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El mundo|Miércoles, 2 de octubre de 2013
El IOR publicó sus números por primera vez desde su fundación, en 1888, y cerró cuentas

El primer balance del banco vaticano

Formalmente llamado Instituto para las Obras de Religión, es un banco financiero “conservador” que nunca había revelado sus resultados. Es rentable, pero cerró cuentas diplomáticas por sospechas de lavado de dinero.

Por Elena Llorente
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El papa Francisco con sus ocho asesores, que entre otras tareas marcarán los objetivos del banco.

Desde Roma

Mientras el Instituto para las Obras de Religión, mejor conocido como banco vaticano, publicaba ayer su primer balance en 125 años de existencia, un diario italiano sacaba a relucir que en el proceso de transparencia financiera impulsado por el papa Francisco las cuentas de algunas embajadas y de diplomáticos acreditados ante la Santa Sede serán cerradas por incongruencias en los movimientos.

Según el Corriere della Sera, el banco vaticano les mandó cartas a 900 de sus 19.000 clientes el 23 de septiembre, pidiéndoles que cierren sus cuentas porque no lograron pasar los controles antilavado de dinero que se están haciendo. Se trata de cuentas de algunas de las embajadas acreditadas ante la Santa Sede y de diplomáticos, porque los embajadores y sus segundos tienen derecho a tener una cuenta en el IOR. Según el diario, en la lista están las embajadas de Indonesia, Irak e Irán, pero esto no fue confirmada oficialmente por el Vaticano. La idea de los directivos del banco es, según la prensa italiana, no sólo evitar el lavado de dinero, delito del que fue acusado el IOR en varias oportunidades, sino evitar que el instituto pueda ser usado como un medio de pasaje de dinero para la financiación del terrorismo.

El primer balance habla de un excelente año financiero para el banco vaticano, sobre todo teniendo en cuenta la inestable situación económica y financiera en varios países de Europa. En 2012 tuvo utilidades netas por 86,6 millones de euros, cuadruplicando los 20,3 millones de 2011. “Para nuestros clientes y para el IOR fue un año con óptimos resultados económicos”, dijo su presidente, el alemán Ernest von Freyberg.

El informe publicado ayer, de cien páginas, contiene además una descripción del trabajo de la institución y el resumen de los ocho primeros meses de 2013. Entre otras cosas, se puede leer una auditoría completa de la sociedad de certificaciones internacionales KPMG, explicó Von Freyberg en una entrevista de Radio Vaticana. En una rápida descripción del banco, el directivo agregó que “se trata de una institución financiera administrada de forma bastante conservadora, que protege las acciones e invierte en un sector muy conservador como la deuda pública y los depósitos bancarios”.

El grupo multinacional Promontory Financial Group está revisando desde mayo las cuentas del IOR y haciendo pericias especiales. “Con ellos revisamos nuestros procedimientos a la hora de aceptar clientes y tratar con ellos, para asegurarnos de que en el instituto no haya ninguna actividad de reciclaje”, agregó Von Freyberg. El presidente del banco contó además que desde marzo se inició con una estrategia basada en tres pilares: “Abrirse y dialogar con los medios diciendo, de manera sistemática, cómo están las cosas. Esto significa que ahora contamos con una oficina de prensa. El segundo elemento es la creación de un sitio web que servirá como fuente acreditada para las actividades del instituto. El tercero es la publicación del informe anual”. Ante posibles críticas por haber llamado a consultores externos, precisó que de 20 a 25 personas del Promontory Financial Group se ocupan cada día de las revisiones del IOR, cosa que sería imposible para gente de la Santa Sede.

El banco “está listo para una inspección de parte de terceros”, añadió Von Freyberg, en tácita alusión al hecho que el banco desde hace algunos años está tratando de entrar en la llamada “lista blanca” de los organismos de control financiero de la Unión Europea.

Todo hace prever que hacia fin de este año o a principios de 2014, el papa Francisco podría decidir qué dirección definitiva deberá tomar el banco, al que algunos sectores progresistas de la iglesia italiana quisieran transformar en un banco solidario que no persiga la ganancia. De todas maneras, sobre el futuro de las instituciones financieras del Vaticano, el IOR y también la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica, considerado el Banco Central vaticano, y otras menores, tendrá que opinar también el Grupo de los Ocho, los cardenales de los cinco continentes que han recogido opiniones y propuestas en sus regiones para aportar al papa en cuanto a los cambios necesarios en la curia romana y en la Iglesia en general. La reunión oficial del G8 con el papa Francisco comenzó ayer y concluirá el 3 de octubre. El viernes 4 acompañarán al papa a Asís para celebrar juntos el día de San Francisco, de quien Jorge Bergoglio tomó el nombre como pontífice.

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