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El mundo|Miércoles, 18 de marzo de 2015
Pese a alcanzar un empate técnico con la centroizquierda, Netanyahu podría formar gobierno

Israel, más cerca de otro gobierno conservador

Netanyahu defendió la necesidad de acordar con todas las formaciones de derecha tras las elecciones de ayer. La polarización electoral de último minuto lo terminó favoreciendo. Likud y Campo Sionista empatarían con 28 bancas cada uno.

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Simpatizantes de Netanyahu festejan los resultados preliminares de la elección legislativa ayer en Tel Aviv.

El partido derechista Likud, del primer ministro israelí Benjamin Netanyahu, habría empatado con la coalición de centroizquierda Campo Sionista, según las proyecciones dadas a conocer ayer al cierre de los comicios en Israel. Los resultados preliminares se conocerán hoy, si bien la mayoría de los canales televisivos de Israel aseguran un empate técnico, favorecería al partido del premier, ya que Netanyahu tendría más chances de formar gobierno con aliados conservadores que sus rivales.

En el bunker de Netanyahu, la eufórica militancia celebró ayer arrojando papelitos, luego de que se difundieran las primeras proyecciones que lo daban como ganador. Netanyahu defendió la necesidad de acordar con todas las formaciones de derecha tras las elecciones celebradas ayer. “La realidad no nos da descanso y la ciudadanía espera de nosotros que formemos un liderazgo responsable que trabaje para ella y así lo haremos”, prometió. “Ha sido una gran victoria para el campo nacional dirigido por el Likud y una gran victoria para nuestro pueblo. Estoy orgulloso del pueblo de Israel, que en el momento de la verdad ha sabido diferenciar y mostrarse firme por una seguridad verdadera y una economía fuerte, con la que estamos comprometidos”, dijo el premier desde su bunker de Tel Aviv.

Las estimaciones previas le daban a Netanyahu 20 bancas y a Campo Sionista 24. La polarización electoral de último minuto terminó favoreciendo a ambos en las urnas, que empatarían con 28 bancas cada uno. Pero ni siquiera en el caso favorable previsto por las encuestas, opinaban los analistas que Campo Sionista, la alianza de centro que nació una semana después del llamado a elecciones anticipadas de 2014 iba a poder formar gobierno. Netanyahu parece haber crecido con su agresiva campaña de los últimos días, e incluso en los minutos finales del día de la elección. Debido a ese empujón nacionalista y derechista final, cuando declaró que mientras dure su mandato no habrá un Estado palestino, parece haber cosechado votos de los asentamientos en Cisjordania, donde hace pie su aliado Neftali Bennet, que hasta ahora parece haber obtenido nueve bancas.

La Lista Arabe Unida, por su parte, que agrupa a la mayoría de los partidos árabes israelíes, sería por primera vez tercera fuerza política con 13 bancas. Le siguen el Partido del Futuro, de Yair Lapid, con unos 12 escaños, la agrupación de centroderecha Kulanu, con 10 mandatos, y el partido de los colonos La Casa Judía Naftali Bennet, con nueve bancas. Los ultrarreligiosos Shas y Judaísmo Unido de la Torá llegarían a unos siete asientos, y el centroizquierdista Meretz, a cinco, al igual que el partido de ultraderecha Israel Beitenu de Avigdor Lieberman.

La jornada, que cerró a las 22, hora local, transcurrió sin incidentes. Sin embargo, el presidente de la Comisión Central Electoral, el juez Salim Yubran, prohibió a la emisora ultraortodoxa judía Kol difundir propaganda electoral después de una denuncia del partido sefaradí Shas que la acusó de hacer campaña. Por su parte, Netanyahu se colocó al borde de la ley cuando, en plena veda electoral, difundió por Internet una rueda de prensa en la que, de pie delante de dos anuncios de campaña, aseguró que tras los comicios no habría lugar para un gobierno de unidad nacional en Israel, y que la izquierda trata de derribarlo con financiación extranjera. Los posters rezaban las consignas centrales que enarboló Netanyahu durante su campaña: “Somos nosotros o ellos. Sólo el Likud. Sólo Netanyahu”.

Por otro lado, en la ciudad árabe de Umm al-Fahm, al sureste de Haifa, el presidente de un colegio electoral fue detenido unas horas por la policía israelí bajo la sospecha de fraude electoral, al haber supuestamente introducido sobres de forma ilegal, según la denuncia presentada por uno de los observadores. Además, la radio pública israelí informó que la apertura de cuatro centros de votación en la población de mayoría ultraortodoxa de Beit Shemesh, al oeste de Jerusalén, se retrasó debido a la presencia de un objeto sospechoso. La participación electoral al cierre de las parlamentarias israelíes alcanzó el 71,8 por ciento del electorado (cuatro puntos por encima del 67,8 por ciento de 2013), según datos oficiales.

La elección parlamentaria anticipada se hizo necesaria luego de que la coalición de centroderecha de Netanyahu se quebrara a finales del año pasado, tras menos de dos años en el cargo. En todo el país se abrieron más de 10.000 locales electorales. Alrededor de 5,9 millones de israelíes se acercaron a las urnas para determinar la composición de la Knesset. El nuevo Parlamento israelí prestará juramento el próximo 31 de marzo.

Netanyahu afirmó que si los resultados son los que él espera, llamará de inmediato al líder del partido ultranacionalista Hogar Judío, Naftali Bennet, para ofrecerle formar un gobierno de unidad. Minutos después de votar en su colegio electoral de Jerusalén, el premier afirmó que la expresión “gobierno de unidad” significa la unión de las fuerzas nacionales y en ningún caso un Ejecutivo con el Partido Laborista. Por su parte, el líder de la coalición Campo Sionista, Isaac Herzog, afirmó que en las elecciones que se celebraron ayer en Israel los ciudadanos decidieron entre la esperanza y la desesperación. “Las opciones residen entre votar por el cambio y la esperanza o hacerlo por la desesperanza y el descontento”, declaró Herzog tras depositar su voto en un colegio electoral de Tel Aviv.

Tras la difusión de las primeras proyecciones, el presidente israelí, Reuven Rivlin, se pronunció a favor de una gran coalición entre el Likud y Campo Sionista. “Estoy convencido de que solamente un gobierno de unidad puede evitar una rápida caída de la democracia israelí y la celebración de nuevas elecciones anticipadas”, dijo Rivlin a los medios israelíes. El mandatario indicó antes de los comicios que privilegiaría una coalición de este tipo, pero dicha alianza fue inmediatamente rechazada por Herzog y Netanyahu. Su antecesor, el ex presidente Shimon Peres, afirmó que las elecciones deben mostrar la imagen de Israel ante el mundo. Tras depositar su voto en un colegio electoral de Jerusalén, el veterano dirigente israelí, de 91 años, manifestó que el país debe demostrar al mundo la vigencia de la democracia. “Llamo a todos los ciudadanos de Israel –judíos, árabes, cristianos, rusos y circasianos, jóvenes y viejos– que acudan a votar. Hoy es la fiesta de la democracia y una importante oportunidad para ejercer influencia”, manifestó.

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