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El mundo|Domingo, 26 de enero de 2014
CIERRAN VEINTITRES NEGOCIOS EN UN MEGAOPERATIVO EN LA CAPITAL ITALIANA

La mafia y la pizza de Roma

Arrestaron a 90 personas e incautaron bienes por 100 millones de euros. Además de locales comerciales, confiscaron cuentas corrientes bancarias, automóviles y departamentos. En todo el país las mafias controlarían 5000 negocios.

Por Elena Llorente
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Policías italianos inspeccionan una pizzería de Roma en el marco del megaoperativo antimafia.

Desde Roma

La camorra o mafia napolitana, que ha crecido de manera sideral en los últimos años gracias a actividades como el tráfico de cocaína y hashish, la fabricación de indumentaria falsa de grandes firmas y las extorsiones, ha lavado su dinero comprando negocios en todo el país pero sobre todo en las grandes ciudades como Roma. Seguramente a precios mucho más bajos que los de mercado porque los propietarios estaban con la soga al cuello a causa de la crisis económica. La crisis, en efecto, parece haber sido una óptima oportunidad para blanquear algunos de los miles de millones de euros acumulados ilegalmente.

La historia se hizo más evidente cuando la semana pasada, los carabineros de Roma confiscaron 23 locales en el centro de la Ciudad Eterna. Y hablar del centro de Roma significa hablar de negocios que pueden costar más de un millón de euros cada uno. Pi-zzerías, restaurantes, bares, centros de belleza. Fueron arrestadas 90 personas e incautados bienes por valor de 100 millones de euros. No sólo los locales sino cuentas corrientes bancarias, automóviles y departamentos, entre otros. Pero la historia no termina en Roma. La prensa italiana dice que en todo el país las mafias controlan o han comprado unos 5000 negocios. El procedimiento ha sido relativamente sencillo para la mafia napolitana. A causa de la crisis la gente ha tenido mucho menos dinero para gastar en restaurantes y pizzerías, un “lujo” si se quiere en tiempos difíciles. Y esto ha empujado a la bancarrota o casi a numerosos propietarios. Por eso ha sido más fácil ceder la actividad a compradores que se decían dispuestos a pagar en efectivo que continuar con ella. Tal vez por mucho menos de lo que valía el negocio, pero al menos con la posibilidad de saldar las deudas y quizás hasta de quedarse con una pequeña ganancia. Y la camorra, en especial el clan de los Contini (la mafia napolitana está dividida en clanes como la siciliana lo está en familias) se ofrecía rápidamente a comprar, pagando entre 700 mil y un millón de euros cada local, según informó la policía que lleva adelante las investigaciones de Roma. Claramente se trataba de reciclado de dinero sucio. Pero eso, los antiguos propietarios no lo sabían o tal vez preferían no saberlo. Muchos de los empleados, ignorantes de cuanto ocurría detrás de las puertas del patrón, por suerte para ellos, han seguido trabajando y podrán seguir si quieren porque todos los locales reabrirán sus puertas intervenidos por la Justicia, como para no dejar en la calle a más gente en este país donde la desocupación general ha superado el 12 por ciento y la juvenil el 40 por ciento, indicaron los investigadores.

No es nuevo que las mafias del sur de Italia, Cosa Nostra de Sicilia, ‘Ndrangheta de Calabria y Camorra de Nápoles, sobre todo, intenten penetrar la economía del centro y sobre todo del norte de Italia, la región industrial y financiera por excelencia. Todo empezó cuando Italia comenzó su boom económico, sobre todo en las décadas del ’80 y el ’90. Compraban negocios, actividades varias, montaban empresas constructoras, usando siempre “prestanombres”, como los llaman por aquí, es decir testaferros. Así hizo también el clan de los Contini en Roma, usando como testaferros a jubilados, empresarios, gente de negocios, cambiándolos seguido para que los investigadores no sospecharan. Y, sobre todo, a miembros de una familia de empresarios napolitanos de apellido Righi, muy cercanos al clan. Dos carabineros que participaron de las investigaciones contaron que visitaron una de las pizzerías sospechosas, Pizza Ciro, como dos comensales cualquiera y vieron a un miembro de la familia Righi que daba órdenes a los empleados. Curiosamente y por lo visto con total impunidad, en una tarjeta que les entregaban a todos los clientes aparecían los nombres de varios cafés y pizzerías que después se demostró que eran parte del negocio mafioso. Entre los investigados, al parecer, se encuentra la figura de un prefecto, es decir de un funcionario que depende del Ministerio del Interior.

Uno de los intelectuales italianos que más conoce sobre la Camorra, el escritor y periodista napolitano Roberto Saviano –que vive bajo protección policial por todo lo que ha descubierto y escrito sobre la mafia napolitana– en un largo artículo publicado por el diario La Repubblica acusó al Estado italiano de hacer demasiado poco. “Tanto en Italia como en Europa, la política está haciendo demasiado poco para evitar la infiltración de los capitales criminales en la economía real”, dijo. Tal vez porque, en estos tiempos de crisis, el reciclado de dinero “no es simplemente una lavandería, es un sistema que está ayudando a la economía legal”, indicó.

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