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El mundo|Domingo, 30 de noviembre de 2014
Primera visita del presidente español a Cataluña desde el plebiscito soberanista

Rajoy plantó bandera en terreno hostil

Rajoy advirtió que la hoja de ruta para alcanzar la independencia son “dieciocho meses de viaje a ninguna parte”, y reiteró que no negociará un referendo oficial porque no permitirá que nadie ponga en tela de juicio la unidad de España.

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Rajoy se mostró intransigente en su primer viaje a Cataluña desde el referéndum.

El presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, visitó ayer Barcelona por primera vez desde la consulta soberanista del 9 de noviembre en Cataluña, y dejó claro que no cederá ante los planes del titular de la Generalitat, Artur Mas, a quien acusó de provocar “inestabilidad” con su de-safío independentista. “Nunca un gobernante había perdido tanto tiempo ni se lo hizo perder a los ciudadanos. Nunca en la historia un dirigente había generado tanta confusión y provocado tanta inestabilidad”, aseguró el jefe de gobierno español al clausurar unas jornadas partidarias que reunieron a la cúpula del conservador Partido Popular (PP) en esa ciudad.

Rajoy advirtió a Mas que su hoja de ruta para alcanzar la independencia son “dieciocho meses de viaje a ninguna parte”, y reiteró que no negociará un referendo oficial porque no permitirá que nadie ponga en tela de juicio la unidad de España ni la soberanía nacional. “No voy a permitir que se juegue con la igualdad ni los derechos fundamentales. Ni lo hice, ni lo haré”, subrayó Rajoy, negando que hubiese pactado la celebración de la consulta simbólica del 9-N, como sugieren las voces críticas que le reprochan no haber evitado aquella votación.

Rajoy se mostró así intransigente y desacreditó también la propuesta presentada por el presidente catalán esta semana al resto de los partidos y las organizaciones soberanistas para conformar una lista única y acudir a elecciones regionales que tendrían lugar a principios de 2015 y, de ganar el frente soberanista, abriría el camino a la secesión, con un horizonte de un año y medio. “Cataluña no puede ser, porque no lo ha sido nunca, un país de listas únicas. Un poco de respeto a Cataluña”, exigió Rajoy, quien en varios momentos de su intervención se refirió al carácter plural de la sociedad catalana.

Esa propuesta de candidatura unitaria está siendo estudiada por el resto de las fuerzas soberanistas, pero parece difícil de alcanzar un acuerdo porque algunas de ellas ya expresaron su oposición a la iniciativa. “Los delirios se calman con tranquilidad y no con alboroto”, añadió respecto a este desafío, en otro mensaje dirigido a los que, tanto en el PP como fuera de su partido, le piden “mano dura”. Al inicio de su intervención, el líder conservador afirmó que conoce Cataluña “muy bien, aunque algunos intenten decir lo contrario” y aseguró que nadie tiene derecho a hablar en nombre de toda Cataluña. “Y mucho menos un gobernante que ha decidido ignorar a dos de cada tres catalanes”, añadió, haciendo referencia a los 2,3 millones de catalanes que participaron de la consulta del 9-N y que en su mayoría dijeron “sí a la independencia de la región de España” con 7,5 millones de habitantes.

Siguiendo con ese argumento, Rajoy reiteró que la consulta simbólica impulsada por el gobierno catalán había sido un fracaso si lo que quería era una Cataluña independentista. “Está claro que los catalanes son muchos y los independentistas muchos menos”, subrayó.

“El problema de Cataluña es que lleva cuatro años con déficit de gobierno, por no hablar de desgobierno, con un presidente obsesionado en dividir a los catalanes, propagando mitos y agitando la ensoñación de la independencia”, insistió Rajoy.

Y, en contraposición, recordó todas las medidas económicas adoptadas por el Estado central para permitir que la región se mantuviera a flote en los peores momentos de la crisis económica que sacudió a España y que siguen siendo claves para el funcionamiento de sus servicios públicos. “Cuando la Generalitat (gobierno catalán) no puede financiarse en los mercados, ¿cómo se solucionan los problemas? Con el fondo de liquidez autonómica que creó el gobierno que presido”, remarcó Rajoy, a modo de ejemplo.

La visita a Barcelona, que tiene lugar a tres semanas de la consulta soberanista y a unos días de la presentación de la propuesta de Mas para llevar a Cataluña hacia la secesión, pretendía ser el escenario para que Rajoy contrarrestara su imagen de inacción y recuperara el terreno perdido frente al presidente catalán, que monopolizó la iniciativa política en las últimas semanas.

Sin cambiar su estrategia, que consiste en oponerse frontalmente a un referendo oficial y ser implacable utilizando la Justicia para frenar cualquier intento de Mas por seguir adelante con sus planes separatistas, Rajoy buscó afinar su discurso para despojarlo de su carga netamente negativa. El mismo reconoció luego de la consulta soberanista del 9N que debía “explicar mejor que hasta ahora sus razones y argumentos”.

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