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El mundo|Lunes, 17 de noviembre de 2003
LA PISTA DE AL-QAIDA TRAS LOS ATAQUES DE ANTEAYER EN ESTAMBUL

Con la marca registrada de Osama

La red está detrás del doble atentado en Turquía y “amenaza con más”, según un mensaje difundido por un diario árabe.

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Los efectivos policiales turcos levantan los escombros de la sinagoga Neve Shalom que fue atacada.
Los ataques del sábado destruyeron las dos sinagogas durante la oración matinal del Sabbath.
Por Eric Silver *
Desde Jerusalén

Al-Qaida se atribuyó la autoría de los ataques del sábado en Turquía, según lo divulgó el diario saudita Al-Qods Al Arabi, con sede en Londres. Según el periódico, la red terrorista amenazó a George W. Bush y a sus socios en Irak, “en particular a Gran Bretaña, Italia, Australia y Japón”, con un ataque en Washington. El canciller israelí, Silvan Shalom, viajó ayer a Estambul para ofrecer las condolencias de su gobierno luego del doble atentado suicida que destruyó dos sinagogas durante las oraciones matinales del Sabbath. Allí murieron 23 personas y 300 resultaron heridas. Se supone que los atacantes murieron en sus vehículos, cada uno lleno con una tonelada de explosivos. A pesar de que un grupo extremista turco, el Frente Islámico del Gran Oriente, se adjudicó el atentado, los analistas turcos e israelíes detectaron la sofisticada mano de Al-Qaida.
“Los autos de la muerte no se limitarán a Bagdad, Riad, Estambul, Yerba, Nasiriya o Yakarta, sino que los verán con sus propios ojos en el centro de la capital de la tiranía”, dice un comunicado firmado por Al-Qaida que fue enviado a la redacción de ese diario. El texto difundido también exige a Estados Unidos que termine la guerra contra el Islam y que “desaloje todas las tierras musulmanas profanadas por los judíos”. Abdel-Bari Atwan, editor de Al-Qods, dijo que el mensaje fue enviado por correo electrónico y “señala que los ataques en Turquía se llevaron a cabo luego de descubrir que la Mossad (servicio de inteligencia) israelí estaba operando en las sinagogas”. Seis de los muertos este sábado y cerca de 80 heridos eran turcos judíos, una minoría en ese país. Entre ellos figuraban una anciana de 85 años y su nieta de ocho años, una mujer judía y su esposo musulmán. El resto eran musulmanes que en el momento de las explosiones pasaban cerca de los templos.
Ayer, Israel mandó a Estambul varios equipos integrados por expertos en seguridad y especialistas en trauma que hablan turco. El ministro Silvan Shalom dijo que “estos atentados contra personas que estaban rezando fueron ataques cobardes perpetrados por extremistas que no quieren ver a aquellos países que comparten valores como la democracia, la libertad y el imperio de la ley”. En Jerusalén, el premier Ariel Sharon declaró en una reunión de gabinete que “volvimos a ver que el terrorismo no conoce fronteras, no discrimina entre religiones o sangre”. Los funcionarios judíos que ayer regresaron a Neve Shalom, la principal sinagoga de Estambul, se mostraron doloridos y desafiantes. Cuando la bomba estalló el sábado, alrededor de 400 personas estaban allí reunidas para celebrar un bar mitzvah, la ceremonia que marca la mayoría de edad de los varones judíos.
La vicepresidenta de esta comunidad que ya tiene 500 años en Turquía, Lina Fiba, dijo que “vamos a curar nuestras heridas y a salir adelante. Queremos que la vida continúe como antes”. Un guardia de seguridad voluntario, que se identificó como Moshe, corrió al lugar de los hechos no bien explotó el Neve Shalom. “Fue como un ataque aéreo –declaró ayer–, un caos tremendo. La mayoría de las personas que estaban afuera, en la calle, estaban muertas. El aire se puso grueso por el polvo, que lentamente empezó a cubrir los cuerpos.” La bomba dejó en la calle un cráter de dos metros. Sólo las puertas a prueba de balas de la sinagoga pudieron evitar una tragedia mayor, agregó Moshe. Dos guardias de seguridad apostados afuera murieron en el acto. Los otros cuatro, que estaban dentro del edificio, están entre los heridos. Otros dos guardias murieron en la sinagoga suburbana Beth Israel, que en ese momento tenía a 80 creyentes. Mientras tanto, una empleada francesa de la ONU murió ayer en la ciudad afgana de Ghazni, cuando dos hombres que iban en moto abrieron fuego contra su auto. Bettina Goislard, de 29 años, es la primera empleada de la ONU que muere en Afganistán luego de la caída del régimen talibán, hace dos años.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Milagros Belgrano.

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