Imprimir|Regresar a la nota
El mundo|Domingo, 10 de julio de 2016
A días de las convenciones partidarias, Hillary Clinton y Donald Trump eligen a sus compañeros de fórmula

La campaña ya entró en la recta final

Trece de cada cien ciudadanos de Estados Unidos, puestos a elegir entre una presidencia de Donald Trump, una de Hillary Clinton o el impacto de un meteorito gigante contra el planeta Tierra, elegirían la catástrofe astronómica.

Por Nicolás Lantos
/fotos/20160710/notas/na27fo01.jpg
Hillary busca inspirar a sus seguidores durante un acto el miércoles en Atlantic City.

Página/12 En Estados Unidos

Desde Nueva York

Estados Unidos está ingresando en una campaña presidencial entre los dos candidatos más impopulares de los que se tenga memoria en la historia moderna. La demócrata Hillary Clinton esta semana fue absuelta por el FBI en un escándalo por el uso de servidores privados para enviar y recibir emails clasificados; sin embargo las conclusiones de la investigación federal la dejan mal parada y demuestran que mintió deliberadamente en por lo menos dos asuntos clave. Por otra parte, el republicano Donald Trump, a diez días de que se oficialice su nominación, todavía lucha por encolumnar a todo su partido detrás suyo, con éxito escaso, como lo demostró su última visita al Capitolio, donde falló en conseguir el apoyo unánime los legisladores del GOP. En estos días, ambos anunciarán a sus compañeros de boleta, y se multiplican las especulaciones: los dos esperan tomar la decisión correcta que les permita sacar una ventaja definitiva en esta carrera de embolsados con final abierto.

Trece de cada cien ciudadanos de los Estados Unidos, puestos a elegir entre una presidencia de Donald Trump, una de Hillary Clinton o el impacto de un meteorito gigante contra el planeta Tierra, elegirían la catástrofe astronómica, según un sondeo de la prestigiosa consultora Public Policy Research reproducido esta semana por la CNN. Más allá de la nota cómica, la encuesta pone en evidencia el rasgo más relevante de la campaña que desembocará, el 8 de noviembre, en la elección del nuevo presidente de este país: los dos candidatos de los partidos mayoritarios son tremendamente impopulares. Otra encuesta, de Pew Research Center, observa que la mitad o más de quienes afirman que van a votar por Trump o por Clinton lo harán en contra del otro candidato antes que convencidos de la propuesta por la que piensan optar.

Sin embargo los desafíos para uno y otro son muy distintos. En el caso de la ex primera dama, ex senadora y ex secretaria de Estado, deberá convencer al electorado de que elija a una insider en un ciclo donde las expectativas de la sociedad norteamericana apuntan hacia otro lado: tanto Trump como el precandidato socialista-demócrata Bernie Sanders y el evangelista republicano Ted Cruz, los tres más votados en las primarias después de ella, basaron su discurso en una crítica hacia el establishment de Washington, del que Clinton es hoy por hoy una especie de primus inter pares.

En ese sentido, a pesar de haber sido absuelta por el FBI (técnicamente la decisión final fue de la procuradora Loretta Lynch, que ya había advertido que seguiría la recomendación que emitiera el bureau), a la candidata no le resultará sencillo dejar atrás del escándalo de los emails confidenciales que manejó, contra lo que establece la ley, desde servidores privados. El duro comunicado del director de la agencia de investigación, James Comey, la deja mal parada no solamente por describirla como “extremadamente descuidada” con asuntos de Estado y por poner en evidencia algunas mentiras flagrantes que Clinton dijo al respecto.

Además, al decidir no imputarla, a pesar de esas evidencias, y de la dureza con la que en este país se tratan los asuntos relacionados a seguridad interna desde 2001, la dejó parada ante la opinión pública como alguien a quien las ley no se le aplica, reforzando su imagen de candidata del sistema, justo donde la quiere su rival. “El director del FBI dice que Clinton comprometió nuestra seguridad nacional. No hay cargos. Wow. #SistemaAmañado”, tuiteó Trump una vez que se conoció la noticia. Es esperable que la campaña del magnate haga eje en este tema desde acá a noviembre, por no hablar de las dificultades que causaría a la campaña demócrata una filtración de los documentos secretos que cualquier potencia extranjera pudo haber robado de los servidores de la ex secretaria de Estado.

Pero, pese a todo, Clinton sigue siendo la favorita. El escenario demográfico complica las chances de un Trump que mide mal entre las mujeres, los jóvenes, los negros, los latinos, los musulmanes y aquellos que cuentan con un título de grado: demasiadas ventajas en un sistema como el norteamericano donde el veto de cualquier grupo puede clausurar las chances de sumar los votos necesarios en el colegio electoral. Para peor, pese a que la interna republicana terminó hace varios meses y lo dejó como un contundente ganador, todavía no logró que su partido cierre filas detrás suyo.

A una semana de la convención que lo proclamará oficialmente candidato, esta semana uno de cada cinco legisladores republicanos faltaron a una reunión que convocó en el Capitolio con las dos bancadas de su partido y, según reportan los medios locales, muchos de ellos planean repetir el desplante en Cleveland, donde se reunirá el GOP a partir del 17. Para convencerlos, el candidato echó mano en estos días a una sorpresiva carta: su mujer, Ivanka Trump, ex modelo y actual vicepresidente del directorio de la corporación que lleva ese apellido, que se encargó personalmente de hablar con algunos legisladores para persuadirlos de que asistan al encuentro.

El rol creciente de la mujer de Trump en la campaña despertó incluso rumores en la prensa sobre la posibilidad de que acompañe a su marido en la boleta, algo que fue rápidamente descartado por el equipo de campaña republicano, que anunció que esta semana se conocerá al elegido de una lista de diez candidatos, de los cuales al menos son militares de carrera. Los favoritos son los gobernadores Mike Pence (Indiana) y Chris Christie (Nueva Jersey), el senador del Tea Party Tom Cotton, la mandataria de Oklahoma, Mary Fallon y la congresista Marsha Blackburn.

En el rincón demócrata la elección de la fórmulan también entra en su etapa definitoria, aunque cuentan con unos días más ya que la convención, en Philadelphia, recién comenzará el 24. La gran duda aquí es si Clinton buscará un compañero de fórmula centrista para disputar votos con Trump o si se complementará con alguien del ala más progresista del partido para consolidar los votos de quienes en la primaria optaron por Bernie Sanders.

En caso de que busque alguien con un perfil similar al suyo, todas las fichas las tiene el senador, ex presidente del Comité Demócrata Nacional y ex gobernador de Virginia, Tom Kaine, con el secretario de Vivienda, Julian Castro y el senador Cory Booker (Nueva Jersey), esperando con menos chances. En caso de que se incline por alguien a su izquierda, todavía se evalúa a la senadora Elizabeth Warren (Massachussets), pero su compañero Sherrod Brown (Ohio) ganó terreno en las consideraciones en los últimos días.

“El vicepresidente de Estados Unidos es la persona más poderosa menos poderosa del mundo”, aclara un asesor de campaña republicano, tratando de bajarle el tono a la especulación, que ocupa muchísimos minutos de aire y páginas en los medios de comunicación locales. “Al final será Trump contra Hillary, los dos solos en el cuadrilátero y ganará el mejor candidato –completa–. Yo sé que muchos demócratas esperan que la pelea termine por KO pero puedo asegurarte que Donald está preparado para llegar a las tarjetas”.

© 2000-2022 www.pagina12.com.ar|República Argentina|Todos los Derechos Reservados

Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.