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El mundo|Martes, 25 de agosto de 2015
La ONU condenó la destrucción del Templo de Baalshamin en Siria

“Una pérdida para la humanidad”

La voladura del milenario templo por parte del Estado Islámico generó temores por el resto de los tesoros de Palmira. Es una destrucción sistemática de los símbolos que encarnan la diversidad cultural del país.

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El templo de Baalshamin es el segundo más importante de la ciudad de Palmira.

Naciones Unidas condenó la destrucción de un milenario templo de la antigua ciudad siria de Palmira por parte de jihadistas del grupo Estado Islámico (EI) y calificó el hecho como crimen de guerra y pérdida inmensa para toda la humanidad. La noticia de la destrucción del templo de Baal- shamin, el segundo más importante de Palmira, generó temores por el resto de los tesoros de la zona de la ciudad del siglo I d. C., considerada Patrimonio de la Humanidad por la Organización de la ONU para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), y en manos del EI desde mayo. La voladura del templo, además, se conoce días después de que el EI decapitara en Palmira al ex responsable de las antigüedades de la ciudad, el famoso arqueólogo Jaled al Asaad, de 82 años, asesinato que desató condenas internacionales.

Irina Bokova, directora general de la Unesco, señaló en un comunicado difundido desde la sede del organismo, en París, que el atentado contra el templo representa un nuevo crimen de guerra y una pérdida inmensa para el pueblo sirio y para la humanidad. “La destrucción sistemática de símbolos que encarnan la diversidad cultural de Siria revela la verdadera intención de tales ataques, que privan a la población siria de su saber, su identidad y su historia”, señaló Bokova. Palmira es considerada por la (Unesco) una reliquia única del siglo I d. C. y una pieza maestra de la arquitectura y del urbanismo romano, por las columnas de su famosa calle principal y el templo de Baal.

El director general de Antigüedades y Museos sirio, Maamun Abdelkarim, confirmó ayer la información sobre la destrucción del templo de Palmira, que había sido dada primero por la ONG Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, que documenta la guerra en Siria. Abdelkarim dijo que el EI puso una gran cantidad de explosivos en torno al templo de Baalshamin y luego lo dinamitó. El funcionario dijo que la destrucción ocurrió anteayer. El Observatorio Sirio, sin embargo, afirmó que fue hace un mes, y aunque no quedó claro el porqué de la discrepancia, la información sobre la caótica guerra en Siria suele ser confusa. El EI tomó Palmira, ubicada en el centro de Siria, el 21 de mayo, y desencadenó temores inmediatos respecto de su herencia cultural de valor incalculable.

El grupo extremista, que impuso una violenta interpretación de la ley islámica en su autoproclamado califato en Siria e Irak, afirma que las antigüedades promueven la idolatría. Conocida como la “Perla del Desierto”, Palmira es una ciudad y oasis ubicada 200 kilómetros al noreste de Damasco, y en la Antigüedad era uno de los puntos donde se detenían las caravanas que hacían la Ruta de la Seda o que iban del Golfo Pérsico al mar Mediterráneo. El templo de Baalshamin fue construido en el siglo I, así que es más o menos contemporáneo del principal santuario de la ciudad, el templo de Baal, el dios semítico adorado en la región antes de la llegada del cristianismo, en el siglo II.

El EI, según Bokova, “mata a personas y destruye enclaves, pero no podrá amordazar la historia ni conseguirá borrar esa gran cultura de la memoria mundial”. “Pese a los obstáculos del fanatismo, prevalecerá la creatividad humana. Los edificios y enclaves serán rehabilitados y algunos de ellos reconstruidos”, concluyó la titular de la Unesco, quien llamó a la comunidad internacional para que muestre unidad ante la continuación de esa limpieza cultural.

La zona antigua de Palmira es uno de los seis sitios sirios inscriptos en la lista del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco, junto a los cascos viejos de Alepo, Damasco y Bosra; el Crac de los Caballeros y las aldeas antiguas del norte del país. Desde febrero último, los radicales del EI destruyeron en las zonas que dominan en Irak varios sitios arqueológicos, como las ruinas asirias de Nimrud, del siglo XIII a. C., y de Hatra, también en este caso Patrimonio de la Humanidad declarado por la Unesco. El jueves, el grupo islamista atacó el monasterio Mar Elian, en la ciudad siria de Al Quariatain, en la provincia central de Homs, y trasladó a más de un centenar de prisioneros –la mayoría de ellos cristianos– a la localidad de Raqqa, su principal bastión en el país árabe.

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