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El mundo|Sábado, 3 de agosto de 2013
GOBIERNA DESDE 1980, GANO PERO LO ACUSAN DE FRAUDE ELECTORAL

Mugabe sortea otra elección

El partido Zanu-PF de Mugabe se aseguró, de acuerdo con los votos recontados hasta ayer, al menos 142 escaños, lo que constituye dos tercios de los 210 que forman el Parlamento zimbabwense. Tsvangirai quedó relegado.

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A punto de cumplir 90, el autócrata Mugabe celebra otra victoria electoral.

Nadie en Zimbabwe dudaba acerca de la victoria de Robert Mugabe, de 89 años. Desde 1980 gobierna con mano de hierro. Ahora cuenta con cinco años más, aunque ya antes de darse a conocer los resultados la elección fue fuertemente cuestionada. El autócrata, que dañó considerablemente la economía alguna vez floreciente de su país, está contento con la gran confianza de los electores. De todas formas, hay fuertes dudas acerca de la transparencia de la votación. “Fraude”, “manipulación”, “farsa”, gritan indignados los opositores de Mugabe, sobre todo el primer ministro Morgan Tsvangirai. El político, de 61 años, quedó relegado por tercera vez en las elecciones.

El partido Zanu-PF (Unión Nacional Africana de Zimbabwe-Frente Patriótico) de Mugabe se aseguró, de acuerdo con los votos recontados hasta ayer, al menos 142 escaños de los 180 que se han anunciado hasta el momento, lo que constituye dos tercios de los 210 que forman el Parlamento zimbabwense. Esta mayoría absoluta significa que el partido de Mugabe podría modificar la nueva Constitución, aprobada en un referéndum el pasado mes de marzo y que limita los poderes del presidente. De hecho, Zanu-PF ya anunció su intención de cambiar la Carta Magna, que fue redactada durante el gobierno de unidad junto con su partido rival, el Movimiento para el Cambio Democrático (MDC). Los resultados definitivos de las elecciones parlamentarias y presidenciales estarán disponibles el lunes.

El actual ministro de Justicia, Patrick Chinamasa, miembro del Zanu-PF, dijo ayer a la prensa que su partido “hará una limpieza” de la Constitución en caso de hacerse con la mayoría, algo que ya consiguieron.

“Nulas e inválidas.” Así describe Tsvangirai las elecciones. De forma vaga, habla en entrevistas de la crisis que amenaza y de revolución. Sin embargo, su partido, el MDC, no tiene estrategia para una revolución. Simplemente dice a sus seguidores: “El poder está en sus manos”. El tesorero del MDC, Roy Bennet, llamó a una resistencia pasiva. “Paralicen el país”, pidió. “No paguen sus cuentas, no vayan a trabajar.” Más drásticos aún son los zimbabwenses que escriben en la famosa página de Facebook anti Mugabe de Baba Jukwa. El autor anónimo, cuya página es seguida por más de 340.000 personas, escribió: “Es hora de tomarse en serio la lucha contra el mal”. “Debemos luchar hasta la última gota de sudor, no podemos permitir que malas personas manipulen la voluntad de la gente”, escribió el desconocido.

“Zimbabwe se encuentra al borde del abismo”, comentó el diario sudafricano Times sobre la situación en el país vecino. No es sorpresa alguna que la situación en el país sea tensa. La oposición y organizaciones civiles creen que, debido a las listas de electores llenas de errores, fueron contadas las voces de cientos de miles, si no millones, de personas muertas o que abandonaron el país. Unas 200.000 personas que figuraron en las controvertidas listas tienen, por empezar, más de cien años, lo que suena bastante increíble. Un millón de personas más no pudieron votar en las ciudades por no estar registradas, de acuerdo con las acusaciones.

Para el futuro político de Zimbabwe será decisivo cómo serán evaluadas las elecciones a nivel internacional. El Departamento de Estado norteamericano reaccionó en primera instancia de forma cauta, como otros países occidentales: “Las elecciones pacíficas y ordenadas no son garantía de un proceso justo y libre”, subrayó Marie Harf, la vicevocera del Departamento de Estado en Washington. Los analistas de la influyente Unión Africana (UA), así como la Comunidad de Desarrollo de Africa Austral (SADC), describieron la elección tan rápida como justa. Dijeron apenas que hubo algunos problemas con las listas de electores y el rechazo de algunos votantes. De todas formas, la SADC matizó que era muy pronto para un veredicto definitivo. Mugabe evitó el envío de observadores occidentales. El ex luchador por la libertad ve en los europeos y estadounidenses a “imperialistas y neocolonizadores”.

Todo parece sugerir que Mugabe logró una vez más quedarse con el poder mediante métodos cuestionables, aunque esta vez, a diferencia de 2008, no empleó la violencia. De todas formas, expertos como el politólogo Ibbo Mandaza ya hablan en Harare de “un golpe de Estado legitimado por elecciones”.

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