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El mundo|Domingo, 4 de mayo de 2014
LA DETENCION DEL LIDER DEL SINN FEIN TENSIONA AL LIMITE LA RELACION ENTRE CATOLICOS Y PROTESTANTES

La paz en Irlanda del Norte se pone a prueba

Martin Mc Guinnes, viceprimer ministro de la provincia y número dos del Sinn Fein, acusó a la policía de querer hacer un “ajuste de cuentas” lanzando una campaña política de cara a las euroelecciones del 22 de mayo.

Por Marcelo Justo
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Militantes del Sinn Fein sostienen fotos de Adams con Mandela en reclamo de la libertad de su líder, durante una protesta en Belfast.

Desde Londres

El arresto del líder del Sinn Fein, Gerry Adams, el pasado miércoles, tiene en vilo el proceso de paz en Irlanda del Norte. En una manifestación de apoyo a Adams ayer en la capital, Belfast, Martin Mc Guinnes, viceprimer ministro de la provincia y número dos de Sinn Fein, acusó a la policía (el PSNI) de querer hacer un “ajuste de cuentas” lanzando una campaña política de cara a las euroelecciones del 22 de mayo. “Estas alegaciones se vienen haciendo hace 40 años. ¿Por qué usarlas ahora? Hay elementos en la policía que quieren hacer un ajuste de cuentas cueste lo que cueste políticamente”, indicó Mc Guinnes. El Sinn Fein, que cogobierna la provincia, insinuó la posibilidad de dejar de apoyar al PSNI, que ha integrado a católicos y protestantes, punto clave en la pacificación, especialmente a escasas nueve semanas de las marchas anuales de unionistas probritánicos que ponen a la provincia en pie de guerra.

La misma policía y el resto de la clase política norirlandesa negaron que se tratara de una caza de brujas. “No sé si Adams será procesado o lo pondrán en libertad, pero esto fortalece el proceso de paz porque demuestra que nadie está por encima de la ley”, señaló el primer ministro provincial Peter Robinson, del protestante Unionista Democrático. “Es totalmente inaceptable que Sinn Fein amenace con retirar su colaboración con la policía porque una investigación no marcha como ellos quieren”, señaló por su parte Dolores Kelly, del PSNI.

La policía tiene hasta hoy a las 20, hora de Londres, para dejar a Gerry Adams en libertad o acusarlo por la desaparición en 1972 de Jean Mc Conville, una protestante de 37 años, viuda de un católico y madre de diez niños, secuestrada en 1972 por un comando del IRA, en la capital Belfast, que la acusaba de colaborar con los “brits” (las fuerzas británicas). Según la ley, la policía podría extender el arresto hasta un total de 28 días, pero el impacto de cada día de prórroga sobre la siempre frágil paz norirlandesa es impredecible.

En Londres el primer ministro David Cameron se mantuvo en contacto telefónico con Mc Guinnes y otros políticos y la misma Casa Blanca ha estado siguiendo de cerca los acontecimientos. Ex ministros laboristas para Irlanda del Norte, clave en los acuerdos de paz de 1998 que pusieron fin a tres décadas de conflicto que dejaron casi tres mil muertos, advirtieron que se está al borde del precipicio. “Este es un momento muy serio y tenso en el proceso de paz. Mientras Irlanda del Norte no tenga un método para lidiar con lo sucedido antes del acuerdo de paz, habrá estos momentos de extrema fragilidad en los que todo puede derrumbarse”, indicó a The Guardian el ex ministro para Irlanda del Norte del laborismo Shaun Woodward.

El acuerdo de paz de 1998 estableció un método de gobierno y desarme, delineó la relación entre la provincia, el Reino Unido y la República de Irlanda, pero no dijo nada sobre los crímenes y violaciones de derechos humanos ocurridos desde el comienzo del conflicto a fines de los ’60. Cuando recientemente se reveló que el gobierno británico había enviado cartas a 200 presuntos miembros del IRA, insinuando la posibilidad de una amnistía, la comunidad protestante puso el grito en el cielo y el primer ministro Peter Robinson amenazó con renunciar.

Ahora es el Sinn Fein el que ha puesto el grito en el cielo señalando que la policía no está investigando los casos de violaciones de derechos humanos cometidos por la policía norirlandesa o el ejército británico que ayudó en las tareas represivas durante el conflicto y que, en palabras de Martin Mc Guinnes, “asesinó a 14 civiles y a pesar de que la policía sabe quiénes fueron los responsables, no han movido un dedo”. La acusación de politización del momento del arresto no sorprende, ya que el Sinn Fein tiene candidatos para las elecciones del 22 de mayo tanto en la provincia como en la República de Irlanda donde, según las encuestas, podría ganar tres de los once escaños en juego.

La mujer asesinada, Jean McConville, forma parte del grupo de 16 “desaparecidos” que el IRA acusó de colaborar con las fuerzas británicas y es uno de los pocos casos en los que se recuperó el cadáver. La acusación a Gerry Adams se basa en dos grabaciones hechas para un estudio de campo en Boston, que no iban a darse a conocer hasta que la Justicia obligó a que se revelara su contenido. En estas dos grabaciones, dos miembros del IRA, opuestos a Adams y hoy fallecidos, lo acusaban de haber dado la orden de secuestro y asesinato de Mc Conville. El líder del Sinn Fein ha negado pertenecer al IRA y ha rechazado haber tenido participación en el asesinato de Mc Conville, hecho que condenó sin reservas.

El arresto de Adams ha vuelto a poner sobre el tablero la posibilidad de una ley que permita la formación de una comisión de la verdad al estilo de Sudáfrica o Brasil, en la que se abra un espacio para averiguar la verdad de los hechos pero no haya responsabilidad penal. Según la comisionada del tema para la provincia, Kathryn Stone, no puede “haber una paz sostenible en Irlanda del Norte hasta que cada víctima tenga verdadera paz y se conozca la verdad sobre lo sucedido”. El comentarista político del matutino The Guardian Jonathan Freedland opinó que un proceso de esta naturaleza debe tener claros límites. “Es hora de que Irlanda del Norte acuerde un proceso apuntalado por ley que permita lidiar con el pasado y exhumar esas verdades reprimidas, pero que acepte también que, incluso los que cometieron los delitos más abominables, no serán juzgados. Esto último es lamentable y penoso, pero no tanto como reanudar una guerra”, señaló Freedland.

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