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El mundo|Lunes, 8 de febrero de 2016
El líder socialista español dijo que “hay mimbres para construir una alternativa progresista” que gobierne España

Una dura misión para Sánchez, sumar socios

El veto cruzado de Podemos y Ciudadanos, más la negativa a pedir el apoyo de los independentistas, complican la mayoría que el PSOE necesita para La Moncloa. Además, los socialistas se niegan a “negociar en exclusiva” con Podemos.

Por Flor Ragucci
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Pablo Iglesias, Pedro Sánchez y Albert Rivera se vieron y se saludaron en la gala de los Premios Goya.

Página/12 En España

Desde Barcelona

La alfombra roja los unió. El encuentro que, de momento, no parece probable en el Palacio de Gobierno sí que se produjo en la gala de los Premios Goya al cine español. El galardón que cada año reúne a las máximas estrellas de la pantalla grande consiguió esta vez, en un hecho inédito (tanto como lo es la actual situación política del país) convocar a los candidatos de los tres partidos sobre los que pivota la futura jefatura del Estado. De esmoquin, Pablo Iglesias charló animadamente con Pedro Sánchez y ambos saludaron con cordialidad a Albert Rivera, protagonizando una escena que bien podría haber rodado Almodóvar. Porque, más allá de este encuentro cinematográfico, los líderes de Podemos, Partido Socialista (PSOE) y Ciudadanos, mantienen distancias que, desde que el rey le encargó a Sánchez la tarea de intentar formar Gobierno, no hicieron más que acentuarse.

El secretario general socialista terminó este sábado su primera tanda de negociaciones con la percepción, no obstante, de que “el diálogo ha sido positivo” y que, pese a que la situación es compleja, “difícil porque hay que poner a muchas partes de acuerdo, hay mimbres, dentro de la complejidad, para construir una alternativa progresista”, según señaló en rueda de prensa. El optimismo se lo infundió al candidato socialista las facilidades que le brindaron a su investidura el presidente del Partido Nacionalista Vasco (PNV), Andoni Ortúzar, y su portavoz parlamentario en el Congreso, Aitor Esteban, en el último de los contactos personales que mantuvo durante estos cuatro días. El dirigente del PNV le aseguró a Sánchez que no pondría “condiciones imposibles, ni vetos, ni líneas rojas” para apoyarlo, siempre y cuando los acuerdos a los que llegue el PSOE con otras formaciones “no colisionen con la agenda vasca”, lo cual es de gran relevancia para Sánchez porque los seis diputados de la formación vasca podrían ser decisivos a la hora de complementar una posible mayoría.

Un problema menos para los socialistas que, luego del ultimátum lanzado por Podemos en su reunión del pasado viernes, vieron tambalear la posibilidad de una coalición de izquierdas para alcanzar el Gobierno. Pablo Iglesias le comunicó a Pedro Sánchez que no está dispuesto a participar en un pacto que incluya a la formación liberal Ciudadanos, dado que considera que en la hipotética coalición “progresista” no hay lugar para “las derechas”, etiqueta con la que identifica al partido de Albert Rivera. Para Iglesias, un acuerdo con PSOE y Ciudadanos “supondría pactar con el Partido Popular (PP) en diferido”, por eso declaró “tener esperanza” de que Sánchez elija trabajar con su partido y con Izquierda Unida (IU).

La demanda de Podemos no gustó a los socialistas, quienes se niegan a “negociar en exclusiva” con unos o con otros. El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, compareció ante la prensa tras la reunión de más de una hora mantenida con Pablo Iglesias, para asegurar que mantendrá abiertas las conversaciones con otras fuerzas políticas, incluyendo a Ciudadanos, dado que, según indicó, “el planteamiento de Iglesias es exclusivo y excluyente, situado en la vieja política que no entiende que las urnas pidieron un diálogo plural y abierto entre todas las fuerzas políticas”.

En cualquier caso, las puertas a un acuerdo mutuo no están todavía cerradas. Tanto Iglesias como Sánchez siguen con la mano tendida a la espera de que alguno reconsidere su postura pero, eso sí, el líder socialista continuará las conversaciones esta semana con todas las formaciones. Hoy el PSOE les enviará un documento base a los partidos, incluido Podemos, que recoge los puntos centrales de su programa electoral y, por tanto, de su propuesta de Gobierno. Los ejes planteados por Sánchez para la legislatura son la creación de empleo, la lucha contra la corrupción, el desarrollo de una agenda social para acabar con la desigualdad, la posición de España en la Unión Europea y la reforma constitucional, temas que también la formación de Rivera y la de Iglesias coinciden en priorizar.

Un día antes de que Podemos vetara a Ciudadanos, Sánchez mantuvo con el líder del grupo centroderechista una reunión distendida de la que ambos salieron “muy contentos por la voluntad de diálogo y acuerdo”. El candidato socialista remarcó que “hay espacios comunes en los que Ciudadanos y PSOE se pueden entender” y –en un mensaje dirigido a Pablo Iglesias, a quien le reprochan el haberle exigido varias carteras ministeriales, incluida la vicepresidencia– celebró que con Rivera no se haya hablado “de asientos en el Consejo de Ministros sino de políticas”. El número uno del PSOE hizo también hincapié en que “entre las fuerzas del cambio hay muchas más cosas que nos unen que nos separan” con la esperanza de poder solventar la grieta interna que, a su vez, enfrenta su partido, dado que un sector más crítico –encabezado por la presidenta de Andalucía, Susana Díaz– prefiere que el acuerdo que los sitúe en Moncloa pase por Ciudadanos y no dependa únicamente de Iglesias y las confluencias de Podemos.

El Partido Popular (PP) por su parte, no se da por vencido ni aún vencido. Esta semana Mariano Rajoy se encontrará con el líder de Ciudadanos autoerigido intermediario entre socialistas y populares para escuchar sus propuestas. El PP rechaza apoyar –ya sea con el voto a favor o mediante la abstención– cualquier investidura que no sea la de su partido pero la formación de Rivera insiste en acercarle sus ofertas ya que, según explicó su número dos, José Manuel Villegas, “no tendría sentido pactar grandes reformas en las que no esté el PP”.

También el presidente en funciones será citado, finalmente, por Pedro Sánchez en el Congreso, luego de haber sido rechazado en “17 ocasiones” por los socialistas, tal como lo recordó la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, ayer en un acto de las juventudes populares. “Nos han dicho que no, que no quieren dialogar con el partido que ha ganado las elecciones” –aclamó la dirigente– “y, en cambio, quieren dialogar con los independentistas”. Pero pese a la bronca, los conservadores siguen ofreciéndose para el acuerdo a Sánchez, insistiendo en que “la mejor opción para España es un pacto entre PP, PSOE y Ciudadanos”.

Los socialistas aseguran que la reunión con Rajoy es un simple gesto de respeto hacia los siete millones de votantes que tuvieron en las elecciones del 20 de diciembre pero que, en ningún caso, le pedirán el apoyo, como tampoco lo harán con las formaciones independentistas catalanas Esquerra Republicana y Democracia y Libertad.

“Este lunes empieza lo importante”, aseguró Sánchez al terminar sus primeros cuatro días de contactos como encargado de la constitución de un nuevo Gobierno. Semana, entonces, que podría enfilarlo hacia una mayoría que lo lleve a la Moncloa pero que, con el veto cruzado de Ciudadanos y Podemos y sin el respaldo numérico de los soberanistas, se presenta como una misión (casi) imposible.

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