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El mundo|Viernes, 10 de enero de 2014
DUROS COMBATES ENTRE LAS DISTINTAS FACCIONES OPOSITORAS EN SIRIA PARA UNIFICAR POSICIONES

Guerra al ISIS por las negociaciones de paz

Las principales confrontaciones ya no son contra el gobierno en Siria, sino entre la mayoría de las facciones opositoras contra los ex aliados del grupo Estado Islámico, uno de los simpatizantes de Al Qaida.

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Un reducto de milicias del ISIS atacado con cohetes en la ciudad de Homs.

Al menos 45 combatientes murieron entre el miércoles y ayer en choques entre las fuerzas que se oponen al gobierno de Bashar al Assad en la ciudad de Homs. Los enfrentamientos se desarrollaron en las zonas de Al Taminat y de Al Matahen, en el centro de Siria, a pocos días de que se realice la Conferencia de Paz Ginebra II. Otras 16 personas murieron ayer al estallar un coche bomba plantado por insurgentes cerca de una escuela en una provincia del centro de Siria, en otra jornada de combates internos entre grupos rebeldes que pelean ahora por unificar su posición ante las conversaciones de paz.

El estallido ocurrió en la localidad de Al Kafat de la provincia de Hama, una zona habitada mayoritariamente por miembros de la minoritaria secta ismaelí, una rama, como la alawita, del presidente Bashar al Assad, cercana al Islam chiíta. La TV estatal siria dijo que el “ataque terrorista” con coche bomba en Al Kafat provocó 16 muertos y un gran daño en autos y viviendas del área, mientras que la comandancia de policía de la provincia de Hama dijo que entre las víctimas hubo mujeres y niños.

No hubo una reivindicación inmediata del ataque con coche bomba, pero el grueso de la insurgencia siria es sunnita, y los grupos islamistas que la integran han cometido numerosos atentados contra las minorías religiosas del país, incluyendo a los cristianos, en el curso de una guerra que ya está en su tercer año. El grupo pro-oposición siria Observatorio para los Derechos Humanos, que tiene su sede en Londres y afirma contar con una red de informantes en Siria, dijo que el ataque dejó 18 muertos, la mayoría de ellos civiles.

La mayoría de los grupos insurrectos se han unido para enfrentar a uno de sus ex aliados del grupo Estado Islámico en Irak y Siria (ISIS), al que acusan de cometer ataques y someter a torturas a la población civil siria. Estos grupos lograron expulsar de la localidad de Deir as Saur al ISIS, informaron en la web. Según la página de este sector de los insurrectos, los combatientes del ISIS abandonaron sus puestos sin ofrecer resistencia. Entretanto, en las zonas del interior de la provincia de Alepo se produjeron nuevos combates entre el ISIS y brigadas rebeldes, conformadas unas y otras por gran cantidad de jihadistas extranjeros. En la provincia de Idlib los rebeldes tomaron la principal base de operaciones de los militantes del ISIS en la localidad Al Dana. Un jihadista egipcio difundió ayer en Siria un video en Internet en el que explica por qué resolvió, junto con otros 25 combatientes, abandonar el ISIS. El hombre, que se presenta como Abu Ibrahim, afirma que se sumará ahora al rebelde Frente Al Nusra. A pesar de que están enfrentados, tanto el ISIS como Al Nusra, se consideran próximos a la red Al Qaida.

Los principales grupos rebeldes lanzaron el fin de semana pasado una ofensiva contra el ISIS, un grupo surgido en Irak con una ideología radical islámica sunnita. Los analistas sirios creen que la orden de combatirlos salió de Arabia Saudita, el principal apoyo de los grupos que combaten contra el gobierno sirio. El objetivo de la campaña podría ser reforzar la posición negociadora de la oposición de cara a la cumbre sobre Siria que se celebrará en Suiza este mes. El régimen de Bashar al Assad considera terroristas a todos los rebeldes y opositores.

