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El mundo|Martes, 18 de agosto de 2015
Más de 500 firmas de periodistas e intelectuales avalan la petición de justicia al gobierno mexicano

Exigen a Peña Nieto el fin de la impunidad

“Hoy el periodismo en todo el mundo vive bajo asedio: los reporteros mexicanos, en particular, viven en peligro mortal”, afirma la carta enviada al presidente. Desde 2000 decenas de periodistas fueron asesinados y 20 siguen desaparecidos.

Por Gerardo Albarrán de Alba
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Miembros de la Asociación de Reporteros Gráficos de la República Argentina (Argra) piden justicia por Rubén Espinosa.

Página/12 En México

Desde México, DF

México vive una censura a tiros. Ante este silencio de muerte (entre 88 y más de 100 periodistas asesinados desde 2000, según quien cuente), PEN International y el Comité para la Protección de Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés) reunieron la firma de más de 500 periodistas, escritores, intelectuales y artistas de todo el mundo para exigir al presidente Enrique Peña Nieto poner alto al asesinato de periodistas y de defensores de derechos humanos en este país, pero sobre todo poner fin a la impunidad que ha alentado la continuidad de estos crímenes.

“Hoy el periodismo en todo el mundo vive bajo asedio: los reporteros mexicanos, en particular, viven en peligro mortal. Las organizaciones criminales, los funcionarios de gobierno corruptos, y un sistema de impartición de justicia incapaz siquiera de determinar la responsabilidad de los asesinos son causa de la extrema vulnerabilidad de los reporteros”, dicen en el documento en el que urgen a Peña Nieto al “esclarecimiento inmediato y efectivo” de estos homicidios, así como “la investigación sin contemplaciones de los funcionarios estatales y municipales que, en cada caso, se puedan haber visto involucrados”.

Además reclaman “la revisión inmediata de los mecanismos para la protección de periodistas y el compromiso efectivo de su gobierno para garantizar la libertad de expresión en México”.

El Distrito Federal era uno de los últimos lugares seguros para ejercer el periodismo en este país. Tras el asesinato del fotógrafo Rubén Espinosa, junto con la activista Nadia Vera y otras tres mujeres, el pasado 31 de julio, no parece haber santuario alguno para los reporteros perseguidos aquí.

La carta fue entregada en la residencia oficial de Los Pinos ayer por la mañana, justo antes de ser presentada en una conferencia de prensa. Más de 500 firmas avalan la petición de justicia a Peña Nieto, entre ellas las de Jon Lee Anderson, Paul Auster, Carl Bernstein, Lolita Bosch, Martín Caparrós, Juan Cruz, Noam Chomsky, Joaquín Estefanía, Gustavo Gorriti, Leila Guerriero, Alma Guillermoprieto, Ariana Huffington, Sergio Ramírez, Alberto Salcedo Ramos, Daniel Santoro, la reportera mexicana Alejandra Xanic von Bertrab (ganadora del premio Pulitzer por un reportaje en The New York Times) y Juan Villoro, así como por el presidente de Pen International, John Ralston Saul, y el director ejecutivo del CPJ Joel Simón. La carta va acompañada de las firmas de personalidades mexicanas visibles más allá del ámbito periodístico e intelectual, como los directores de cine Alfonso Cuarón y Guillermo del Toro, ambos ganadores de premios Oscar.

La Presidencia de la República tiene un plazo de 30 días para dar respuesta por escrito a la petición presentada ayer, en la cual le recuerdan a Peña Nieto que desde 2000 “decenas de reporteros han sido víctimas de homicidio”, además de “otros 20 que continúan desaparecidos”. La abrumadora mayoría de estos crímenes permanecen en la impunidad, dicen los firmantes, que subrayan la evidencia señalada por la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) “que involucra a funcionarios públicos en varios de los ataques contra periodistas y medios de comunicación”, lo que ha llamado la atención de organizaciones internacionales encargadas de vigilar la libertad de expresión en el mundo, y de grupos como el CPJ y PEN, que abogan por los derechos de la prensa. “Todos ellos han hecho campañas para acabar con lo que se ha llamado censura a tiros.”

México es uno de los lugares más peligrosos del mundo para ejercer el periodismo, y Veracruz es hoy el lugar más peligroso para los periodistas dentro de México, comparable a Irak, Somalia y Siria. Reporteros Sin Fronteras (RSF) ubica a México en el lugar 148 de entre 180 países en su Clasificación Mundial de Libertad de Prensa.

