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El mundo|Lunes, 13 de julio de 2015
Las humillantes condiciones que Alemania y sus socios buscan imponerle al país helénico

Un Tratado de Versalles para Grecia

El Eurogrupo amenaza con expulsar a los griegos si no impulsan más reformas impositivas, flexibilizan el mercado laboral, liberalizan el comercio y ponen activos a disposición de sus acreedores.

Por Fernando Krakowiak
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Ministro alemán, Wolfgang Schäuble, ideólogo del plan.

El sábado por la tarde, mientras los ministros de Finanzas del Eurogrupo estaban reunidos en Bruselas, el diario alemán Frankfurter Allgemeine Zeitung difundió en su edición digital un supuesto documento interno del gobierno de Angela Merkel que causó conmoción. El texto decía que el ajuste votado por el Parlamento griego un día antes era insuficiente como para acordar un nuevo programa de rescate. A raíz de ello, se le proponían dos opciones a las autoridades griegas: a) mejorar “rápida y significativamente” su propuesta con apoyo del Parlamento, incluyendo el compromiso de transferir activos hasta 50.000 millones de euros a un fondo en Luxemburgo para luego ser privatizados y así pagar parte de la deuda; o b) salir de la Eurozona al menos durante cinco años y recién en ese escenario explorar la posibilidad de avanzar con una reestructuración de los pasivos. Con algunos matices, esas propuestas se reiteraron ayer en el borrador que elaboraron los ministros del Eurogrupo y al cierre de esta edición los presidentes de la zona euro buscaban imponérselo al primer ministro Alexis Tsipras a modo de rendición incondicional. Las similitudes entre el paper alemán, pensado para una colonia más que para un país soberano, y el borrador elaborado por el plenario de los ministros dejó en claro, tal vez como nunca antes, que en la actualidad la Eurozona aparece reducida a lo que deciden Merkel y su ministro de Finanzas, Wolfgang Schäuble.

El viernes, cuando los mercados subían luego de que Grecia aprobara un nuevo plan de ajuste, Yanis Varoufakis, titular de la cartera de Finanzas griega hasta hace apenas una semana, anticipó en The Guardian la movida alemana. “Basándome en meses de negociación, mi convicción es que el ministro de Finanzas alemán quiere que Grecia sea empujada fuera de la moneda única para infligir el temor a Dios en los franceses y que acepten su modelo de una zona euro disciplinada”, sostuvo. “Schäuble está convencido de que tal como están las cosas, él necesita un Grexit (la salida de Grecia del euro) para limpiar el aire, de una manera u otra”, agregó en el mismo artículo, titulado “Alemania no escatimará en el dolor griego. Tiene interés en rompernos”. Anoche, este economista que supo ponerle los nervios de punta a sus colegas del Eurogrupo reiteró en su blog el mismo argumento y fue un poco más allá: “Esto no es una teoría. ¿Cómo sé que el Grexit es una parte importante del plan del Dr Schäuble para Europa? ¡Porque él me lo dijo!”, aseguró el economista en un anticipo de un artículo que publicará esta semana en el semanario alemán Die Zeit.

El borrador de cuatro páginas que ayer consensuaron los ministros del Eurogrupo lleva la marca registrada de Schäuble e incorpora condiciones humillantes para Grecia, casi como si hubiera perdido una guerra, en lo que constituyó una clara respuesta al desafío que supuso el referéndum convocado por Syriza, donde el 61 por ciento de los griegos se manifestaron en contra del ajuste.

El gobierno de Tsipras había solicitado que el Fondo Monetario Internacional (FMI) no participe de la negociación. Sin embargo, lo primero que se aclara en el documento es que el FMI seguirá teniendo un papel central. Incluso se remarca la intención manifestada por Grecia para que el organismo multilateral sea parte de la financiación y monitoreo de un eventual programa, solo para mostrar como el ministro griego de Finanzas, Euclides Tsakalotos, tuvo que agachar la cabeza y conceder.

El paper especifica luego que “dada la necesidad de reconstruir la confianza con Grecia” es necesario que el país helénico apruebe antes del 15 de julio una serie de medidas entre las que se incluyen nuevas reformas en el IVA, ampliación de la base impositiva, cambios en el sistema jubilatorio para hacerlo autosustentable, introducción de mecanismos que contemplen la posibilidad de aplicar recortes automáticos del gasto apenas se detecten desviaciones con respecto a los objetivos de superávit, modificaciones en el código civil de procedimientos para agilizar la Justicia, garantías para el funcionamiento independiente de la oficina griega de estadísticas ELSTAT, liberalización de mercados, implementación de una nueva reforma laboral y profundización del programa de privatizaciones.

En el caso de las privatizaciones, el paper consensuado por los ministros contempla transferir activos griegos valuados hasta 50.000 millones de euros a un fondo externo e independiente ya existente, como la Institución para el Crecimiento en Luxemburgo. En el texto se aclara que la intención es privatizar esos activos para ayudar a reducir la deuda griega. “Dicho fondo sería administrado por las autoridades griegas, bajo la supervisión de las instituciones europeas pertinentes”, aclara el documento. Página/12 publicó el pasado 3 de julio un detalle del plan de privatizaciones griego donde destacó que el Fondo de Desarrollo de los Activos de la República Helénica (Hradf, según sus siglas en inglés), creado en 2011 para recaudar 50 mil millones de euros con la venta de activos públicos en cuatro años, había conseguido apenas un 10 por ciento de lo previsto. Debido a esa situación es que el Eurogrupo ahora busca transferir los activos a una institución externa con la intención de acelerar el proceso de privatizaciones.

En el documento también se señala que “hay serias preocupaciones sobre la sustentabilidad de la deuda griega” y asombrosamente se atribuye esa situación a “la flexibilización de las políticas durante los últimos doce meses”. En el texto se remarca también que los Estados miembros de la zona euro tomaron en los últimos años una serie de medidas para aliviar la deuda griega, aunque afirman estar dispuestos “a considerar posibles medidas adicionales para suavizar los servicios de la deuda de Grecia aún más”. No obstante, en el documento se deja claro que “los recortes nominales sobre la deuda no pueden ser llevados adelante”. Por si todo lo reseñado no bastara, el documento aclara al final que si no se pudiera llegar a un acuerdo “Grecia tendría que negociar rápidamente una salida de la zona euro por un tiempo, con la posibilidad de reestructurar su deuda”, tal como lo pensó Schäuble.

Anoche los europeos, con Alemania a la cabeza, buscaban que Tsipras cediese en todo para evitar la consumación del Grexit. El primer ministro griego flexibilizó notablemente su posición porque quiere evitar el trauma que supondría para su país la salida del euro. Sin embargo, exigencias como la transferencia de activos al exterior para su posterior privatización resultan tan humillantes que se resistía a acatarlas, pese a la insistencia de los alemanes. El gobierno de Merkel parece dispuesto a recrear ciertas condiciones que hacen recordar al Tratado de Versalles que le impusieron a Alemania luego de perder la Primera Guerra Mundial. Las consecuencias que trajo aquel tratado de 1919 deberían ser un incentivo suficiente para aflojar un poco la soga del cuello, pero por ahora lo único que hacen es seguir apretando.

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