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El mundo|Martes, 15 de septiembre de 2015
México pidió a Egipto que investigue el ataque a un grupo de visitantes

No eran jihadistas, eran turistas

Las fuerzas de seguridad egipcias mataron por error a doce personas e hirieron a seis durante una ofensiva contra el Estado Islámico. Según testimonios, los turistas fueron atacados con bombas mientras almorzaban.

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El estado de los seis heridos era estable, tras el ataque al convoy en el que viajaban turistas.

Las fuerzas de seguridad egipcias mataron el domingo por error a 12 personas, incluidos dos turistas mexicanos, al atacar los vehículos en los que se trasladaban, durante una ofensiva contra jihadistas, lo que llevó al gobierno de Enrique Peña Nieto a exigir que se investigue lo sucedido. “Fueron muertos por un ataque aéreo con bombas lanzadas desde un avión y helicópteros”, indicó la ministra de Relaciones Exteriores mexicana, Claudia Ruiz Massieu. De acuerdo con los testimonios de los sobrevivientes, los turistas, llegados a Egipto el 11 de septiembre, fueron atacados cuando se detuvieron para almorzar camino al oasis Bahariya. El embajador de México en Egipto, Jorge Alvarez Fuentes, se entrevistó con seis mexicanos internados en el hospital que narraron por separado haber sufrido un ataque aéreo, confirmando las dos muertes. Ayer el estado de los seis heridos era estable.

El ataque ocurrió en un lugar todavía indeterminado cuando el grupo de turistas recorría la ruta entre El Cairo y el oasis de Bahariya, 350 kilómetros al suroeste de la capital. Las autoridades egipcias afirman que el convoy se encontraba en una zona prohibida para los turistas y que sus guías no advirtieron las indicaciones. “Las fuerzas conjuntas de la policía y del ejército, que perseguían a terroristas en Wahat, en el de- sierto occidental, abrieron fuego por error contra cuatro pick-up que transportaban turistas mexicanos, en una zona no autorizada para turistas”, indicó el Ministerio del Interior en un comunicado. Si bien no ofreció detalles sobre las víctimas, afirmó que el incidente provocó la muerte de doce personas, mexicanos y egipcios, e hirió a otros diez.

El desierto del oeste egipcio es uno de los bastiones de grupos jihadistas, que cometen a menudo numerosos atentados contra las fuerzas del orden en todo el país. La cancillería mexicana, al confirmar el incidente ocurrido en circunstancias todavía no aclaradas, señaló que se encuentra en proceso de identificar y confirmar los nombres de los fallecidos. Según medios de comunicación mexicanos, uno de los fallecidos sería Rafael José Bejarano Rángel, un músico de 40 años cuya madre resultó herida en el ataque. “México condena estos hechos en contra de nuestros ciudadanos y ha exigido al gobierno de Egipto una exhaustiva investigación de lo ocurrido”, escribió Peña Nieto, a modo de condena, en su cuenta de la red social Twitter.

Estados Unidos, por su parte, indicó que su embajador en El Cairo está en contacto con las autoridades egipcias respecto de informaciones sobre la posible presencia de un ciudadano de su país en el convoy. Según dijo un alto responsable del Ministerio de Turismo, que pidió el anonimato, los turistas y sus acompañantes abandonaron la ruta para adentrarse en el desierto, en una zona no autorizada. Durante la tarde, el grupo Estado Islámico en Egipto había afirmado en un comunicado que había resistido el domingo una operación del ejército en el desierto occidental y obligado a huir a miembros del grupo jihadista, sin dar más detalles.

Tanto las filiales egipcias del EI –el Estado Islámico en Egipto y Provincia del Sinaí– como el resto de grupos jihadistas reivindican a menudo ataques contra las fuerzas del orden, especialmente en la península desértica del Sinaí, donde tienen su principal feudo.

Tras derrocar al presidente islamista Mohamed Mursi en julio de 2013, su sucesor al frente del país, el presidente Abdel Fatah al Sisi, lanzó una sangrienta represión contra sus partidarios. Centenares de policías y soldados murieron ya en los atentados de los jihadistas, que comenzaron hace más de dos años, quienes aseguraban en un primer momento actuar en represalia a la implacable represión.

Desde julio de 2013, las fuerzas de seguridad mataron a más de 1400 manifestantes pro Mursi, entre ellos miembros de su cofradía de los Hermanos Musulmanes, y detuvieron a otros 15.000. Cientos de detenidos, entre ellos el propio Mursi, han sido condenados a muerte en procesos judiciales express, que Naciones Unidas calificó como juicios “sin precedentes en la Historia reciente” del mundo. Aunque agentes de la policía y el ejército suelen ser sus objetivos principales, algunos grupos vinculados al EI empezaron a atacar a ciudadanos occidentales con la intención, según el análisis de los expertos, de perjudicar los ingresos del Estado, al hacer huir a los turistas y a los inversores extranjeros del país de los faraones.

Al menos 10 millones de turistas visitaron el año pasado Egipto, frente a los casi 15 millones que lo hicieron en 2010. Los jihadistas perpetraron el 11 de julio un atentado con coche bomba contra el consulado de Italia en El Cairo, matando a su paso a un transeúnte. Y, en una zona del desierto occidental próxima a la capital egipcia, una filial del EI decapitó el 13 de agosto a un joven croata, que trabajaba para una compañía francesa, un año después de matar a un estadounidense en esta zona.

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