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El mundo|Martes, 12 de noviembre de 2013
Avigdor Lieberman juró otra vez como canciller, tras ser absuelto de delitos de fraude

Volvió un ultra al gobierno israelí

El líder de Israel Beitenu, que reside en el asentamiento judío de Nokdim en Cisjordania, no oculta su escepticismo sobre las conversaciones de paz con los palestinos. Su designación en Exteriores fue blanco de críticas de la izquierda.

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Lieberman cuestiona fuertemente el carácter de ciudadanos de los israelíes de origen árabe.

El político ultraderechista Avigdor Lieberman regresó al gobierno israelí como canciller, cargo que juró ayer en el Parlamento, tras ser absuelto por la Justicia de delitos de fraude y abuso de confianza. El flamante ministro, que llevaba once meses alejado del Ejecutivo, recuperó una cartera que ya desempeñó en el anterior gobierno (2009-2012) y lo sitúa en uno de los puestos clave en momentos en que Israel mantiene conversaciones de paz con los palestinos, blanco favorito de Lieberman. La jura tuvo lugar después de que el domingo el Consejo de Ministros que preside el primer ministro Benjamin Netanyahu aprobara su nombramiento, tras quedar absuelto el miércoles pasado por un tribunal de Jerusalén.

Tras las elecciones celebradas en enero y en los que su formación, Israel Beitenu, concurrió en una plataforma política junto al Likud de Netanyahu, la vacante aún no había sido ocupada por ningún político de peso y era el propio primer ministro quien ejercía de forma interina como responsable de Exteriores. El acuerdo de coalición reservaba el cargo a Lieberman a la espera de que se resolvieran sus problemas con la Justicia. El político, de 55 años, había dejado el puesto vacante en diciembre pasado al ser imputado y quedar inhabilitado para ejercer cargos públicos.

Pese a la duda de algunos socios de la coalición de gobierno, finalmente todos votaron en bloque para volver a situar a Lieberman como jefe de la diplomacia de Israel. El dirigente de Israel Beitenu recibió en la Knesset –Parlamento– el apoyo de 62 diputados, mientras que otros 17 votaron en contra. “Lo he echado de menos en el gobierno”, declaró Netanyahu, que subrayó su deseo de colaborar con Lieberman en los grandes retos que, según él, encara el Ejecutivo en esta etapa.

Lieberman había sido acusado de designar de forma fraudulenta a Zeev Ben Arie como embajador israelí en Letonia, supuestamente como recompensa por haberle filtrado información reservada sobre una investigación judicial abierta contra él. La Fiscalía sostenía que Ben Arie, siendo embajador en Minsk años antes, alertó a Lieberman de la existencia de un requerimiento de información policial israelí a las autoridades de Bielorrusia en una investigación al político por blanqueo de dinero, expediente que fue cerrado por falta de pruebas.

Por el momento, se desconoce el impacto que podría tener su regreso al gobierno en el actual proceso de paz entre israelíes y palestinos patrocinado por Washington, que se reanudó precisamente en su ausencia.

Zehava Gal-On, líder del partido de izquierda Meretz, consideró la designación de Lieberman como poner un artefacto explosivo en medio de las negociaciones. El flamante ministro y líder de Israel Beitenu, que reside en el asentamiento judío de Nokdim en Cisjordania, no oculta su escepticismo sobre esas conversaciones y cree que es utópico que se pueda alcanzar un acuerdo de paz permanente con sus vecinos.

“Lieberman demostró que se trata del peor ministro de Relaciones Exteriores de la historia del país. No hay Estado occidental que lo reciba”, sentenció el laborista Isaac Herzog. La izquierda, en tanto, recordó la posición racista y ultranacionalista de Lieberman frente a los palestinos y, por eso, advirtió sobre las consecuencias que la vuelta del líder xenófobo puede tener sobre las ya tensas conversaciones con los negociadores palestinos. La líder de la oposición y jefa del Partido Laborista, Shelly Yachimovich, expresó que la corrupción pública no es menos grave que la corrupción política y que se estaba hablando de una persona corrupta, al tiempo que llamó a revisar el fallo.

El columnista Herb Kinon escribió ayer en The Washington Post que Lieberman no estaba comprometido con la paz en Medio Oriente. “¿La absolución de Lieberman, que hace apenas un año llamó al presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, ‘mentiroso’ y ‘cobarde’, puede dar el impulso necesario a unas negociaciones que languidecen? Obviamente, no”, manifestó. “En 2009, en una acción sin precedentes, Lieberman –entonces ministro de Relaciones Exteriores del país– esencialmente buscó salvarse a sí mismo de hacer frente a la cuestión palestina, diciendo que tenía un conflicto de intereses por vivir en el asentamiento de Nokdim”, agregó Keinon.

Lieberman nació en Moldavia en 1958, en la entonces Unión Soviética. Trabajó como seguridad en un boliche nocturno y de locutor en Azerbaiján antes de emigrar con sus padres a Israel en 1978. Estudió en la Universidad Hebrea de Jerusalén, donde se graduó en Relaciones Internacionales y Ciencia Política. Desde su perspectiva, el establecimiento de un Estado palestino en base a las fronteras de 1967 terminaría en un conflicto. Al mismo tiempo, cuestiona fuertemente el carácter de ciudadanos de los israelíes de origen árabe, de quienes desconfía de su lealtad hacia el Estado de Israel.

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