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El mundo|Miércoles, 5 de febrero de 2014
Descubren a una unidad del ejército que operaba desde un restaurante

Espiaban el proceso de paz

El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, ordenó investigar “hasta el fondo” el presunto espionaje militar contra varias personas, entre ellas algunos de los negociadores del gobierno en el proceso de paz con las FARC.

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Santos atribuyó el espionaje a “fuerzas oscuras que buscan sabotear el proceso de paz”.

Una unidad de inteligencia del ejército espió a algunos de los negociadores del gobierno colombiano en el proceso de paz con la guerrilla de las FARC que se realiza en Cuba, reveló ayer una investigación de la revista Semana. Según la publicación, la operación empezó en 2012, poco antes del anuncio del comienzo de las negociaciones, para lo cual los militares usaron como fachada un pequeño local que funcionaba a la vez como restaurante y centro de informática, en un sector céntrico de Bogotá.

El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, ordenó investigar “hasta el fondo” un caso denunciado ayer por Semana sobre el presunto espionaje militar contra varias personas, entre ellas algunos de los negociadores del gobierno en el proceso de paz con las FARC. “Le he dado instrucciones perentorias al ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón, y a los comandantes de las fuerzas militares para que investiguen hasta el fondo sobre esta situación. “¿Hasta dónde ha podido llegar este uso ilícito de la inteligencia, quién está detrás, quién puede estar interesado en investigar, grabar, interceptar a nuestros negociadores?”, se preguntó Santos.

Pinzón le pidió al comandante del ejército, general Juan Pablo Rodríguez, “que investigue la situación de las supuestas ‘chuzadas’ (interceptaciones) al equipo negociador en La Habana”.

La investigación, para la cual la revista consultó a fuentes cuya identidad oculta, reveló que entre los personajes espiados estuvieron Humberto de la Calle, jefe del equipo negociador, así como Sergio Jaramillo y Alejandro Eder. Jaramillo es un alto comisionado para la paz y miembro plenipotenciario en la mesa de negociaciones, mientras que Eder está al frente de la Agencia Colombiana para la Reintegración, organismo que coordina la reincorporación de los guerrilleros a la vida legal, y también participa en los diálogos como suplente.

“Jaramillo, Eder o De la Calle fueron algunos de los que me acuerdo. La idea era tratar de conseguir la mayor cantidad de datos sobre lo que se hablaba y cómo iban. Alguna de la información recolectada no resultaba del todo relevante, pues era claro que lo importante no lo movían por mail o PIN porque igual ellos saben que allá los cubanos pueden recoger esos datos si se mandan desde la isla”, dijo una de las fuentes a Semana.

Las tareas de espionaje también afectaron a dirigentes izquierdistas que no participan en el proceso de paz y que en el pasado ya habían sido objeto de seguimientos e interceptaciones ilegales de comunicaciones, entre ellos la ex senadora Piedad Córdoba y el congresista Iván Cepeda, de acuerdo con la fuente. Semana afirma que el centro de espionaje funcionó en una pequeña terraza en la que, bajo una carpa negra, se vendían almuerzos y se ofrecían “cursos de creación de web, seguridad informática, publicaciones sobre cómo espiar Whats-App, cómo crear y detectar ataques web, entre muchos otros”.

Según la investigación, el local usado como fachada funcionaba desde el 12 de septiembre de 2012, ocho días después de que el presidente colombiano, Juan Manuel Santos, confirmara al país que su gobierno había iniciado contactos con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) para negociar un acuerdo de paz. Poco menos de un mes antes, el ex presidente Alvaro Uribe (2002-2010), que está en contra de las negociaciones de paz, sorprendió al país con la noticia de que el gobierno de Santos estaba negociando con esa guerrilla. El proceso de paz arrancó formalmente en octubre de 2012 en Noruega y al mes siguiente se trasladó a La Habana, donde los delegados del gobierno y de las FARC ya han llegado a acuerdos en los dos primeros puntos de la agenda.

Santos hizo el anuncio de los contactos en septiembre de ese año, tras lo cual la Justicia colombiana empezó a hacer trámites para permitir la salida hacia Cuba de los negociadores de las FARC. “‘Andrómeda’ (nombre del plan), obviamente, tenía que ver con el inicio de los diálogos. ¿Usted cree que las fechas entre la entrada en operación de ‘Andrómeda’ y lo de La Habana son coincidencias?”, le dijo a Semana un sargento primero del ejército.

Las negociaciones comenzaron formalmente en la capital cubana el 19 de noviembre de 2012 y actualmente está en discusión el tercer punto de la agenda, sobre drogas ilícitas. Durante la investigación, la revista consultó a más de 25 fuentes, entre ellas agencias de inteligencia estadounidense, altos mandos del ejército colombiano, militares de inteligencia y contrainteligencia y altos funcionarios del Estado, entre otros.

El batallón al que pertenece el capitán involucrado forma parte de la Central de Inteligencia Técnica del Ejército (Citec), que a su vez es una de las columnas vertebrales de la Dirección de Inteligencia Militar (Dinte), agrega la revista. En la Citec se gestó parte de la Operación Jaque que en julio de 2008 rescató a la ex candidata presidencial Ingrid Betancourt, a tres estadounidenses y a varios militares que habían sido secuestrados por las FARC.

Según la publicación, los involucrados que fueron entrevistados “coincidieron en afirmar que desconocen cuál era el destinatario final de toda la información”, mientras que “en el alto gobierno no tenían idea de lo que estaba ocurriendo con esta fachada”.

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