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El mundo|Sábado, 10 de octubre de 2015
PREMIAN A UN GRUPO DE ABOGADOS, GREMIALISTAS, EMPRESARIOS Y ACTIVISTAS POR LOS DD.HH.

Nobel de la Paz al diálogo en Túnez

El galardón al Cuarteto de Diálogo Nacional de Túnez significa un apoyo al proceso de democratización del país norafricano que, pese a algunos reveses, sigue siendo considerado un modelo para los que vivieron las primaveras árabes.

Wided Bouchamaoui (empresarios), Houcine Abbasi (sindicatos), Abdessattar Ben Mousa (derechos humanos) y Fadhel Mahfoudh (abogados).

El Comité Nobel galardonó con el Premio Nobel de la Paz 2015 al Cuarteto de Diálogo Nacional de Túnez por su contribución a la creación de una democracia en ese país tras la Revolución de los Jazmines, en 2011. Con el premio, el jurado pretende seguir apoyando el proceso de democratización del país norafricano que, pese a algunos reveses, sigue siendo considerado modelo para los que vivieron las primaveras árabes.

El cuarteto, integrado por el sindicato Unión General Tunecina del Trabajo (UGTT), la patronal de empresarios Utica, la Liga Tunecina de Derechos Humanos (LTD) y la cámara de abogados, se creó en el verano de 2013, cuando el proceso de democratización del país africano se encontraba en peligro de colapsar tras el asesinato de varios políticos del país que desató disturbios sociales. El amplio diálogo nacional impulsado por el Cuarteto frenó la escalada de violencia y ayudó a encontrar soluciones de consenso, desempeñando una función similar a la de los congresos de la paz a los que Alfred Nobel, creador de los premios, aludía en su testamento. Mientras el salafismo actuaba violentamente casi a voluntad en mezquitas, escuelas e instituciones, la corrupción y el abuso de poder, endémicos en tiempos de la dictadura de Ben Ali, volvían a asomar en las instituciones, purgadas y dirigidas en el nuevo Túnez por funcionarios inexpertos y partidistas. En ese ambiente, a principio de 2013 se reunieron representantes de los sindicatos, la patronal, los movimientos de derechos humanos y los abogados con una ambición común: la de salvar la única revolución de las primaveras árabes que había sobrevivido.

Compuesto únicamente por tecnócratas y otros expertos de la sociedad civil, la primera propuesta del Cuarteto para el Diálogo Nacional fue crear un gobierno alternativo a la troika, libre de partidismos, que prepara el camino a unas elecciones totalmente democráticas. Tras largas negociaciones en las que el Cuarteto tuvo vital participación, el gobernante partido Ennahda aceptó abandonar el poder para dejar paso a un gobierno tecnócrata encargado de manejar la crisis del país hasta las elecciones legislativas y presidenciales de 2014. La otra cuestión que significaba una traba para la normalización institucional era la paralizada Asamblea Constituyente. La mediación del Cuarteto logró dejar de lado los desacuerdos políticos. Esto permitió que el 24 de enero se aprobara, con un consenso prácticamente absoluto, la nueva Constitución, un hecho sin precedentes en casi todo el mundo árabe. Esa carta magna crea un sistema democrático y laico, bajo un régimen semipresidencialista. La transición terminaría meses más tarde con la victoria en las elecciones legislativas de la oposición laica, liderada por Naidá Tunis, y de su líder, Beyi Caid Essebsi, en las presidenciales. Ennahda aceptó su derrota en las urnas, y se produjo un traspaso de poderes pacífico.

Pese a la situación relativamente estable de Túnez en la actualidad, los ingentes problemas económicos y sociales del país no están solucionados: más del 15 por ciento de los 11 millones de tunecinos está desempleado. Otro gran reto es el terrorismo y la amenaza militar de las milicias islamistas que operan desde las vecinas Libia y Argelia. El país se vio golpeado a finales de junio, cuando un islamista recorrió la playa de la localidad vacacional de Susa matando con un arma a 30 turistas antes de ser abatido por la policía. En junio, Túnez decretó el estado de excepción durante 30 días y después lo prolongó por dos meses. A comienzos de este mes fue levantado.

El Comité Nobel manifestó su esperanza de que el premio contribuya a garantizar el camino democrático del país. La presidenta de la organización, Kaci Kullmann Five, hizo público su deseo de que el premio sirva para reforzar la democracia en Túnez y sirva como ejemplo a otros países, sobre todo en Medio Oriente y en el norte de Africa. “Esperamos que inspire a la gente para que vea que es posible trabajar juntos, que movimientos islamistas y seculares lograron hacerlo con la ayuda de la sociedad civil en Túnez”, dijo en la rueda de prensa posterior al anuncio del premio. “Ningún país es igual, pero esperamos que los valores en los procesos que han funcionado en Túnez puedan servir como inspiración”, dijo. Five admitió que no estaba en claro aún quién viajará a Oslo a recibir el galardón, ya que el Cuarteto como tal no tiene una oficina común en la actualidad.

Por su parte, un líder de la cúpula de la Liga Tunecina de Derechos Humanos, Chokri Dhouibi, expresó su sorpresa ante el otorgamiento del galardón. “Hemos recibidos premios internacionales, pero nunca habíamos soñado con el Premio Nobel de la Paz”, dijo.

El Nobel de la Paz, dotado con ocho millones de coronas suecas (unos 954.000 dólares) será entregado el 10 de diciembre en Oslo, el aniversario de la muerte de Alfred Nobel. La designación del Cuarteto para el Diálogo Nacional en Túnez recibió el respaldo de los principales partidos políticos y organizaciones noruegas, aunque fue recibida con sorpresa, ya que no figuraba entre los favoritos al premio. Activistas rusos, movimientos antinucleares, el papa Francisco, el médico congoleño Denis Mukwege y el sacerdote eritreo Mussie Zerai eran los principales favoritos para suceder al indio Kailash Sayyarthi y la paquistaní Malala Yousafzai, premiados en 2014 por su lucha por los derechos de los niños.

La elección de este año supuso también el estreno de la nueva presidenta del comité, que reemplaza al ex primer ministro Thornbjorn Jagland, bajo cuyo mandato las últimas designaciones fueron la de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (2013); la Unión Europea (2012); la presidenta de Liberia Ellen Johnson Sirleaf, la activista liberiana Leymah Gbowee y el periodista yemení Tawakkol Karman (2011); el activista chino Liu Xiaobo y el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama (2009).

La ronda de ganadores se cerrará el lunes con el Nobel de Economía, el único de los seis no instituido por el creador de los premios, sino por el Banco de Suecia en 1968.

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