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El mundo|Miércoles, 13 de julio de 2016
Después de presidir la Comisión Europea, Durão Barroso fue contratado por el banco de inversión Goldman Sachs

Llegó, vació, renunció y se refugió en la cueva

El nuevo trabajo de Barroso levantó una ola de indignación en toda Europa al tiempo que reforzó la sensación de que la comisión es un órgano marcado por la alianza institucional entre el poder político de Europa y los intereses financieros de la peor calaña.

Por Eduardo Febbro
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Durão Barroso es hoy presidente no ejecutivo de la filial londinense de Goldman Sachs.

Página/12 En Francia

Desde París

La Comisión Europea se ganó otro traspié de legitimidad. Ya cuestionada en todos los órdenes por un electorado europeo que ve en el órgano Ejecutivo de la Unión una suerte de club contaminado por enormes conflictos de intereses, la Comisión se atragantó luego de que el ex presidente de la Comisión, el portugués José Manuel Durão Barroso, fuera contratado por el banco de negocios norteamericano Goldman Sachs, la misma institución que prestó sus sabios conocimientos para maquillar los déficits de Grecia y darle así una mano para que Atenas ingresara en el cenáculo de la moneda única, el Euro.

El nuevo trabajo de Barroso levantó una ola de indignación en toda Europa al tiempo que reforzó la sensación de que la Comisión es un órgano marcado por la alianza institucional entre el poder político de Europa y los intereses financieros de la peor calaña tal y como lo encarna Goldman Sachs.

La Comisión, hoy dirigida por un adicto a los paraísos fiscales, el ex Primer Ministro de Luxemburgo Jean-Claude Juncker, reaccionó primero diciendo que el contrato de Barroso era “legítimo” para luego diluir esa reacción en un silencio incómodo y más tarde precisar, a través de la portavoz del Ejecutivo Europeo, Margaritis Schinas, que el ex Presidente de la Comisión no había “violado” ninguna de las reglas comunitarias para evitar “los conflictos de intereses”. Violó, sí, una regla moral inscripta de forma explícita en artículo 245 del tratado que atañe el funcionamiento de la UE y en el cual se obliga a los ex miembros de la comisión a respetar “los deberes de honestidad y delicadeza” cuando se trata de aceptar cargos futuros. Peor aún, la indelicadeza es tanto más estrepitosa cuanto que el hombre que dirigió los destinos de la UE entre 2004 y 2014 fue a trabajar precisamente en la boca del lobo: Goldman Sachs es el banco que originó la crisis de los subprimes que se expandió por todo el mundo hasta provocar una de las mayores crisis financieras de la historia: es también el banco que ayudó “técnicamente” a Grecia a disimular sus enormes déficits para que Grecia pueda ingresar al Euro cuando, en realidad, sus déficits y su deuda no lo hubiesen permitido. Como si fuera poco, Goldman es el actor central de la especulación que se llevó a cabo contra los títulos de la deuda griega que desencadenó, entre 2011 y 2016, la peor crisis de la historia dentro de la zona euro y arrastró al país a una cadena infinita de políticas de austeridad.

José Manuel Durão Barroso es hoy presidente no ejecutivo de la filial londinense del banco de negocios más importante de Wall Street, Goldman Sachs International. Según un comunicado de esta institución especializada en la especulación financiera, la “perspectiva de Barroso, su juicio pertinente y sus consejos serán de un gran valor para la dirección de GSI”. A no dudarlo: el ex dirigente europeo cuenta con informaciones de alto nivel en todo lo que atañe la reglamentación financiera de la Unión (sobre todo la que se fijó a partir de 2009) así como sobre las políticas más confidenciales del Banco Central Europeo, BCE, y, evidentemente, acerca de las reformas que la troika europea (BCE, FMI y Comisión Europea) obligó a poner en práctica en Atenas. Y como se sabe, Goldman Sachs es un experto transformar las confidencias en mastodónticas ganancias.

Barroso no es el único dirigente europeo que salta la frontera de la inmoralidad más absoluta. Varios ex comisarios europeos o miembros de la comisión se fueron a trabajar al sector privado, pero nunca se había llegado a este límite en el cual quien presidió la Comisión se va como colaborador del enemigo de las políticas públicas y la transparencia financiera.

El eurodiputado Alain Lamassoure, presidente de la Comisión parlamentaria que investiga la evasión fiscal, declaró que se trataba de una “situación lamentable”. A su vez, el grupo Socialista del Parlamento Europeo juzgó que el contrato de Barroso con Goldman Sachs era “indecente, indigno y vergonzoso”. Alain Lamassoure admite que “si se hubiese tratado de otro banco no habría habido ningún problema”. El socialista y Comisario Europeo encargado de los asuntos económicos y financieros de la Unión Europea, Pierre Moscovici, reconoce también que la nominación de Barroso cae en el peor momento: “en este período de crisis donde el populismo busca dinamitar la idea europea y la institución que la encarna, el reclutamiento de Barroso por parte de Goldman Sachs choca y alimenta los ataques contra la Comisión”.

Los protagonistas no son meros empleados de tercer orden o un banco menor. Se trata del ex presidente de del Ejecutivo Europeo y del banco que, a cambio de los 600 millones de euros que le pagó el ex Primer Ministro Griego de Costas Simitis, usó todos los subterfugios financieros para que Grecia pasara el examen del tres por ciento de déficit público y del menos del 60 por ciento del PIB en endeudamiento que se le exigían a los países candidatos a ingresar en el Euro. Goldman Sachs puso en marcha un mecanismo financiero “invisible” a todos los controles europeos a través del cual Atenas borró de sus cuentas públicas cerca de tres mil millones de euros. El subterfugio se descubrió en 2004, pero ya era demasiado tarde.

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