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El mundo|Jueves, 28 de mayo de 2015
La presidenta brasileña dio un discurso en el Congreso para cerrar su visita

Dilma habló de corrupción en México

Las dos mayores economías de América latina no pueden convivir ni con la corrupción ni con la impunidad, dijo. Destacó además los desafíos que enfrentan ambos países: la desigualdad, la educación, la salud y la seguridad.

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“Nuestras economías, más que competidoras, son complementarias”, dijo Rousseff.

La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, señaló que dos de las grandes democracias y las dos mayores economías de América latina, Brasil y México, no pueden convivir ni con la corrupción ni con la impunidad, en una sesión solemne en el Congreso mexicano, al término de su visita oficial a la nación azteca. La mandataria realizó esas declaraciones en el marco del escándalo de corrupción que salpicó a la empresa estatal Petrobras en su país, causa en la que ya fueron detenidos varios ex directores de la empresa y empresarios. En México, su par Enrique Peña Nieto también enfrenta una serie de reclamos, por hechos de corrupción y manifestaciones nacionales e internacionales que exigen justicia en el caso de los 43 estudiantes desaparecidos hace ocho meses en la Escuela Normal Rural Isidro Burgos de Ayotzinapa. Durante su visita al Senado mexicano, la jefa de Estado brasileña destacó además los desafíos que enfrentan ambos países: el combate a la desigualdad, la ampliación y la mejora de la educación, salud y seguridad.

Miguel Barbosa, presidente del Senado mexicano, dijo que la corrupción es un flagelo que daña severamente a la sociedad, debilita a las instituciones y afecta a la economía, y llamó a las dos naciones a sumar esfuerzos para erradicar la corrupción. En la sesión parlamentaria, Rousseff realizó un recuento de los acuerdos alcanzados con el presidente de México, Enrique Peña Nieto, con quien mantuvo anteayer una reunión privada, y las perspectivas de sus relaciones bilaterales. “Nuestra cooperación se vuelve aún más necesaria frente a la coyuntura internacional adversa que vivimos debido a la crisis financiera duradera que empezó en los países desarrollados entre 2008 y 2009”, dijo la mandataria.

Al hablar de la desaceleración económica que afectó de manera intensa a las naciones emergentes del continente americano y del mundo, Rousseff expresó que la cooperación comercial en el área de inversiones, en la cultura, en la ciencia, en la educación, se vuelve apremiante. “Nuestras economías probaron que más que competidoras son complementarias y el acercamiento de las relaciones de México y de Brasil es positivo para los dos países, pero también para toda la región, especialmente en este contexto actual de desaceleración económica mundial”, destacó la presidenta.

Asimismo, remarcó también cuáles fueron las medidas concretas alcanzadas para intensificar aún más las relaciones bilaterales, un acuerdo de cooperación y la facilitación de inversiones. “Estamos conscientes de que tenemos que enfrentar el reto de diversificar nuestro comercio para abarcar más bienes y servicios. Es por ello que surge también la importancia de ampliar el Acuerdo de Complementación Económica número 53 al introducir nuevos productos y reducir aranceles y ampliar el comercio”, celebró. Esos acuerdos, agregó, son parte de una negociación más amplia estratégica “capaz de dotar nuestras economías de más ingresos y más empleo, más bienestar y más capacidad de innovación y competitividad”.

Tras su discurso en el Senado, Rousseff partió de regreso a su país cerrando así una visita de Estado de dos días en la que sostuvo reuniones con su homólogo mexicano, Enrique Peña Nieto. La mandataria hizo su primer viaje oficial a tierras aztecas desde que asumió la presidencia, en 2011, en momentos en que ambos gobiernos son afectados por escándalos de corrupción y sus países enfrentan turbulencias económicas. Rousseff lidió con protestas ciudadanas ante las graves acusaciones de corrupción del Partido de los Trabajadores (PT) ligadas a un fraude en la petrolera estatal Petrobras y a una economía prácticamente estancada, cuyo PBI se espera se contraiga 1,2 por ciento este año. En México, Peña Nieto vivió un escándalo por una mansión adquirida por su esposa a un importante contratista del gobierno. Además su gestión entró en una crisis por la desaparición y presumible masacre, en septiembre de 2014, de los 43 estudiantes de Ayotzinapa a manos de policías municipales y narcotraficantes.

Peña Nieto y Rousseff aseguraron que es el momento de estrechar relaciones económicas y firmaron acuerdos dirigidos a doblar en la próxima década su comercio bilateral, que el año pasado se ubicó por encima de los 9000 millones de dólares.

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