La ONU estima que más de 100.000 personas murieron en Siria desde el inicio del conflicto, que comenzó con una reprimida serie de protestas en marzo de 2011, pero se convirtió en una guerra abierta con la aparición de una insurgencia apoyada por Arabia Saudita y otros países y que incluye a grupos fundamentalistas. La guerra en Siria fortaleció el islamismo radical en la región, sobre todo al grupo Estado Islámico en Irak y Siria (ISIS), vinculado a Al Qaida, que reivindicó un reciente atentado contra la embajada de Irán en Damasco y que la semana pasada tomó dos ciudades de Irak al oeste de Bagdad, desatando alarma mundial.

El atentado de ayer coincidió con la continuidad de combates internos que desde hace días libran contra el ISIS y otras facciones insurgentes, islamistas y seculares, que acusan al grupo de abusos contra civiles sirios y de querer hegemonizar las áreas que controla e imponer allí su visión ultraconservadora del Islam. Los demás grupos armados comenzaron su ofensiva contra el ISIS el viernes pasado en cuatro provincias del norte de Siria, y casi 400 personas murieron, según cifras del Observatorio.

El miércoles, los insurgentes anti ISIS lograron arrebatarle al grupo su cuartel central y otras bases en la norteña Alepo, la segunda ciudad del país. Pero los combatientes del ISIS se reagruparon y comenzaron a lanzar contraataques contra las otras facciones rebeldes en la campiña de las provincias de Alepo y Al Raqa, incluyendo atentados con coches bomba. En el sur de Damasco, el ejército ayer disparó cohetes contra el campamento de refugiados palestinos de Yarmuk, que está bajo asedio militar desde hace un año. Unas 20.000 personas que permanecen en el campamento –que antes de la guerra tenía una población de 170.000– están atrapados en el lugar con escasa comida y medicamentos, y hay informes de hasta 15 personas muertas de hambre en el campamento desde septiembre.

Ayer, Chris Gunness, el vocero del organismo de la ONU para los refugiados palestinos (Unrwa), denunció un “sufrimiento civil profundo” en Yarmuk. Gunness dijo que existe una “extendida desnutrición” en el campamento y que hay mujeres que mueren al dar a luz por falta de asistencia médica. Gunness urgió al gobierno sirio y a todas las partes del conflicto a permitir la entrada de ayuda humanitaria a Yarmuk, que está controlado por insurgentes y sitiada por el ejército.

La TV estatal siria, en tanto, dijo que un convoy que llevaba 5000 paquetes de comida fue impedido de ingresar en Yarmuk por “bandas terroristas” que les dispararon. La violencia llega menos de dos semanas antes de una conferencia convocada en Suiza para tratar de poner fin al conflicto, que sería la primera vez que gobierno y oposición se sientan a negociar cara a cara desde el inicio del conflicto. La opositora y muy dividida Coalición Nacional Siria pospuso para la semana próxima su decisión sobre si asiste o no al evento.

Por otra parte, la coordinadora de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ), encargada del desmantelamiento del programa de armas químicas de Siria, señaló que la destrucción de los arsenales costará entre 35 y 40 millones de euros (47 a 54 millones de dólares).

“La operación no es nada barata, pero esperamos que salve vidas en el futuro”, afirmó Sigrid Kaag a la emisora Al Arabiya. La primera partida de armas químicas sirias dejó el martes el puerto de Latakia en un barco danés para su destrucción, que se hará en alta mar en un buque especializado estadounidense.

En Berlín, el ministro de Relaciones Exteriores alemán Frank Walter Steinmeier señaló que una fábrica especializada, perteneciente al Ministerio de Defensa, destruirá algunas de las sustancias. “Nadie que tenga las capacidades técnicas a disposición puede negarse”, afirmó Steinmeier.

Mientras, el gobierno español pidió ayer a la oposición siria reunida en Córdoba “compromiso, concesiones y generosidad mutua” para impulsar una negociación política en la Conferencia de Paz que se celebrará el próximo 22 de enero en Suiza. “Sólo es posible una solución dialogada y negociada que permita la reconciliación nacional como primer paso a una Siria democrática, abierta e inclusiva de todas las etnias, religiones y opiniones políticas”, dijo el ministro español de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, a las fuerzas moderadas de oposición al régimen de Al Assad en la ciudad española de Córdoba. Allí se reunieron ayer a puerta cerrada unos 150 delegados de la oposición moderada siria, en un encuentro que se considera antesala de la próxima Conferencia de Ginebra II.

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