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El mundo|Miércoles, 26 de agosto de 2015
La presidenta brasileña dijo que espera que su gobierno pueda minimizar el impacto externo

Dilma, preocupada por el efecto China

Rousseff dijo estar atenta a la retracción del mercado internacional y, al mismo tiempo, criticó el pesimismo que los mercados tienen respecto del futuro de Brasil. “Hay que enfrentar las dificultades para superarlas.”

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“Vamos a tener un efecto China muy acelerado”, declaró Rousseff en entrevista con O Globo.

La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, admitió que la crisis que transita la economía de su país se mantendrá en 2016 y lo atribuyó a las turbulencias internacionales, de las cuales, dijo, se desconoce cómo podrán evolucionar. “Vamos a tener un efecto China muy acelerado, todo el mundo piensa que se trata solo de commodities y no es solo eso”, declaró Rousseff en una entrevista publicada en el diario O Globo, de línea opositora. La mandataria brasileña se expresó en esos términos en paralelo con la difusión de la tasa de desempleo, que subió al 8,3 por ciento en el segundo trimestre del año. “Espero una situación mejor para el año próximo, pero no hay cómo garantizar que será maravillosa, porque no será así”, reconoció la jefa de Estado, que afirmó además que Brasil va a seguir teniendo muchas dificultades.

Según Rousseff, aún no se sabe cuál será la repercusión de todo lo que está ocurriendo en la economía internacional y, en especial, de las turbulencias que afectan últimamente al gigante asiático, que se ha convertido en el principal destino de las exportaciones brasileñas. China es el socio comercial de Brasil más destacado, con 77.000 millones de dólares de comercio en 2014, donde predominan las exportaciones brasileñas de soja, hierro y petróleo. En otra entrevista con radios de San Pablo, la presidenta indicó que la economía, que este año cerrará con una contracción de al menos un 1,5 por ciento, de acuerdo con datos oficiales, requerirá mucho cuidado el próximo año. Sin embargo, se mostró esperanzada en que el plan de ajuste fiscal que adoptó su gobierno, que incluye un fuerte recorte del gasto público y un aumento de la recaudación tributaria, ayudará a minimizar el impacto externo en la economía nacional. “Las medidas comenzaron a ser implantadas y no tenemos cómo estar peor en el futuro”, aseguró la mandataria, e indicó que, pese a la expansión de la crisis en la economía brasileña, tampoco será la dificultad extrema que muchos pronostican.

Ayer se conoció que la tasa de desempleo en el país subió al 8,3 por ciento en el segundo trimestre del año, aumento del 23,5 por ciento respecto del mismo período de 2014 y del 5,3 por ciento frente a los tres primeros meses de 2015, informó el Instituto Brasileño de Geografía y Estadísticas (IBGE). Según analistas del mercado financiero, la economía brasileña sufrirá una contracción este año de casi un 2 por ciento y esa tendencia se mantendrá en 2016, para cuando se prevé que se contraiga otro 0,24 por ciento. En este sentido, Rousseff criticó el pesimismo que los mercados tienen respecto del futuro, aunque dijo comprender la insatisfacción que vive la sociedad, pues “las personas siempre quieren que todo sea resuelto inmediatamente”. No obstante, apuntó que “cuando uno tiene dificultades, las tiene que enfrentar y sólo el tiempo ayuda a superarlas”.

La situación económica y el impacto del caso de corrupción que salpica a Petrobras, escándalo en el que está implicado medio centenar de políticos, dañaron la imagen de Rousseff, que fue reelegida el año pasado, pero cuya tasa de aprobación se derrumbó hasta alcanzar mínimos históricos del 8 por ciento. Como consecuencia de ese clima, la oposición convocó a protestas como las que el pasado 16 de agosto volcaron en la calle a miles de personas que exigieron la renuncia o destitución de la mandataria.

El vicepresidente Michel Temer, líder del aliado Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) que abandonó en las últimas horas su función de armador político entre los partidos de la coalición –rol que le había sido asignado en abril por la presidenta para lograr armonizar la relación Congreso-Ejecutivo–, dijo ayer que permanece como articulador, pero con otro tipo de acción, debido a que, según él, ya concluyeron las votaciones claves en el Congreso en cuanto a medidas vinculadas al ajuste fiscal con el que el gobierno intenta recomponer la economía. Y explicó que, una vez logrado ese cometido, decidió cambiar el perfil de su actuación. “Pasamos esta primera fase de ajuste fiscal, el gobierno tuvo victorias necesarias y estamos ahora en una segunda fase de la coordinación política en la que me encuentro, que es exactamente una en la que vamos a seguir trabajando en la relación con el Congreso, en la relación con el Poder Judicial, en la relación con los Estados. En realidad vamos a continuar trabajando por el buen ordenamiento económico, social y político de nuestro país. Continúo en esta articulación, formateada de otra manera”, remarcó.

Temer se refirió en esos términos al ser consultado sobre especulaciones respecto de que su decisión de alejarse del proceso de articulación allanaría el camino para un proceso de destitución de Rousseff. “Eso es falso, absolutamente falso”, aseguró el político del centrista PMDB. Y ratificó que la presidenta intentó persuadirlo para que no dejara la mediación con el Congreso, en la reunión que mantuvieron el lunes, cuando él le comunicó su decisión. “Ella me hizo un pedido, naturalmente enalteció, gentilmente, mi colaboración en esta primera etapa, pero concordó plenamente en que estamos en una segunda etapa y, por lo tanto, debo ejercer en otro tipo de actividad, aún en la coordinación política”, insistió.

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