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El mundo|Domingo, 16 de noviembre de 2014

Los indignados eligieron a su líder

Iglesias ganó con el 88,67 por ciento de los sufragios (95.311 votos de un total de 107.488). Profesor universitario, nacido en 1978, hizo sus primeros pasos en política en las juventudes comunistas y los movimientos antiglobalización.

Iglesias (centro) durante la asamblea en la que se anunció el resultado de la interna.
Imagen: EFE.

Los militantes de Podemos, la joven formación de izquierda nacida del movimiento de “Indignados” en España, confirmaron a Pablo Iglesias como líder de ese movimiento. En una elección cuyos resultados fueron anunciados ayer, Pablo Iglesias fue elegido secretario general con el 88,67 por ciento de los sufragios (95.311 votos de un total de 107.488), anunció el partido en un acto que fue acompañado por la presencia de cerca de un millar de personas, organizado en un teatro madrileño. “Las verdaderas dificultades empiezan ahora y, cuando ganemos las elecciones, en noviembre (de 2015), empezarán las dificultades de verdad”, dijo Iglesias en su largo discurso, durante el cual aseguró que en España, después de años de crisis, la sonrisa está empezando a cambiar de bando. “Cuando os insulten, cuando mientan, cuando griten, cuando difamen, sonreíd porque vamos a ganar”, prometió el carismático profesor universitario.

Podemos, plataforma que unificaba movimientos de izquierda y personalidades no alineadas con ningún partido, obtuvo, para sorpresa de propios y extraños, cinco bancas en las elecciones del Parlamento Europeo que se llevaron a cabo en mayo: uno de esos escaños le corresponde al propio Pablo Iglesias, profesor de Ciencias Políticas. El movimiento, cuyo caballo de batalla son la corrupción y la austeridad, se transformó después en un partido. “La corrupción es un régimen que permite que 20 personas tengan la misma riqueza que 14 millones de personas”, exclamó Iglesias. El establishment político español cada vez le teme más, ante los comicios legislativos que tendrán lugar en el otoño boreal de 2015, a raíz de los recientes sondeos que muestran su fulgurante ascenso.

Desde septiembre, la joven formación encabezada por el carismático Iglesias viene impulsando una asamblea ciudadana para permitir que sus militantes se pronuncien en sus órganos de dirección. “Tenemos el desafío de preparar un programa. Vamos a convocar a los mejores economistas y a los mejores representantes de la sociedad civil”, anunció Iglesias. Podemos se alió con otros movimientos de izquierda en el Parlamento Europeo para reclamar una reestructuración de la deuda de los países con dificultades. Ayer el partido proclamó sus resultados en presencia del líder griego Alexis Tsipras. “En estos próximos años, vamos a reescribir la historia europea”, proclamó el máximo líder de Syriza y prometió un New Deal europeo. El dirigente griego, al igual que Iglesias, se pronunció por una reestructuración de la deuda de países como España, Irlanda y Grecia, para darles oxígeno a sus finanzas y reforzar sus programas sociales.

Sobre el conflicto que opone a Madrid y Cataluña, en torno de las ambiciones independentistas de esta región de España, Iglesias afirmó estar a favor del derecho a decidir. “Yo estoy harto de una concepción de España agresiva, una concepción que diga a los demás de qué nación se tienen que sentir. Nosotros decimos derecho a decidir sobre todas las cosas, por eso apostamos por un proceso constituyente”, dijo.

Diputado europeo atípico, de larga melena recogida, con 36 años Pablo Iglesias consiguió conformar un partido alrededor de los indignados españoles y provocó un electroshock en la clase política tradicional. “Hay que acabar con todos los privilegios de los políticos. Es obsceno que los que nos recortan vivan a todo tren”, repite sin cesar el carismático orador. En un contexto de fuerte crisis económica y continuos escándalos de corrupción, su partido parece ser el único que ha conseguido canalizar el malestar ciudadano mostrado por el movimiento de indignados que surgió en 2011 y acampó durante varias semanas en la Puerta del sol de Madrid.

Nacido el 17 de octubre de 1978 en Vallecas, un barrio popular de Madrid, lleva ese nombre en honor al dirigente que fundó el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) en 1879, también Pablo Iglesias, venerado por sus padres socialistas. Antiliberal y admirador de líderes de izquierda latinoamericanos como el ecuatoriano Rafael Correa y el brasileño Lula da Silva, Iglesias comparte sus convicciones con su pareja Tania Sánchez, diputada del partido eco-comunista Izquierda Unida en el Parlamento regional de Madrid.

Este profesor de facultad, que hizo sus primeros pasos en política en las juventudes comunistas y los movimientos antiglobalización, tiene un gran dominio de la comunicación que pone a prueba en las clases de ciencias políticas que imparte en la prestigiosa Universidad Complutense de Madrid. Podemos, inspirado en el “Yes we can” del presidente estadounidense Barack Obama, experimentó una progresión fulgurante tras su nacimiento en enero hasta situarse en un reciente sondeo por delante de los dos grandes partidos españoles. El 5 de noviembre, Podemos obtuvo la tercera posición y se ubicó por detrás de las dos fuerzas tradicionales, el Partido Popular y el Partido Socialista Obrero Español, en las estimaciones reveladas en octubre por el Centro de Investigaciones Sociológicas, que depende del gobierno peninsular. Por primera vez desde comienzos de 1980, una formación pone en cuestión la larga tradición bipartidista en España.

¿Cuál es el secreto de Pablo Iglesias? “Tiene capacidad mediática. Lo que le interesa son las redes sociales y la televisión, porque es donde se mueve su electorado”, analiza su colega Fernando Vallespín, profesor de ciencias políticas en la Complutense. Habitual de las tertulias, debates políticos que acaparan la parrilla televisiva en España, Iglesias se dio fama a sí mismo impulsando uno de estos programas, la Tuerka, difundido primero a través de Internet y después en la Televisión Digital Terrestre. Fue en ese programa donde desarrolló su argumento basado especialmente en la denuncia de “la casta” de las elites políticas y económicas que hizo furor en una España durante la crisis económica e institucional con continuos escándalos de corrupción.

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