El New York Times no se anda con eufemismos. “En México están asesinando a la libertad de prensa”, acusó el diario en su editorial del sábado 15. En los últimos cinco años, según la cuenta de ese periódico, 41 periodistas mexicanos han sido asesinados y por lo menos otros 20 están desaparecidos.

El caso de Rubén Espinosa no es aislado, él es fue el periodista número 13 en ser víctima de sicarios en apenas tres años del gobierno local del priísta Javier Duarte, quien incluso llegó a amenazar públicamente a la prensa veracruzana. “Pórtense bien, por favor, se los pido. Vienen tiempos difíciles. Vamos a sacudir el árbol y se van a caer muchas manzanas podridas”, les advirtió el 30 de junio en una reunión con periodistas del norte del estado. Apenas dos semanas después del asesinato de Espinosa, otro periodista fue acribillado en Orizaba, una ciudad del centro del estado, con la que se eleva a 14 el número de homicidios de periodistas en la administración Duarte. Un comando de cinco hombres armados disparó directamente contra el ex corresponsal de Televisa Juan Heriberto Santos Cabrera, y contra José Márquez Balderas, el Chichi, jefe local del cartel de Los Zeta, quienes se encontraban juntos en un bar con otros cuatro gatilleros que también fueron asesinados.

Para el NYT, “los periodistas mexicanos son blanco de organizaciones criminales poderosas y en algunos casos de funcionarios gubernamentales que no quieren que sus fechorías sean expuestas. La mayoría de los casos permanecen sin resolver, dejando a los periodistas en muchas partes del país, con una terrible elección: se autocensuran o consiguen ser silenciados por una bala”, en un contexto de absoluta impunidad propiciado por un “sistema de justicia penal del país es notoriamente débil, susceptible a la intromisión política y la corrupción”.

El influyente diario estadounidense no dejó espacio para las medias tintas: Peña Nieto debe poner alto a los crímenes contra la prensa “con un acción contundente”. El presidente de México “debe repudiar la advertencia de Duarte, aunque ambos pertenezcan al mismo partido”. Y más allá de investigar y perseguir los delitos del pasado, Peña Nieto y los funcionarios locales “deben tomar medidas concretas para proteger a los periodistas que arriesgan sus vidas haciendo su trabajo”.

Esto ya rebasa cualquier límite, dice el escritor estadounidense Francisco Goldman, colaborador de la revista The New Yorker y uno de los firmantes de la carta a Peña Nieto. Por alarmantes que parezcan, las cifras en realidad son peores: no incluyen decenas de casos de periodistas desaparecidos –algunos, incluso desde hace años– sobre los que no hay denuncia, pues los familiares aún tienen la esperanza de volver a verlos con vida.

Tampoco existe un registro puntual de periodistas desplazados de sus comunidades origen o lugares de trabajo para huir de amenazas o el riesgo inminente de muerte, como ocurrió con Rubén Espinosa, aunque la carta distribuida por Pen International y el CPJ dice que son 37 los periodistas veracruzanos que han abandonado ese estado para buscar mayor seguridad en la capital del país. Hasta el asesinato de Espinosa, la Ciudad de México era el santuario más socorrido, pero para muchos reporteros, fotógrafos y editores cambiar de ciudad y hasta de estado no era opción, y debieron buscar asilo en otros países, como Estados Unidos, España y Alemania, por citar apenas unos cuantos.

Para quienes se refugian dentro o fuera del país, la posibilidad de perder la vida es tan grande que prefieren arriesgar la sobrevivencia diaria de ellos y de sus familias. Entre los mejores periodistas mexicanos exiliados los hay vendiendo hot-dogs en las calles de Estados Unidos, o cortando el césped de casas, como cualquier migrante indocumentado, cuenta la reportera Marcela Turati, quien ha dado seguimiento a algunos casos.

“Esta no es la carta de siempre”, subraya Goldman, “no es una postura ideológica. La están firmando artistas, intelectuales y periodistas hasta de derecha, como los corresponsales del Wall Street Journal, que suelen aplaudir las reformas económicas de Peña Nieto”.

El mensaje es más que claro: Peña Nieto está bajo una fuerte presión internacional por los crímenes contra la prensa en México, “y ya no tiene margen de maniobra para más respuestas cosméticas”.

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