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Página/12 En Italia
Desde Roma
Aunque el centroizquierda liderado por el Partido Democrático (PD) del primer ministro Matteo Renzi mantuvo una discreta posición en las elecciones municipales que se realizaron ayer en Italia, deberá pasar por la prueba de la segunda vuelta en buena parte de los municipios importantes, donde no obtuvo más del 50% de los votos. Entre ellos Roma, Turín y Milán mientras en Nápoles, parece llevarse las de ganar –al menos hasta el cierre de esta edición–, pero siempre en la segunda vuelta, el candidato de la izquierda y actual alcalde de la ciudad, el ex juez Luigi de Magistris.
Esto significa que si bien se han perfilado nuevos ganadores como el Movimiento 5 Estrellas (M5S) al menos en dos ciudades importantes como Roma y Turín y el centroizquierda consiguió más consenso que el centroderecha, ningún partido obtuvo la mayoría de votos en la primera vuelta, y deberán batallar nuevamente en la segunda vuelta el 19 de junio.
En ciudades como Roma y Turín, los candidatos del centroizquierda, Roberto Giachetti y Piero Fassino respectivamente, según las proyecciones del instituto Piepoli difundidas hasta ahora, deberían competir en la segunda vuelta con dos jóvenes mujeres del Movimiento 5 Estrellas (M5S) – el partido fundado por el cómico Beppe Grillo–, Virginia Raggi y Chiara Appendino respectivamente. El M5S, que a veces mantiene posiciones de izquierda mientras otras veces parece pasarse a la derecha, sostiene durísimas posiciones en cambio contra la corrupción y es capaz de expulsar rápidamente a cualquiera de sus militantes si está implicado en turbios negocios. Tal como muchos esperaban, el M5S al menos en Roma y Turín habría absorbido muchos de los votos de aquellos indecisos hasta último momento o desilusionados de los partidos tradicionales. Raggi, de 38 años y abogada de profesión, se colocó primera entre los candidatos de Roma ya que su partido obtuvo cerca del 38% de los votos en las proyecciones de esta primera vuelta. Para el candidato del centroizquierda Giachetti (22,6% de los votos), sin embargo, la situación se presenta particularmente difícil por la escasa diferencia que lo separaba hasta el cierre de esta edición, de la tercera candidata y exponente de la derecha, Giorgia Meloni (21,8%).
En cuanto al centroderecha liderado por Forza Italia de Silvio Berlusconi y por la Liga Norte, los resultados han sido bastante claros. En Milán, Nápoles y Bolonia, han conseguido colocarse en segundo lugar y deberán competir en la segunda vuelta con los candidatos del centroizquierda.
La prensa y algunos políticos habían hablado del abstencionismo como uno de los grandes riesgos de las elecciones municipales de ayer. Es que la gente está literalmente harta de los políticos y sus promesas que nunca o casi nunca se cumplen, de la corrupción, de los acomodos, de que ciudades como Roma deban presentarse a sus habitantes y a los millones de turistas, muy sucia, con calles llenas de baches y de yuyos, con subtes pintarrajeados sin compasión por “muralistas” nocturnos, con micros (todas las líneas estatales) que nunca llegan a horario. Las cifras de ayer en las votaciones cumplidas en 1.300 municipios (sobre 7.999 en todo el país) demostraron que esos temores se concretaron. Esta vez, en efecto, votó sólo el 64% de los electores contra el 72% que lo había hecho hace cinco años en elecciones similares, según el ministerio del Interior italiano. En ciudades como Roma, el voto bajó del 75% hace cinco años a poco más del 69%, en Venecia del 70% al 64,5%, en Turín, del 68% al 59%, en Nápoles del 64% al 58% de ayer.
Eran 13 millones los italianos que tenían derecho a votar ayer en esos 1.300 municipios, que no son todo el país claramente, hoy con una población nacional que supera los 60 millones de habitantes. Después de las elecciones regionales de 2015, en las que el PD perdió miles de votos y Forza Italia de Berlusconi también y en las que el M5S absorbió una buena parte de esos desilusionados electores, se esperaba una gran triunfo del M5S, tal vez mayor que el conseguido hasta ahora. Pero mucho está por verse todavía porque el voto de la segunda vuelta podría cambiar bastante el panorama que se presenta hasta ahora.
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