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El mundo|Martes, 15 de diciembre de 2015
La canciller dijo que va a “reducir tangiblemente” el número de refugiados que entran a Alemania

Merkel promete frenar la ola migratoria

Ante miles de delegados del partido Unión Cristiano-demócrata, la líder alemana pidió solidaridad a sus vecinos europeos, al tiempo que no descartó restablecer controles fronterizos en caso de ser necesarios.

Por Tony Paterson *
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“Fue el deber humanitario de Alemania acoger a los refugiados de guerra”, señaló Merkel.
Desde Karlsruhe

La canciller Angela Merkel recibió ayer una ovación de pie de más de siete minutos de su gobierno cristiano-demócrata después de prometer “reducir tangiblemente” el número de refugiados que entran a Alemania, en un discurso destinado a acallar a los críticos que exigieron un freno a esa afluencia. Pero en su alocución ante más de 3000 delegados de la Unión Cristianodemócrata (CDU) reunidos en el congreso partidario en Karlsruhe, Merkel lanzó efectivamente el guante al resto de Europa e insistió en que se comparta la carga para ayudar a resolver el problema. “Nos enfrentamos a la mayor crisis de refugiados desde la Segunda Guerra Mundial”, dijo a los fieles del partido. Apelando a otros miembros de la Unión Europea pidió solidaridad, diciendo que Europa se enfrenta a una “prueba histórica” e insistiendo: “La lucha por una Europa unificada vale la pena, de eso estoy profundamente convencida”.

Merkel reconoció que la superación de los problemas que enfrenta Alemania, que ha aceptado a más de un millón de inmigrantes sólo en 2015, equivalía a una “tarea gigantesca”. Pero la canciller se negó rotundamente a aceptar las demandas dentro de sus propias filas de poner un “límite más alto” en la afluencia de migrantes o a la instalación de fortificaciones de estilo muro de Berlín y los controles en las fronteras de Alemania.

Reiterando los comentarios apasionados que hizo al comienzo de la crisis de refugiados en el verano, les dijo a los delegados: “Vamos a trabajar en esto, si hay obstáculos que superar, entonces vamos a tener que trabajar para superarlos. Estamos listos para mostrar de lo que estamos hechos”. Y agregó: “Fue el deber humanitario de Alemania acoger a los refugiados de guerra”. Pero la canciller también se aferró tenazmente a su línea anterior, que prevé solucionar la crisis de refugiados, a través de la cooperación europea, la diplomacia internacional y apoyo financiero para los países más afectados por la crisis.

El discurso de Merkel ganó respaldo unánime de los delegados en una votación –pero fue un intento de ganar tiempo–. Ella no se enfrenta a una elección general hasta el año 2017 y se ha asegurado de que no exista todavía ningún político de suficiente estatura dentro de su partido que pueda desafiarla para el puesto de canciller. Sin embargo, la mayoría de los comentaristas en Alemania están de acuerdo en que si no se resuelve la crisis de refugiados, su futuro como canciller está condenado.

Merkel dijo que estaba comprometida a compartir la carga de la crisis con los vecinos de Alemania de la Unión Europea. Quiere revitalizar el acuerdo de Schengen para viajar sin pasaporte dentro de la UE para fortalecer sus fronteras exteriores; y para proporcionar apoyo financiero a los países de refugiados de primera línea, como Turquía, que actualmente están proporcionando refugio para dos millones de migrantes.

Sus palabras fueron también un intento de silenciar a un creciente número de críticos dentro del partido, que afirman que ella perdió el control de la afluencia de refugiados. A medida que la crisis migratoria se profundizaba en los últimos meses, varios parlamentarios de la CDU pidieron que se estableciera un techo a la llegada de refugiados y se restablecieran los controles fronterizos nacionales.

Merkel fue acusada de “no tener un plan” para la crisis de refugiados y en las reuniones del partido recientemente se enfrentó con carteles llevados por militantes exigiendo que renuncie. Las encuestas de opinión muestran que alrededor del 60 por ciento de los alemanes quieren que la afluencia de refugiados se detenga.

La creciente insatisfacción del público instó a la juventud cristianodemócrata a presentar ayer una propuesta pidiendo que la afluencia se limite, la cual sería equivalente a una severa vergüenza política para Merkel. Pero a última hora del domingo, la canciller y su equipo negociaron un texto de compromiso que decía que el partido iba a hacer todo lo posible para “reducir tangiblemente” el número de refugiados que llegan, e impondría controles fronterizos sólo “si es necesario”.

Paul Ziemiak, el líder del ala juvenil, afirmó que el nuevo texto era una victoria de su punto de vista y dijo que había sido persuadido a abandonar sus demandas de poner un límite. “Envía la señal correcta y muestra que la CDU toma en serio las preocupaciones de las autoridades locales”, dijo. “A largo plazo, ninguna sociedad puede hacer frente a esos números.”

Merkel dijo que lograr una verdadera reducción en el número de refugiados dependía de que Alemania respaldara medidas más estrictas sobre las fronteras de la UE, con especial énfasis en el mar entre Grecia y Turquía, que ha sido atravesado por miles de refugiados sirios. También subrayó la importancia de 3 mil millones de euros de la ayuda del gobierno alemán a Turquía para ayudar al país a hacer frente a sus dos millones de refugiados, y anunció medidas que llevarían a acelerar el regreso de los migrantes de los llamados “países seguros” que no pudieron calificar para obtener asilo.

Merkel no vaciló en su convicción de que Europa podría ser persuadida de compartir la carga. Peter Altmaier, jefe de su oficina de crisis de refugiados, le dijo a The Independent que a pesar de la reticencia de los países del este de Europa para aceptar a los refugiados, era optimista. “Alemania encabezará una coalición de los que están dispuestos. En Europa siempre lleva tiempo resolver estos dilemas”, dijo.

Su discurso le permitió a su partido reunirse a su alrededor en una muestra de solidaridad tan necesaria antes de las elecciones regionales claves el próximo año. Pero no todos los delegados se sentían totalmente entusiastas. “Fue un ejercicio de re-redacción”, dijo Michael Schweizer, un portavoz del consejo empresarial de la CDU. “Pero muchos de nosotros todavía están principalmente interesados en ver acciones concretas.”

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.

Traducción: Celita Doyhambéhère.

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