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El mundo|Jueves, 20 de noviembre de 2014
La elección para renovar un escaño en Rochester and Strood, un caso testigo

UKIP, un partido xenófobo en ascenso

La empresa de sandwiches Greencore les dio un regalo en bandeja a los candidatos antiinmigrantes británicos: se supo que recluta trabajadores a 6,50 libras la hora (unos diez dólares) en Budapest. La noticia generó revuelo político.

Por Marcelo Justo
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“Hay 7800 desempleados en Northampton. Estos trabajos deberían ser para ellos”, dijo la candidata Rose Gibbins.

Desde Londres

La inmigración se ha vuelto un tema electoral europeo, y el Reino Unido no es una excepción. La singularidad británica en el asunto, similar a la de manejar por otro carril y tener el volante a la derecha, es que salte a raíz de una empresa de sandwiches. La situación en Greencore, empresa líder en este mercado, le ha dado un regalo en bandeja al ascendiente UKIP, el partido antiinmigración y antieuropeísta británico que encabeza las encuestas para la elección en la que hoy se renueva el escaño parlamentario de Rochester and Strood.

Greencore cotiza en la Bolsa de Valores, tiene 1100 empleados en su fábrica en Northampton, centro de Inglaterra, y factura unos 45 millones de dólares semanales vendiendo sandwiches empaquetados a los principales supermercados británicos. El revuelo mediático surgió cuando se supo que estaba reclutando trabajadores a 6,50 libras la hora (unos diez dólares) en la capital de Hungría, Budapest. En Hungría este salario mínimo es casi diez veces más de lo que puede ganar un obrero en Budapest: en el Reino Unido una señal de desesperación.

La empresa señaló a la prensa que no había tenido respuestas a sus avisos, algo negado con vehemencia tanto por los sindicatos como por desempleados de la zona. Una británica de 32 años, madre de cinco hijos, declaró a la prensa que hacía meses que venía buscando trabajo y que jamás había visto un anuncio de Greencore. “Estoy dispuesta a trabajar por cinco libras la hora. Cualquier tipo de trabajo. En Northampton estamos desesperados”, dijo a la prensa.

Con las elecciones nacionales a menos de seis meses y con el alto poder simbólico y predictivo de la elección de un diputado hoy en el sur del país, el UKIP salió a la carga. “Hay 7800 desempleados en Northampton. Estos trabajos deberían ir a ellos. Es un insulto”, dijo la candidata del UKIP Rose Gibbins. Los otros candidatos tuvieron que ponerse a la par. El conservador señaló que la contratación de trabajadores húngaros tendría un fuerte impacto sobre los servicios públicos, mientras que el laborista dijo que se había comunicado con Greencore para persuadir a la empresa de que mejorara la publicidad de las vacantes laborales.

Esta centralidad del tema inmigratorio en los países desarrollados es uno de los legados políticos de la crisis económica mundial de 2008. En 2005, tres años antes de la caída de Lehman Brothers, el UKIP sacó un 2,3 por ciento en las elecciones nacionales. En las europeas de 2009, plena crisis, dio el primer salto, con un 16,5 por ciento, que se incrementó a un 22 por ciento en las municipales del año pasado. Las municipales y europarlamentarias son normalmente una oportunidad para el voto protesta, pero en octubre de este año el UKIP ganó la elección para renovar el escaño parlamentario de Clacton, nordeste de Londres, y por primera vez ingresó a la Cámara de los Comunes.

Las encuestas le dan un 15 por ciento de ventaja sobre los conservadores para hoy en Rochester and Strood y la posibilidad de tener dos diputados en el Parlamento, algo impensable cinco años atrás. Al igual que en Clacton, el candidato del UKIP en Rochester and

Strood es un ex conservador desencantado con el gobierno del primer ministro David Cameron al que considera demasiado tibio con el tema inmigratorio y Europa. En el partido se frotan las manos y auguran que una nueva victoria significará más deserciones de conservadores hacia sus filas.

Una de las razones detrás de la atracción que ejerce el UKIP está en el conflicto con Greencore. Los trabajos que provocaron la controversia se encuentran entre los peores pagos y más insalubres del Reino Unido. Los turnos son con frecuencia de doce horas o más, se trabaja en la confección de sandwiches con temperaturas muy bajas y un salario de unos 10 dólares la hora con costos de vida británicos. El hecho de que estas vacantes produzcan una controversia pública fenomenal es indicador de cómo está el mercado laboral, que exige cada vez más de los candidatos y les ofrece cada vez menos (ver recuadro).

En cuanto al impacto electoral de este panorama, el gran interrogante es si el UKIP ha dado el salto del voto protesta a una fuerza capaz de crecer a expensas de los conservadores. El electorado mismo es enigmático. En los sondeos apoya una renacionalización de algunos servicios públicos, como ferrocarriles y energía, y al mismo tiempo, aunque con menores guarismos, está a favor de la austeridad y considera que el déficit fiscal es uno de los más graves problemas del país. Los británicos quieren más impuestos para los ricos, pero creen que los conservadores son mejores que los laboristas en el manejo de la política económica. Aun así, en la última encuesta, el laborismo estaba en la punta con cuatro puntos de ventaja sobre los tories, sondeo que fue ampliamente ignorado por los periódicos que no le perdonan al líder laborista Ed Miliband su apoyo a una nueva ley de prensa.

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