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El mundo|Miércoles, 21 de enero de 2015
En su discurso del Estado de la Unión pidió poderes especiales para combatir al EI

Obama proclama el fin de la recesión

Mientras el palco de invitados reflejaba el debate en EE.UU. por el acercamiento a Cuba, en su discurso el mandatario estadounidense destacó los avances económicos del último año y pidió apoyo bipartidista para combatir a los jihadistas.

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“EE.UU. tiene más libertad para escribir su futuro que cualquier otro país en la Tierra.”

Barack Obama señaló ayer que Estados Unidos pasó la página de la recesión en su discurso sobre el Estado de la Unión ante el Congreso. De este modo, el mandatario marcó un antes y un después en su país tras años de guerras y dificultades económicas.

“Han pasado quince años de este nuevo siglo. Quince años que empezaron con un ataque terrorista en nuestras costas, que crearon dos guerras largas y costosas, que vieron una salvaje recesión que se expandió por el país y el mundo”, señaló el jefe de Estado.

También le pidió al Congreso que apruebe pronto una nueva base legal para combatir al Estado Islámico (EI) en Irak y Siria, algo que reclama desde noviembre, con la promesa de que triunfará en la lucha contra el grupo jihadista. “Este esfuerzo llevará tiempo. Requerirá concentración. Pero tendremos éxito”, prometió Obama.

Impulsado por recientes indicadores económicos positivos –el mayor crecimiento en 11 años, un déficit decreciente, fábricas funcionando a pleno y un auge energético–, Estados Unidos tiene más libertad para escribir su futuro que cualquier otro país en la Tierra, aseguró el presidente norteamericano. Asimismo, Obama retomó ante los legisladores uno de sus temas recurrentes: la creciente brecha entre ricos y pobres en Estados Unidos.

“¿Aceptaremos una economía donde sólo a unos pocos de noso-tros les vaya espectacularmente bien? ¿O nos comprometeremos a una economía que genere ingresos crecientes y oportunidades para todos los que se esfuerzan?”, se preguntó. Ante un Congreso hostil –el primero desde que fue electo en 2008 que estará completamente controlado por sus adversarios del Partido Republicano–, Obama presentó una serie de reformas para aprovechar la recuperación económica.

La medida más polémica que anunció es una reforma fiscal que busca aumentar los impuestos a los más ricos para financiar programas para la clase media. Si se concretara la propuesta de la Casa Blanca, impuestos adicionales a las ganancias del 0,1 por ciento más rico –aquellos ciudadanos con ingresos superiores a dos millones de dólares–, la recaudación fiscal en ese rubro aumentaría en un 80 por ciento.

En cuanto a la política exterior, que volvió a ocupar un tramo importante del discurso, Obama señaló que no enviará tropas adicionales a Medio Oriente. “En vez de ser arrastrados a una nueva guerra en Medio Oriente, estamos encabezando una amplia coalición, que incluye naciones árabes, para desgastar y finalmente derrotar a este grupo terrorista”, señaló el presidente. Y expresó: “Estamos dando apoyo a grupos moderados en Siria que nos pueden ayudar en este esfuerzo, y ofreciendo soporte a personas que se enfrentan a la ideología fracasada de la violencia extremista”. Para poder salir victorioso en ese combate, Obama convocó a los legisladores para que le concedan autorización para el uso de la fuerza militar contra el EI, grupo que controla un enorme territorio entre Irak y Siria. “Esta noche llamo a este Congreso a que muestre al mundo que estamos unidos en esta misión, aprobando una resolución que autorice el uso de la fuerza contra el EI”, dijo Obama.

“En Irak y en Siria, el liderazgo estadounidense, incluyendo nuestro poderío militar, está conteniendo el avance del EI”, manifestó Obama, comandante en jefe de las fuerzas armadas, a los legisladores. Washington ya lanzó decenas de ataques aéreos contra el grupo jihadista desde el año pasado valiéndose de leyes aprobadas después de los ataques del 11 septiembre de 2001, bajo la presidencia de George W. Bush, para perseguir a la red Al Qaida.

El líder demócrata pidió al Congreso que “este año empiece a trabajar para levantar el embargo a Cuba”, semanas después de que él y su par cubano Raúl Castro anunciaran el restablecimiento de relaciones diplomáticas tras décadas de enemistad (ver aparte). El palco de personalidades reflejó este año la división que existe en el Congreso por el acercamiento entre Washington y La Habana. Por un lado, el contratista estadounidense Alan Gross, liberado de una cárcel cubana el mes pasado en el marco de la reanudación de relaciones entre ambos países y, por ello, defensor de la nueva postura hacia la isla impulsada por el presidente.

Por otro lado, en el palco de invitados de los republicanos estuvo el disidente cubano Jorge Luis García Pérez, “Antúnez”, muy crítico con el acercamiento entre los dos enemigos tradicionales, y Rosa María Payá, mucho más moderada e hija del opositor Oswaldo Payá, fallecido en 2012 en un accidente de tránsito cuya responsabilidad la familia atribuye al gobierno cubano. Antúnez fue invitado por el presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner.

Al ofrecimiento de Boehner a Antúnez se suma la invitación que el senador republicano cubanoamericano Marco Rubio hizo a Payá. Rubio es partidario de la línea dura, como es habitual entre los congresistas cubanoamericanos, incluyendo el demócrata Bob Menéndez.

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