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El mundo|Viernes, 24 de junio de 2016
LOS PARTIDARIOS DE QUE GRAN BRETAÑA SALGA DE LA UNION EUROPEA AVENTAJABAN A LOS PRO-EUROPEOS EN EL REFERENDUM

Europa tiembla con el Brexit dueño de la escena

Al cierre de esta edición, escrutado el 60 por ciento de los votos, la tendencia era a favor de los que quieren abandonar el bloque. Las consecuencias se sentirán tanto en el Reino Unido como en el resto de Europa.

Por Marcelo Justo

Desde Londres

Los partidarios del Brexit festejaban con el avance del escrutinio; los simpatizantes de “Remain” (quedarse) no ocultaban su consternación.

En una noche para el infarto, el Reino Unido quedaba en la madrugada casi afuera de la Unión Europea (UE). Al cierre de esta edición, la cadena pública de noticias BBC pronosticaba un triunfo del Brexit por cuatro puntos. Ya escrutados más del 60 por ciento de los sufragios, los partidarios de la salida aventajaban en tres puntos a los proeuropeos (51,6 a 48,4). Los mercados financieros cruzaban los dedos espantados y muchos británicos esperaban despiertos a que se anuncie el resultado final, previsto para las 7 de la mañana hora de Londres (cuatro horas menos en Argentina).

Los resultados reflejaban un voto muy fragmentado geográfica y socialmente en las 382 regiones del Reino Unido. La segunda en conocerse, la norteña Newcastle, mostró la complejidad de la votación. Los pro-europeos ganaron por un margen mucho menor al que se esperaba para una gran ciudad: un 1 por ciento. La estrechísima ventaja generó el primer estremecimiento de pánico entre los “pro-europeos”. El segundo golpe que empezó a desvelar a los mercados - y bajó de inmediato unos tres centavos el valor de la libra esterlina - fue Sunderland, ciudad portuaria del noreste de Inglaterra, con fuerte base industrial, donde se impuso el Brexit con un 61por ciento de los votos, más del que se calculaba para proyectar un éxito a nivel nacional. Dos horas y media después del cierre de las urnas, la libra había caído un 6 por ciento respecto al dólar.

Unos minutos más tarde, en el distrito londinense de Wandsworth y en la City, corazón financiero de ese paraíso fiscal que es Londres, se anunció la amplia victoria de “inners” o pro-europeos, pero apenas hubo suspiros de alivio: nunca hubo dudas de su triunfo en una capital que percibe su destino vinculado al continente. A las dos de la mañana, el resultado en Hartlepool, un pueblo de 92 mil personas a 50 kilómetros de Newcastle, el resultado fue contundente: un 70 por ciento por Brexit, un 30 por ciento para los pro-europeos. Hartlepool es una localidad industrial tradicionalmente laborista, pero que, según comentó a la BBC un votante, “es hoy un lugar olvidado por el establishment”. En otras palabras, un voto castigo, que se repitió en muchas localidades del cinturón industrial del norte de Inglaterra. “La gente ve que hay austeridad, que sucedió el estallido financiero de 2008, que los bancos siguen llenándose los bolsillos y los salarios están estancados hace siete años. Mucho más que un voto sobre Europa, es un voto protesta”, indicó a la BBC John Mac Donnell, número dos del líder laborista, Jeremy Corbyn.

Nadie esperaba un voto protesta en la zona más pro-europea del Reino Unido, Escocia, pero la participación electoral fue un poco más baja que lo esperado. A las 2 y 30, en los distritos universitarios de Oxford, Westminster y Ealing quedó claro que los jóvenes se inclinaban ampliamente por el Remain. Pero en Gales los Brexit sacaban una pequeña, pero sorprendente ventaja en muchos distritos. A las 3, con una tercera parte de las regiones computadas, ambos campos estaban cabeza a cabeza y los mercados alzaban una plegaria por Londres, donde los votantes empezaban a neutralizar la marea pro-Brexit.

Mucho depende de las proporciones del voto a favor y en contra en cada una de las 382 regiones, algo influído por elementos aleatorios, incluyendo el clima, omnipresente en la vida social de este país. Como el voto no es obligatorio, cuanto peor clima, más baja participación y mayor posibilidad de Brexit. En Londres, literalmente azotado por una tormenta que paralizó durante la tarde el transporte público, muchas personas no llegaron a tiempo a votar, algo que puede tener un impacto decisivo en el conteo final. En un país tan claramente partido por la mitad es extraordinario que este tipo de azares metereológicos puedan definir uno de los eventos más importantes del año a nivel global.

Cualquiera sea el resultado que se anuncie por la mañana, las consecuencias se sentirán tanto en el Reino Unido como en el resto de la Unión Europa y el mundo. En caso de que ganen los pro-europeos habrá un suspiro inicial de alivio, pero se aguarda que a primera hora el primer ministro salga a la famosa puerta de 10 Downing Street, residencia oficial del mandatario, para comenzar a curar las profundas divisiones que produjo el referendo en el Reino Unido con su propio partido Conservador partido por la mitad y amigos y familiares en bandos opuestos. En la Unión Europea se espera que la canciller alemana Angela Merkel y el presidente francés Francoise Hollande anuncien en los próximos días propuestas para recuperar la fe en el Proyecto Europa, golpeado por la profunda crisis de la eurozona (los 19 países que manejan el euro como moneda), el estancamiento del resto y el tema inmigratorio.

Este complejo escenario es el más sencillo porque si gana el “Brexit” agarráte Catalina. La caída de la libra con los primeros resultados es una señal de lo que puede ocurrir en los mercados financieros. A nivel político uno de los máximos expertos británicos en temas constitucionales, Vernon Bogdanor, señaló que el precedentes es que una derrota en una consulta popular suele equipararse con un voto de no confianza en el líder. “El mismo David Cameron confesó en el referendo sobre la independencia de Escocia en 2014 que si perdía tendría que renunciar”, indicó Bogdanor.

En esa precaria posición, Cameron saldría a 10 Downing Street para anunciar su decisión de respetar el voto popular e invocar el artículo 50 del Tratado de la Unión Europea para iniciar la negociación de separación del bloque, un proceso que podría durar hasta dos años. La supereurófila Escocia podría exigir un nuevo referendo con el incontrovertible argumento de que en 2014 votó a favor de permanecer en un Reino Unido que pertenecía a la Unión Europea.

La conmoción política alcanzaría a la UE. El Reino Unido sería el primer país que abandona el bloque en casi 60 años de historia. En Holanda, Suecia, Dinamarca, Francia, Italia y hasta la misma Alemania hay partidos y movimientos independentistas que quieren imitar a los británicos. La semana pasada, líderes de los principales partidos de ultraderecha separatista de europa –el AFD de Alemannia, la Liga del Norte de Italia, el Frente Nacional francés de Marie Le Pen– se reunieron para exigir un referendo. No es un movimiento que se limita a estos grupos. Según los sondeos, en Francia un 53 por ciento de la población quiere un referendo a la británica: en Suecia un 49 por ciento.

En una economía global que está con muletas desde hace rato, la cascada podría provocar uno de esos efectos dominó que hacen temblar al mundo. No en vano esta semana la Reserva Federal, el Banco Central Europe y el Fondo Monetario Internacional advirtieron sobre el impacto de un Brexit. Una medida de este impacto es el precio del oro, uno de los refugios favoritos de los inversores en momentos de incertidumbre. En el curso del día, con la expectativa de un triunfo de los proeuropeos el oro cayó a su nivel más bajo en dos semanas. El cálculo es que en caso de Brexit el oro subirá un 8 por ciento.

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