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Desde Río de Janeiro
El papa Francisco cerrará hoy con una misa a la que se calcula que asistirán dos millones de personas su primer viaje internacional para la Jornada Mundial de la Juventud, en Río de Janeiro. Ayer, entre otras actividades, el Papa encabezó un encuentro con dirigentes brasileños en el Teatro Municipal en el que resaltó la necesidad de “rehabilitar la política, una de las formas más altas de caridad”. También planteó que la fórmula para hacer frente a las protestas y a las tensiones era “diálogo, diálogo y más diálogo”. La presidenta Cristina Kirchner llegó anoche para asistir a la celebración y quedó instalada en el tradicional Copacabana Palace, a metros del escenario que oficiará de altar.
Durante el día, los peregrinos se fueron instalando en la playa con sus banderas, sus canciones, sus coreografías y sus insistentes gritos. Al menos, ayer no llovió y por momentos salió el sol, aunque permaneció fresco. Algunos se instalaron en carpa tipo iglú, otros se armaron algo con lonas tipo toldería. Los argentinos pueden presumir de estar entre los más ruidosos con sus canciones de cancha. Los brasileños se saben varios éxitos de sus grupos de rock católico, muchos de los cuales pasaron ayer por el escenario de Copacabana. Prevaleció cierto espíritu de fogón y para la noche ya era común ver mástiles con más de una bandera –por ejemplo, una brasileña y una argentina– que los grupos se van intercambiando en señal de amistad.
Francisco dio por la mañana una misa en la Catedral Metropolitana –el lugar donde el jueves se encontró con los jóvenes argentinos– a 644 obispos y miles de sacerdotes y seminaristas brasileños. Insistió en su idea de una Iglesia cercana a la gente. “Sean callejeros de la fe”, les dijo. Citó a la madre Teresa de Calcuta cuando sostuvo que “es en las favelas donde debemos servir a Cristo. Debemos ir a ellas como un sacerdote se dirige al altar, llenos de alegría”. Les reclamó “el valor de ir contracorriente de la cultura actual” que definió “eficientista y del descarte”.
Uno de los entretenimientos de los peregrinos jóvenes es ensayar coreografías. A veces lo hacen en las calles y se les suman algunos de otros países que tratan de seguir el paso. Tanto les gusta que prometen realizar una multitudinaria durante la celebración de hoy. Mientras, festejaron a los grupos que pasaron ayer por el escenario de Copacabana durante el día. Uno de los más populares es el del padre Marcelo, que canta vestido de sacerdote al frente de un grupo de rock. Hay varios en su estilo. A ellos se le puede sumar el padre DJZeton, creador del “cristodance”, quien musicalizó la visita del Papa del viernes a la Quinta Boa Vista. También sorprendió la actuación de un cantante sin brazos que toca la guitarra con los pies. Particularidades del catolicismo brasileño.
Era esperado el encuentro del Papa con la dirigencia brasileña –había políticos, empresarios, académicos, dirigentes de la sociedad civil– en el Teatro Municipal de Río, un escenario lírico al estilo del Colón, por el momento particular que vive el país agitado por las protestas. Francisco adelantó que les iba a hablar en español “para expresar mejor lo que llevo en el corazón”. En un momento se salió del discurso que llevaba escrito. “El futuro exige hoy rehabilitar la política, una de las formas más altas de caridad. Este sentido ético es un desafío sin precedentes”, expuso. Hizo referencia a las manifestaciones de los últimos días. “Entre la indiferencia egoísta y la protesta violenta, siempre hay una opción posible: el diálogo. El diálogo entre generaciones, el diálogo con el pueblo. Un país crece cuando sus diversas riquezas dialogan de manera constructiva: la cultura popular, universitaria, juvenil, la cultura artística y tecnológica, la cultura económica, de la familia y de los medios de comunicación”, planteó.
