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El mundo|Lunes, 28 de diciembre de 2015
El presidente regional de Cataluña no logra el apoyo suficiente para ser investido nuevamente

El futuro de Mas quedó en el aire

El partido secesionista Candidatura d’Unitat Popular (CUP) celebró una asamblea para decidir si apoya o no a Mas y se saldó con un insólito empate. Su respaldo es imprescindible para que el líder catalán continúe gobernando.

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Mas gobernó Cataluña en los últimos cinco años y hace tres se puso al frente del proceso de secesión.

El futuro de Artur Mas, el hombre que puso en marcha el proceso soberanista en Cataluña, quedó ayer en el aire, hasta que arranque el año próximo, y de esta forma se mantiene la incógnita de si la región del noreste de España vuelve a las urnas en marzo. La Candidatura d’Unitat Popular (CUP), un partido secesionista antisistema cuyo respaldo en el Parlamento catalán es imprescindible para que Mas sea investido de nuevo como jefe del gobierno regional, celebró una asamblea para decidir qué hacer, que se saldó con un insólito empate. El mismo número de militantes que votó por investir a Mas (1515) se expresó en contra de la idea de respaldarlo, justo tres meses después de las elecciones del 27 de septiembre en Cataluña. Desde entonces, la región está sin gobierno. Si el 10 de enero no hay un nuevo Ejecutivo, se convocarán automáticamente nuevos comicios para marzo por imperativo legal.

“Las aritméticas son diabólicas en este proceso”, manifestó el diputado regional de la CUP Antonio Baños tras más de 11 horas de deliberaciones y votaciones asamblearias. El escenario catalán se mantiene completamente abierto cuando España atraviesa un momento de gran incertidumbre política, después de que las elecciones generales del 20 de diciembre dejaran al país al borde de la ingobernabilidad. Con el Parlamento más fragmentado de los últimos 40 años, es probable que ni el Partido Popular (PP) de Mariano Rajoy ni el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) de Pedro Sánchez, las dos fuerzas más votadas en los últimos comicios, logren formar gobierno, lo que conduciría a la realización de nuevas elecciones en pocos meses. En las conversaciones sobre posibles pactos, la situación de Cataluña ocupa un lugar importante, ya que el futuro gobierno de España tendrá que afrontar el mayor desafío al orden territorial en la historia del país.

Los independentistas consiguieron mayoría absoluta en el parlamento regional tras los comicios de septiembre y, a principios de noviembre, aprobaron una moción declarando el inicio de un proceso de secesión en esta rica región de 7,5 millones de habitantes y su insumisión a las instituciones de españolas. Pero fueron incapaces de pactar la formación de un gobierno dado que Juntos por el Sí necesitaba al menos a dos diputados de la CUP, que reclamaban la aplicación de un extenso plan de medidas sociales y la elección de un presidente de consenso.

Mas, líder del partido liberal Convergència i Unió (CiU), gobernó Cataluña en los últimos cinco años y hace tres se puso al frente del proceso de secesión que actualmente se encuentra en marcha en la región en abierto desafío a las instituciones españolas. Y planteó los comicios de septiembre como un plebiscito sobre la independencia e impulsó una alianza electoral, Junts Pel Sí (JxSI), que fue la más votada pero que, con 62 diputados, quedó por debajo de los 68 necesarios para alzarse con la mayoría absoluta. Mas quedó entonces a expensas del apoyo de la CUP, con diez escaños, partido antisistema de izquierda que sólo comparte con él el horizonte secesionista.

Ante este escenario, la formación anticapitalista se negó hasta ahora a apoyarlo por los recortes contra la crisis que llevó a cabo su Gobierno y por los escándalos de corrupción en su partido. Pero, ante la posibilidad de que el proceso secesionista quede bloqueado, la CUP decidió dejar en manos de sus militantes la decisión. Lo que ayer pareció evidente es que la formación quedó fracturada entre quienes priorizan la independencia y quienes anteponen su idea de acabar con el sistema capitalista.

La asamblea de los antisistema comenzó a las 9 de la mañana hora local (5 hora argentina) con cuatro propuestas sobre la mesa: dos pasaban por un apoyo a Mas y las otras dos por un rechazo. Luego de realizarse dos elecciones eliminatorias, en la tercera se votó blanco o negro: apoyar a Mas y aceptar el paquete social de 270 millones de euros que Junts Pel Sí había puesto sobre la mesa o rechazarlo todo, empujando a la región a nuevos comicios. “El resultado es un emplazamiento a Junts pel Sí a que haga otra propuesta, con una nueva oferta o un nuevo candidato”, instó la CUP a través de su diputado Antonio Baños.

Tras el sorprendente resultado de la asamblea, reunida en la ciudad de Sabadell, a 20 kilómetros de Barcelona, la CUP aplazó la decisión final al 2 de enero en una reunión de su consejo político, formado por 60 representantes de las asociaciones territoriales y de las diferentes agrupaciones políticas que la integran.

La semana pasada, la coalición JxSI presentó su propuesta con un plan de 270 millones de euros para luchar contra la pobreza infantil y los desalojos y paralizar algunas privatizaciones. Pero mantuvo la candidatura de Mas, criticado por la CUP por las políticas de austeridad y los escándalos de corrupción en su partido.

En los últimos comicios, los independentistas retrocedieron en Cataluña ante el empuje del partido de izquierda Podemos, que se opone a la secesión pero defiende un referéndum sobre la independencia, como los realizados en Escocia o en la provincia canadiense de Quebec.

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