió ser atendido por el mismo problema respiratorio. Ayer, Andrew Mlangeni, amigo durante largo tiempo de Mandela, expresó su preocupación ante su nueva hospitalización y pidió a la familia que comprenda el delicadísimo estado de salud que atraviesa y que, de cumplirse las peores expectativas, lo “dejen marchar”.

“Madiba, has acudido al hospital demasiados veces. Está claro que no te encuentras bien y cabe la posibilidad de que nunca más vuelvas a estarlo”, declaró Mlangeni, que acompañó a Mandela durante el llamado “Proceso de Rivonia”, en 1963, iniciado por el apartheid para eliminar a todos los líderes revolucionarios sudafricanos.

Los 27 años que el Nobel de la Paz pasó entre rejas tienen mucho que ver con lo que le sucede por estos días. Es que la infección pulmonar por la que fue ingresado es, según los médicos, consecuencia de una tuberculosis que contrajo en prisión y de la que no recibió un tratamiento adecuado. Ya en marzo, Zuma habló abiertamente de la muerte de Mandela, el hombre que predicó la convivencia en paz sin tener en cuenta el color de la piel, la raza o los orígenes de cada persona. “En zulú se dice que cuando los ancianos mueren, regresan a casa. Creo que deberíamos pensar así”, había dicho el mandatario en una entrevista con la cadena británica BBC. En aquel momento, Zuma pidió a la población que combata sus miedos y no caiga en pánico cuando lleguen las malas noticias. “Cuando Madiba muera, morirá la libertad”, rezaba hace más de un año el titular de una columna del Times. Tras 19 años de democracia y ante la convivencia relativamente pacífica de negros y blancos, ese escenario de terror que supone la muerte de Mandela parece difícil de imaginar, aunque las profundas heridas del apartheid seguramente aún no hayan sanado del todo.

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