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El mundo|Martes, 7 de octubre de 2003
EN EL ESTADO DORADO SE VOTA HOY PARA REVOCAR AL GOBERNADOR GRAY DAVIS

El riesgoso voto de hoy en California

Los californianos están llamados a la “recall election” para revocar o no al actual gobernador, Gray Davis, y elegir a su sucesor. Son 135 los aspirantes. En el tramo final sobresalieron Arnold Schwarzenegger, por los republicanos, y, por los demócratas, el segundo de Davis, el latino Cruz Bustamante (sepa aquí quiénes son). Este golpe de Estado contra el demócrata sienta un peligroso precedente.

Por Mercedes López San Miguel
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El presidente George W. Bush se mantuvo cauto respecto de la convocatoria en California.
El plebiscito de hoy en California decidirá si el gobernador demócrata Gray Davis continúa en el cargo y a juzgar por los últimos sondeos de opinión, podría perder su trabajo a once meses de conseguir un segundo mandato. Entre los 135 candidatos a reemplazarlo –en los que se incluye el pornógrafo Larry Flynt (con el 1 por ciento de adhesión)–, el favorito por el Partido Republicano es el astro hollywoodense Arnold Schwarzenegger, un amateur en la política y de quien la administración Bush se ha limitado a decir que “sería un buen gobernador, tal como lo serían otros candidatos”. Pero el referendo es clave para las elecciones presidenciales de noviembre del próximo año. La victoria o derrota del corpulento actor, que aventaja en casi diez puntos al vicegobernador de California, Cruz Bustamante, tendrá incidencia en la posibilidad de reelección de Bush.
California es uno de los estados más demócratas del país del norte, que prefirió a Al Gore antes que a Bush en las presidenciales de 2000 con un margen de un millón de votos. Gray Davis deberá movilizar por el “no” a su recusación, pero dos encuestas recientes muestran que el 30 por ciento del electorado demócrata va a votar por la destitución del desacreditado gobernador, aunque resulte en el voto a favor de Arnold. Hace un año Davis ganaba su reelección con el 80 por ciento del voto demócrata y hoy los californianos tendrán que decidir en una boleta doble: si Davis se va y si resulta que sí, quién lo sucederá. Este peligroso precedente es posible gracias a la Constitución de ese estado que contempla la convocatoria a la “recall election”, esto es, que un gobernador sea retirado de su puesto y sustituido por otro con solamente el pedido de una minoría del padrón electoral –el partido Republicano se encargó de presentar un millón de firmas ante la Secretaría de Estado–. La Constitución además prescinde de una segunda vuelta electoral, o sea, Davis necesita la mayoría más uno de los votos.
El estado dorado, sexta economía del mundo y termómetro de la estadounidense, arrastra una grave crisis económica que es en parte efecto de las malogradas decisiones de Washington. En parte, consecuencia del desinfle de la burbuja tecnológica de los noventa. Con el boom de Internet en la década pasada aparecieron millonarios por todos los rincones de California y se dispararon los ingresos fiscales. California era tremendamente vulnerable a la crisis bursátil: dependía de la burbuja. En 1999, las 32 mil personas más ricas del estado aportaron casi 10 mil millones de dólares a las arcas públicas. Con la catástrofe que se dibujaba en el horizonte, el entonces gobernador republicano, Pete Wilson, y las dos cámaras de su Congreso aprobaron la liberalización del sector eléctrico. Ocurrió que la factura eléctrica global de los californianos pasó de 7400 millones en 1999, a 27.100 millones en 2000 y 26.800 millones en 2001, resultante de la estafa de las empresas generadoras de electricidad. La estafa se desarrolló justo antes de que Wall Street se hundiera en el agujero de las punto.com.
El populoso estado ha debido soportar los recortes de presupuesto federal de la administración Bush determinados por el déficit presupuestario. Porque si la administración republicana da por hecho que perderá en ese estado en las generales de 2004, entonces es ahí donde puede ajustar. Pero ahora podría presentarse un nuevo escenario –ante el silencio del círculo de Bush y los ultraderechistas que ven de reojo a este candidato que está a favor del aborto–: si el republicano Schwarzenegger se hiciera con la gobernación del estado, podría airear al partido sofocado actualmente a la baja de confianza tras la invasión de Irak y los indicadores macroeconómicos. De acuerdo con un sondeo de la cadena NBC, el 54 por ciento de los encuestados quiere la destitución delactual gobernador; según otra encuesta de la empresa Elway-McGuire Research, el porcentaje de personas que quieren destituir a Davis disminuyó de 52 por ciento a 44 por ciento el sábado –luego de que comenzaran las denuncias sobre abusos sexuales contra Schwarzenegger–. El actor aventaja por un amplio margen (36 por ciento) al demócrata Cruz Bustamante (29 por ciento). El republicano Tom McClintock, senador ultraconservador y tercero en discordia en esta contienda, se sumó a los críticos y dijo que las alegaciones son “muy serias”, y que el actor debería retirarse de la carrera electoral si fuesen ciertas.
Para un sector de los republicanos el razonamiento podría ser el siguiente: dejar que Davis continúe con su mala administración del estado y así garantizar el efecto negativo para su partido. California es el estado, junto a Nueva York, que más votos aportan al Colegio Electoral que finalmente elige al presidente (por voto indirecto). De aquí se puede entender el especial interés que han mostrado el candidato –entre los diez demócratas– a rivalizar con Bush, el general retirado Wesley Clark –favorito a tres semanas de lanzarse a la arena política, con 49 por ciento de adhesión superando a Bush (46 por ciento)– y el ex presidente Bill Clinton, embarcados en sacar a flote al actual gobernador.
La imagen de Davis ha caído vertiginosamente en los últimos meses, criticado por sus decisiones de intentar tapar el feroz déficit fiscal del estado (38 mil millones de dólares) y la manera en que resolvió la crisis energética que sufrió California hace dos años. La crisis consumió 40 mil millones de dólares y provocó apagones a lo largo y ancho del estado. Entre el verano de 2000 y el de 2001, los costos de energía de California se cuadriplicaron y Davis culpó a los proveedores de energía y a los entes reguladores, que se negaban a fijar precios en los crecientes costos de electricidad.
Una variable a tener en cuenta es la dispersión del voto demócrata. El segundo de Davis, su vicegobernador Bustamante, se lanzó a la contienda por California y en un principio las encuestas le fueron favorables. En parte se debió a que el electorado latino rechaza a Arnold, quien en el pasado respaldó la proposición 187, por la que los californianos cortaron los servicios de salud a los inmigrantes indocumentados. Un dato: el electorado de origen latinoamericano tiene mucho peso en el estado. Se espera que hoy voten unas 11 millones de personas de los 15,4 millones que se han registrado para hacerlo –unos tres millones votarán por correo–. Si Davis pierde el referéndum revocatorio, se convertirá en el segundo gobernador norteamericano en ser destituido. En 1921 los votantes de Dakota del Norte destituyeron al gobernador Lynn Frazier.

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