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El mundo|Viernes, 2 de agosto de 2013
DURANTE CINCO HORAS Y MEDIA EL MANDATARIO ESPAÑOL SE DEFENDIO EN EL CONGRESO DE CARGOS DE CORRUPCION

Rajoy se atornilla al sillón presidencial

Rajoy reconoció la existencia de los SMS publicados por el diario El Mundo, que reflejaban conversaciones amistosas entre él y su ex tesorero mientras llovían las acusaciones sobre la supuesta contabilidad en negro de su partido.

Por Flor Ragucci
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El presidente español se defendió en el Congreso de las acusaciones de corrupción.

Desde Barcelona

Mariano Rajoy no piensa renunciar ni convocar a elecciones anticipadas. Tras cinco horas y media de comparecencia ante el Congreso de la Nación por la presunta corrupción de su partido, el presidente reiteró que era inocente y ratificó su continuidad al frente del gobierno. “No voy a dimitir de las responsabilidades que me encomendaron los españoles –afirmó–. No voy a declararme culpable porque no lo soy.”

El líder del Partido Popular (PP) rompió el largo silencio que mantenía en torno de las acusaciones de su ex tesorero y se atrevió a decir en voz alta, frente a un hemiciclo lleno, el temido nombre de Bárcenas. La alusión al escándalo por la supuesta financiación irregular de su partido, llegó después de varios minutos dedicados a repasar los números que, según el mandatario, prueban una leve mejora de la economía española. “La recuperación de la confianza es fruto de una política de reformas que no se puede echar por la borda debido a la actuación irresponsable de ciertas personas”, advirtió Rajoy y procedió luego a la confesión: “Me equivoqué. Lo lamento, pero fue así”. Tras un estruendoso aplauso de sus fieles en el Senado, donde tiene mayoría absoluta, el presidente insistió: “Me equivoqué por mantener la confianza en alguien que no lo merecía” y recalcó su inocencia al afirmar que cometió el error de “confiar en un delincuente pero no de encubrir a un falso culpable”.

Rajoy reconoció la existencia de los SMS publicados por el diario El Mundo, que reflejaban conversaciones amistosas entre él y su ex tesorero mientras llovían las acusaciones sobre la supuesta contabilidad B del partido. “Me fié de él y lo apoyé. Sí, lo apoyé como apoyaría a cualquiera que sufre una persecución injusta”, admitió. “Luego llegaron noticias de cuentas en Suiza del señor Bárcenas ocultadas a la Hacienda Pública. Lo confirmó el juez y el imputado no pudo negarlo. ¿Me engañó? Sí. Ese es todo mi papel en la historia.”

También se atrevió el mandatario a referirse a la presunta economía en negro de su partido. “En el PP ni se ha llevado una doble contabilidad ni se oculta ningún delito”, afirmó en la sede parlamentaria. Corroboró, eso sí, el abono de anticipos o complementos a alguno de los miembros del partido, pero puntualizando que “se pagó por un trabajo, en blanco, y se incluyó en la contabilidad”. En relación a estos sobresueldos, finalmente Rajoy añadió que queda en cada persona el haberlos declarado a Hacienda o no. “Yo sí que lo he hecho”, aseguró.

Así arrancaba una comparecencia que, pese a coincidir con “la operación salida” de miles de ciudadanos rumbo a sus vacaciones de verano, se seguía con expectativa desde todas las radios y televisores del país. Y es que la declaración llegaba después de que, durante las últimas semanas, la oposición reclamara explicaciones de Rajoy ante la Cámara baja, incluso bajo la amenaza de presentar una moción de censura. Sin embargo, el ansiado discurso del jefe del Ejecutivo no parece haber convencido a los socialistas ni a la mayoría de los grupos opositores, que mantuvieron en todo momento sus exigencias de dimisión. “Váyase cuanto antes, váyase por el bien de este país”, le pidió el líder del Partido Socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba, en su primera réplica. “Usted no se ha comportado en los últimos tiempos como el presidente de un país que atraviesa una grave crisis, sino como el presidente de un partido que ha crecido, ha vivido y ha ganado elecciones enancado en un sistema de financiación ilegal durante más de 20 años”, acusó el socialista.

Rajoy, en respuesta, atribuyó a Rubalcaba la intención de boicotear la estabilidad política y la confianza de los mercados internacionales en España.

“¿Por qué siembra incertidumbres dentro y fuera del país con una amenaza de moción de censura? ¿Qué espera conseguir a cambio de que volvamos a la ruina?”, lo increpó.

El tenso pulso entre los líderes de los dos partidos mayoritarios centró buena parte de la comparecencia y procuró eclipsar las intervenciones de los demás grupos opositores, a quienes el mandatario apenas dirigió la palabra. Los portavoces de las distintas formaciones que se reúnen bajo la Izquierda Plural coincidieron en citar los SMS cruzados entre Rajoy y Bárcenas como prueba de que la relación entre ambos es demasiado estrecha para creer que el presidente no estaba al corriente de todas las irregularidades.

“Este país no se merece tener un corrupto político al frente de la presidencia del gobierno”, disparó Joan Coscubiela, representante de la plataforma Iniciativa por Cataluña-Verdes (ICV). “Dimita y convoque a elecciones”, le reclamó Coscubiela al mandatario, al igual que lo hizo el coordinador general de Izquierda Unida, Cayo Lara. “Tienen el gobierno montado sobre una gran mentira –señaló–, no vale con pedir disculpas.”

Pero Rajoy dejó claro que no está dispuesto a dar el brazo a torcer. En su última intervención, reiteró la negativa a abandonar su cargo y a seguir dando explicaciones: “Hay quien quiere convertir el Parlamento en una enorme comisaría”, reprochó y cerró la comparecencia tal como la empezó: “En resumen, Señorías, he reconocido un error. Mi error”.

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