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El mundo|Jueves, 19 de marzo de 2015
El ex canciller uruguayo Luis Almagro recibió el apoyo casi unánime del continente americano

Almagro estará al frente de la OEA

“No vengo a administrar ninguna crisis, sino a facilitar y continuar una renovación”, dijo el dirigente uruguayo tras ser electo secretario general del organismo. Impulsará una agenda de diálogo con Cuba para lograr su regreso al bloque.

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El ex canciller uruguayo Luis Almagro sustituirá en mayo al chileno José Miguel Insulza.

El ex canciller uruguayo Luis Almagro recibió ayer el apoyo casi unánime del continente americano para convertirse en el nuevo secretario general de la Organización de los Estados Americanos (OEA), una organización necesitada de cambios a la que prometió dotar de más realismo. Almagro, de 51 años, sustituirá el próximo 26 de mayo al chileno José Miguel Insulza al frente de la OEA, único organismo regional que reúne a todos los países del continente, a excepción de Cuba. Precisamente, el dirigente uruguayo aseguró que cuando asuma su cargo se esforzará por impulsar una nueva agenda de diálogo del organismo con la isla para lograr su regreso a la institución, y otra con Venezuela para, según señaló, curar algunas heridas. El ex canciller charrúa apostó además por abrir una agenda de trabajo más profunda con Estados Unidos, de forma similar al plan de cooperación abierto este año entre China y la Comunidad de Estados de América Latina y el Caribe (Celac).

Almagro se presentaba como único candidato a las elecciones, celebradas mediante votación secreta en una Asamblea General extraordinaria de la OEA, y recibió los apoyos de 33 de los 34 Estados miembros de la organización, además de una abstención. “No vengo a administrar ninguna crisis, sino a facilitar y continuar una renovación”, dijo el electo secretario, que se comprometió a impulsar un diálogo político con resultados tangibles durante su tiempo al frente de la OEA mandato que se extenderá hasta mayo de 2020. Almagro renunció a buscar la reelección para un segundo mandato en la OEA porque considera saludable que el organismo se renueve cada cinco años. También reconoció que la OEA que heredará de Insulza –quien lleva casi diez años al frente del organismo– dejó de ser un espacio único de diálogo entre los países del continente, dado el creciente protagonismo de foros como la Celac o la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur). No obstante, se comprometió a mantener una coordinación cercana con esos otros organismos regionales, en ocasiones más rápidos a la hora de reaccionar ante crisis puntuales, y enfocar el maltrecho presupuesto de la OEA en las áreas que considera prioritarias: la democracia, los derechos humanos, el desarrollo y la seguridad.

Aun así, Almagro quiere que la OEA sea la referencia política inmediata en el continente, para resolver problemas y no para radicalizar conflictos, según dijo en una conferencia de prensa. Además, confirmó su intención de lograr que Cuba, suspendida de la organización continental en 1962 y que hasta ahora se ha negado a reintegrarse en ella, cambie de opinión y se sume a la institución. “Creo que la OEA tiene la obligación de seguir lo que ha sido el acercamiento entre Estados Unidos y Cuba, tiene la obligación de generar una agenda positiva y de diálogo con Cuba, con negociaciones que vayan acercando a las partes y que vayan resolviendo los principales problemas pendientes que puedan haber entre Cuba y la OEA”, indicó.

A su vez, aseguró que ese diálogo tendrá un punto de partida importante en la próxima Cumbre de las Américas, que se celebrará en abril en Panamá y que contará con la presencia de Cuba. Insulza expresó ayer su respaldo a ese objetivo, al confiar en que en los próximos años se pueda restablecer la unidad completa del sistema interamericano, con el regreso de La Habana a la OEA. Según el dirigente chileno, la tarea que Almagro tiene por delante como próximo secretario general de la OEA no es fácil, porque es de todos los países y debe conjugar distintas visiones al tiempo que mantiene el respeto a los principios de la democracia. No obstante, el actual titular de la OEA consideró que Almagro es probablemente la mejor persona que podía haber sido elegida para poner en práctica esos principios.

En la sesión donde Almagro fue ungido resultó también electo como nuevo secretario general adjunto de la OEA el actual embajador de Belice ante la organización, Néstor Méndez, que recibió 24 votos frente a los 10 apoyos que obtuvo su rival, Bayney Karran, de Guyana. En opinión de la directora de la organización civil Fundación para el Debido Proceso (DPLF, por su sigla en inglés), la peruana Katya Salazar, el hecho de que Almagro fuera el único candidato para secretario general claramente muestra la debilidad de la OEA hoy en día. “Sin embargo, es interesante que la nacionalidad de ese único candidato sea la uruguaya, porque Uruguay, en los últimos años, de tanta confrontación ideológica, ha sido el país prudente, tolerante, que trató de mantener las aguas calmadas”, señaló Salazar.

Según la funcionaria peruana, las organizaciones defensoras de derechos humanos en el continente estarán atentas a la acción de Almagro, que “no ha sido muy vocal, muy expresivo” sobre el rol que debe tener la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). Al respecto, Almagro dijo ayer que la comisión debe tener una cultura de diálogo con todos los países, incluidos aquellos más críticos con su gestión, como Ecuador o Venezuela.

A la sesión de ayer en la OEA asistieron 19 cancilleres del continente, entre ellos los de México, Brasil, Colombia, Uruguay, Perú, Ecuador, Paraguay, Argentina, Guatemala, Honduras, Panamá, Venezuela, Costa Rica y República Dominicana; además del subsecretario de Estado norteamericano, Anthony Blinken.

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