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El mundo|Lunes, 19 de octubre de 2015
Israel levanta una pared dentro de Jerusalén este para separar un barrio palestino de una colonia judía

Muros y muertos en la espiral de violencia

En un nuevo día de enfrentamientos, un soldado israelí murió en un atentado en la ciudad de Beer Sheva, al sur de Israel, en el que el atacante palestino fue abatido y resultó herida una decena de personas.

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Uno de los heridos fue asistido tras el ataque de ayer en la ciudad de Beer Sheva.

Israel decidió levantar un muro dentro de Jerusalén este para separar un barrio palestino de una colonia de israelíes judíos. Además, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, rechazó la propuesta francesa de supervisión internacional sobre el conflicto en torno a la Explanada de las Mezquitas en la Ciudad Vieja de Jerusalén. “Israel no aceptará ninguna internacionalización del Monte del Templo”, señaló ayer Netanyahu, durante una reunión de su gabinete, en referencia al nombre con el que conocen los judíos el lugar sagrado para ambas religiones. La propuesta que París envió al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (ONU) prevé enviar a un equipo internacional de observadores al sitio religioso para que vele por posibles alteraciones del statu quo, informó el diario Le Figaro citando a diplomáticos franceses. En un nuevo día de violencia, un soldado israelí murió en un atentado en la ciudad de Beer Sheva, al sur de Israel, en el que el atacante palestino fue abatido y resultó herida una decena de personas.

Hasta ahora las medidas tomadas por Tel Aviv autorizaron el uso de balas reales contra manifestantes y atacantes, la demolición de casas de las familias de los atacantes y la militarización de Jerusalén este, sector de la ciudad que la comunidad internacional reconoce como parte de la Palestina ocupada. Las autoridades israelíes sumaron ayer dos medidas más: la municipalidad de Jerusalén comenzó a levantar un muro de concreto, similar al que separa parte de la Cisjordania ocupada con Israel, entre el barrio palestino Jabel Mukaber y la colonia de Armon Hanatziv, asentamiento habitado por israelíes judíos. Según adelantó dicha municipalidad, la pared recorrerá 300 metros alrededor del barrio palestino. En 2004, la Corte Internacional de Justicia de La Haya, principal órgano de Justicia de la ONU, declaró ilegal el muro que Israel construyó entre Cisjordania, Jerusalén y partes de Israel. Decisión que, sin embargo, no tuvo efecto político concreto ni sanción contra Tel Aviv. La ONU estima que cerca de medio millón de colonos israelíes judíos viven en colonias que la comunidad internacional considera ilegales en los territorios ocupados de Jerusalén este y Cisjordania.

Bajo el argumento de la seguridad, las municipalidades de Tel Aviv, Rehovot y Hod Hasharon, en el norte del país, y de Modiin-Maccabim-Reut, localidad a medio camino de Jerusalén, prohibirán que trabajadores de “una minoría” –eufemismo usado para referirse a israelíes de origen palestino– ocupen cargos de mantenimiento y limpieza en las escuelas públicas. Los palestinos representan la primera minoría en Israel estimada en un 20 por ciento de la población. Para Dov Khenin, legislador de la única bancada palestina en el Parlamento israelí, la Lista Arabe Unida, estas medidas son peligrosas y representan una exclusión racista, según denunció a la emisora Radio Israel.

Por meses la tensión política y religiosa creció alrededor de la Explanada de las Mezquitas, complejo que alberga la Cúpula de la Roca y la mezquita de Al Aqsa, el lugar más sagrado para los musulmanes en Jerusalén, en la Ciudad Vieja. La explanada, además, es reivindicada por los judíos como su sitio más sagrado ya que allí se levantaba hace más de 2000 años el Templo de Jerusalén, destruido por el Imperio Romano y cuya principal ruina es el Muro de los Lamentos. Tras la ocupación israelí de Jerusalén este en 1967, Tel Aviv y Jordania acordaron que éste último administraría la Explanada de la Mezquitas y que sólo los musulmanes podrían rezar allí, mientras que los judíos se limitarían a visitar el lugar.

Los límites impuestos por el gobierno de Netanyahu a los fieles palestinos para entrar a la explanada y los frecuentes choques con fuerzas de seguridad israelíes crearon un clima de tensión política y denuncias de parte de Palestina y de Jordania. Francia propuso que la violencia podía disminuir si fuerzas internacionales garantizaban la seguridad del complejo de la explanada y el cumplimiento del acuerdo de 1967.

Pero Netanyahu se negó ayer. “Israel no puede aceptar el proyecto de resolución francés ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. No menciona la incitación palestina; no menciona el terrorismo palestino, y llama a la internacionalización del Monte del Templo”, sentenció el premier al inicio de la reunión semanal de su gabinete. “Vimos en todo Medio Oriente, en Palmira, en Irak y en otros lugares cómo militantes musulmanes hacen explotar hasta el cielo las mezquitas del otro. Lo acabamos de ver en un santuario judío, en la Tumba de José (en la ocupada Cisjordania). Sólo Israel, y únicamente Israel, es el garante de los lugares santos en el Monte del Templo”, afirmó Netanyahu, comparando a los palestinos con el Estado Islámico.

Determinado a mantener la vía diplomática abierta, el secretario de Estado estadounidense, John Kerry, anunció ayer que esta semana se reunirá con Netanyahu en Alemania y con el presidente palestino, Mahmud Abbas, más tarde en Medio Oriente. Desde el vecino Líbano, el líder del movimiento político armado Hezbollah, el jeque Hasan Nasrallah, celebró los ataques palestinos contra israelíes y afirmó que la nueva intifada palestina es el único medio para terminar con la ocupación, según un mensaje difundido por el canal de televisión local Al Manar.

Sobre el hecho de violencia en Beer Sheva, el jefe del distrito sur de la Policía, Yoram Halevy, señaló que el atacante palestino llegó con una pistola, abrió fuego contra un soldado, le robó su arma, y disparó a otras personas cuando se encontró con la policía. El hecho ocurrió cerca de las 19.30 hora local (13.30 hora argentina) cuando el palestino Asim Al-Araj, de 20 años y oriundo de Jerusalén este, burló el control de seguridad y entró en la estación con una pistola y un cuchillo.

La última ola de violencia comenzó a principios de octubre en la simbólica Ciudad Vieja de Jerusalén. En lo que va del mes, 41 palestinos y siete israelíes murieron en una espiral de violencia alimentada por ataques con armas blancas, principalmente, de jóvenes palestinos, y la represión desproporcionada de las fuerzas de seguridad israelíes tanto contra los atacantes como contra sus familias y miles de manifestantes que protestan dentro de Israel y de la Palestina ocupada.

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