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El mundo|Jueves, 8 de agosto de 2013
LA JUSTICIA IMPLICO A STRAUSS-KAHN CON UNA RED DE PROSTITUTAS

DSK a juicio por proxenetismo

Los magistrados instructores Stéphanie Ausbart y Mathieu Vignau consideran que Strauss-Kahn era “el eje central” de un sistema de “consumo sexual” en el cual no se trataba de “libertinaje”, sino de “pedido de prestaciones”.

Por Eduardo Febbro
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Dominique Strauss-Kahn enfrenta diversas acusaciones ligadas a sus apetitos sexuales.

Desde París

Un hotel de lujo, prostitutas, intermediarios y un hombre de poder planetario, la combinación no podía resultar más explosiva. En su centro está el ex director gerente del FMI, el economista francés Dominique Strauss-Kahn, quien será juzgado en Francia por proxenetismo agravado. La fiscalía había decidido en un primer momento archivar el caso que supuestamente implicaba a Dominique Strauss-Kahn con una red de prostitutas que funcionaba a partir del hotel Carlton de la norteña localidad de Lille. La fiscalía alegó falta de pruebas evidentes. Sin embargo, los jueces de instrucción cambiaron de posición y decidieron que el político francés compareciera ante un tribunal correccional. Los magistrados instructores Stéphanie Ausbart y Mathieu Vignau consideran hoy que Strauss-Kahn era “el eje central” de un sistema de “consumo sexual” en el cual no se trataba de “libertinaje”, sino de “pedido de prestaciones”. Según informaciones adelantadas por el matutino conservador Le Figaro, DSK (con esas iniciales se conoce en Francia el ex director gerente del FMI) sabía que las mujeres que frecuentaba “eran prostitutas remuneradas”.

Después de que renunciara a su puesto al frente del FMI luego de que una mucama del hotel Sofitel de Nueva York lo acusara de agresión sexual, Dominique Strauss-Kahn enfrenta diversas acusaciones ligadas con sus apetitos sexuales. La Justicia norteamericana no retuvo cargos contra DSK, pero sí hubo un millonario arreglo civil entre el dirigente francés y la mucama. El escándalo francés lo conecta con una red de suministro de prostitutas que funcionaba en el hotel Carlton. La investigación judicial se centró en determinar el papel que desempeñó el economista francés en las fiestas y orgías organizadas por una red de prostitución integrada, entre otros, por el antiguo jefe de la policía del norte de Francia, tres directivos del hotel Carlton, dos empresarios de la región de Pas-de-Calais, un abogado y el presunto jefe de la red, Dominique Alderweireld, alias Dodo La Salmuera, dueño de una cadena de prostíbulos en Bélgica. Se trató, de hecho, de establecer si DSK sabía o no que esas mujeres eran prostitutas y que las fiestas en las cuales él participaba estaban financiadas con dinero proveniente de empresas privadas. Uno de sus abogados, Richard Malka, dijo que DSK “nunca tuvo la menor idea de que las mujeres que frecuentó fueran prostitutas”. Los jueces de instrucción encontraron evidencias de lo contrario y califican a DSK como “el rey de la fiesta”. Los jueces aseguran que las fiestas “no se organizaban sin él, y cuando se organizaban era en función de él, o sea, tanto de su presencia en la ciudad (Washington, París) como de su agenda”.

Las acusaciones con que se apunta ahora a DSK son mucho más graves que las iniciales. La Justicia le reprocha haber prestado para esas fiestas uno de los departamentos que Strauss-Kahn alquilaba, con lo cual “llevó a cabo un acto material de proxenetismo”. Los empresarios que financiaban las fiestitas alegaron que DSK no sabía que las mujeres eran prostitutas. No obstante, la lectura de varios SMS intercambiados entre DSK y miembros de la red tiende a probar lo contrario, así como todo un dispositivo verbal para disimular los hechos. El escándalo del hotel Carlton se conoció casi a finales de 2011, o sea, el mismo año en que estalló el caso del hotel Sofitel de Nueva York que terminó costándole muy caro a DSK: su puesto en el FMI y la casi presidencia de Francia. En ese momento, el dirigente socialista era el candidato mejor evaluado de cara a las elecciones presidenciales de abril y mayo de 2012. La rueda del destino se quedó en un punto fijo para DSK. El caso del hotel Sofitel de Nueva York abre constantemente nuevos episodios: reconocido como un brillante economista, Dominique Strauss-Kahn no puede presentarse en público para dar conferencias sin que un comité de mujeres impida la conferencia o provoque un escándalo paralelo. Según los documentos adelantados por Le Figaro, los jueces de instrucción acumularon pruebas incluso sobre “la violencia” ejercida por DSK descripta por varias prostitutas. “Esos elementos acumulados –escriben los jueces– permiten dar crédito a la idea de que su ignorancia no es más que un sistema de defensa.”

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