En el puesto 5 de Copacabana, ahí donde los peregrinos se acomodaban, alrededor de un millar de activistas realizaron una Marcha de las Vadias (“perras”, sería su traducción), para denunciar el aumento de los casos de abuso y estupro contra las mujeres. Su objetivo, explicaron, es conseguir “el quiebre del silencio” para que las mujeres denuncien los casos de violencia doméstica. Aunque aseguraban que no era una protesta convocada contra la Iglesia Católica, algunos de los carteles que llevaban eran explícitos. “Saquen sus rosarios de nuestros ovarios” o “Chupaos unos a los otros”, eran algunas de sus consignas que generaron entredichos con algunos de los participantes de la Jornada de la Juventud. A las vadias se les sumaron también algunos de los “indignados” que habían protestado la noche anterior por las calles de Río.
El acto en el Teatro Municipal cerró literalmente a toda orquesta, con los músicos interpretando “Cidade Maravilhosa” mientras un grupo de niños rodeaba e intercambiaba saludos con Francisco. Desde un costado aparecieron integrantes de la nación brasileña Pataxó, originarios del Amazonas, que practican el catolicismo. Ataviados con sus vestimentas típicas, uno de ellos se quitó el “cocar” de su cabeza y se lo obsequió al Papa. Francisco de inmediato se colocó sin sacarse tampoco su inseparable solideo blanco. La ocurrencia generó la ovación de la platea. Pero a los pocos segundos se lo sacó y se lo devolvió al pataxó, quien no entendió por qué le volvía el obsequio. Le estaban explicando cuando el telón del teatro se cerró sobre ellos.
“Qué feo es ver un obispo triste”, fue una de las consideraciones del Papa durante estos días, lo mismo que las críticas a los religiosos que viven “con cara de luto”. Pues bien, los obispos brasileños ayer mostraron haberse tomado la recomendación a pecho y no esquivaron la posibilidad de realizar una coreografía junto a un grupo musical juvenil en el escenario de Copacabana. Ver a los obispos –muchos de ellos ancianos– de sotana negra con sus fajas y solideos turquesas bailando, haciendo movimientos con las cabezas y los brazos, seguramente será una de las imágenes imborrables de esta semana. ¿Conseguirán así entusiasmar a los jóvenes con el catolicismo?
Por tercer día consecutivo, Francisco recorrió de punta a punta la avenida Atlántica a bordo de su papamóvil. El ritual es siempre el mismo. Llega en helicóptero hasta el Fuerte de Copacabana (es el mismo lugar donde funciona la sala de prensa, por lo que los periodistas no pueden entrar y salir de la sala durante todas las horas que dure el desplazamiento del Papa) y realiza el recorrido en el vehículo. Anoche, en otra ceremonia multitudinaria, encabezó la Vigilia, dando comienzo a la ceremonia que culminará hoy con la misa.
No todos los concurrentes a Copacabana lo hicieron con intenciones espirituales. La delegación de Policía 12, correspondiente a la zona donde se encuentra el escenario principal, informó que a media tarde ya se habían denunciando 170 robos y hurtos. Según explicaban, el número representaba lo que en promedio ocurre durante cinco días en esa playa, centro turístico internacional. Los policías explicaban que el problema era que los peregrinos andan con las mochilas a sus espaldas y que los ladrones aprovechan los momentos de distracción para abrirlas.
Pese a lo cargado de su agenda, Francisco demostró que se hace tiempo para escribir sus discursos. El de ayer había sido escrito en el día porque giró en torno de la idea de la suspensión del cierre de la Jornada en el Campus Fidei (Campo de la Fe) por culpa de la lluvia. El tono del mensaje, al estilo Francisco, fue bien coloquial, incluso sorprendió con algunos giros porteños. “¿Quieren ser cristianos pura facha? ¿Almidonados, con la nariz para arriba?”, les preguntó a los jóvenes. Más difícil les resultó comprender el término “balconear”. “No balconeen la vida, Jesús no lo hizo”, tiró el Papa.
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