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El mundo|Viernes, 17 de julio de 2015
LA CRISIS GRIEGA PARTIO A LA TROIKA DE ACREEDORES; WASHINGTON BUSCA UNA REESTRUCTURACION

EE.UU. y el FMI buscan ablandar a Merkel

A horas del voto para aprobar el rescate en Alemania, el viaje del ministro de Economía estadounidense, Jack Lew, a ese país es señal de que la crisis ha causado una profunda fractura en la relación entre EE.UU. y la Unión Europea.

Por Marcelo Justo
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Jack Lew, titular de la cartera económica en el gobierno de Obama, viajó a Alemania.

Desde Londres

La crisis griega no deja títere con cabeza. Las diferencias entre el FMI y Alemania sobre la reestructuración de la deuda griega han partido a la troika, que se debate entre una Comisión Europea dominada por Angela Merkel y un Banco Central Europeo (BCE) que dejó en el camino toda pretensión de independencia política. El viaje del ministro de Economía estadounidense, Jack Lew, ayer a Alemania es señal de que la crisis ha causado una profunda fractura en la relación entre Estados Unidos y la Unión Europea. Un voto negativo del Parlamento alemán este viernes a la negociación de un rescate a Grecia podría destruir todo en segundos.

En las últimas dos semanas, el FMI disparó con artillería pesada para que Alemania acepte la necesidad de reestructurar la deuda griega. El jueves 2 de junio, tres días antes del referendo, señaló que la reestructuración era imprescindible, un argumento que le vino como anillo al dedo a Alexis Tsipras en su campaña por el “No” a la austeridad. Este miércoles, antes de que el Parlamento griego debatiera las leyes exigidas por el Eurogrupo, el Fondo apuntaló esa declaración con números irrebatibles.

En el cálculo del FMI la deuda griega, que es hoy un “insostenible” 177 por ciento del PBI, treparía a un 200 en 2018. “Se espera que Grecia tenga un superávit fiscal primario del 3,5 por ciento del PBI, algo que pocos países han logrado”, señala en su evaluación, “.... el alivio de la deuda tiene que ir mucho más allá de lo propuesto”. Con el apoyo del presidente Barack Obama y el ministro de Economía, Jack Lew, curiosos aliados de Syriza en este desmadre que es hoy la Eurozona, el FMI dejó en claro que sólo participará de la negociación y un eventual acuerdo con Grecia si hay una propuesta seria de reestructuración sobre la mesa.

Este mensaje será reforzado por el ministro de Economía estadounidense, que inició este jueves una gira de dos días en Europa que incluye visitas a Frankfurt (sede del Banco Central Europeo), Berlín (sede del Parlamento y el gobierno alemán) y París. En una conferencia de prensa poco antes de su llegada al Viejo Continente, el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, anunció un aumento en 900 millones de euros de la línea de emergencia para los bancos griegos, monto ínfimo, pero de fuerte simbolismo.

El congelamiento de esta línea crediticia fue clave a fines de junio para asfixiar financieramente a los bancos y forzar la capitulación de Tsipras. En el camino quedó la cacareada autonomía política del BCE. Según Financial Times, “el BCE enfrenta acusaciones de no cumplir con su mandato para salvaguardar la estabilidad financiera y actuar como prestamista de última instancia”. El 9 de julio una empresa financiera que opera en Grecia, Alcimos, inició una demanda contra el BCE ante la Corte europea por perjuicio económico.

El FMI ha quedado igualmente mal parado. Según le indicó a la BBC Philippa Malmgren, ex asesora económica de George Bush, “sus errores han sido monumentales y la pregunta es, si no pueden salvar a Grecia, ¿qué podrán hacer cuando vengan problemas más graves, como Francia?” Salvaguardar la credibilidad del FMI del reto que constituyen el Banco de Inversión de infraestructura de Asia y, en menor medida, el Banco de Desarrollo del Brics, es hoy fundamental para Estados Unidos. “China y otros países han exigido cambios en el FMI, no los obtuvieron y están buscando alternativas. No nos equivoquemos. Hoy quieren sustituir al FMI”, señala Malmgren.

Nadie da mucho a mediano plazo por la negociación del rescate griego en base a la propuesta del Eurogrupo. En el debate parlamentario en Atenas por las leyes exigidas por el Eurogrupo el primer ministro, Alexis Tsipras, y su ministro de Economía, Euclides Tsakalotos, reconocieron que no tenían “mucha confianza” en las medidas, pero que las impulsaban para evitar una catástrofe. Si no hay nueva oferta de reestructuración y el FMI cumple su amenaza de no participar en el rescate, la negociación entre el Eurogrupo y Grecia quedaría expuesta a cuestionamientos legales, ya que el texto acordado considera esencial la presencia del Fondo.

La propuesta podría naufragar este viernes si el Parlamento alemán no la aprueba. Según le indicó a Página/12 Heiner Flassbeck, ex viceministro de Economía alemán, hoy jefe de economistas de la Unctad, la mayoría parlamentaria de la coalición conservadora cristiana y social demócrata debería ser suficiente para apagar cualquier rebelión. “Tienen dos tercios del Parlamento. Con esto debería ser suficiente. Ahora esto no cambia la naturaleza de la propuesta, que es un desastre para Europa, Grecia y la misma Alemania porque es un programa restrictivo en medio de una depresión económica. Esto es exactamente lo opuesto que necesita Grecia. Más temprano que tarde será inviable, un nuevo fracaso”, indicó.

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