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El mundo|Lunes, 8 de agosto de 2016
En Estados Unidos, los swing states, los estados oscilantes, son los protagonistas

Los estados que definen las elecciones

Más de 35 de los 50 estados votaron consistentemente por el mismo partido durante el último medio siglo y no hay señales de que vayan a cambiar. Pero hay 11 distritos en los que los votos varían y son los que hay que seducir para ganar.

Por Nicolás Lantos
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Los candidatos enfocan su atención en los estados con voto cambiante, que son los decisivos.

Página/12 En Estados Unidos

Desde Nueva York

En tres meses, cuando se escruten los votos y todo el mundo esté atento a la resolución de la carrera hacia la Casa Blanca, los ojos estarán puestos en los distritos que pueden definir la elección: una combinación de estados en disputa tradicionales y viejos bastiones de demócratas y republicanos que, por motivos políticos, económicos y demográficos, ya no tienen el resultado asegurado conforman esta lista de swing states que reciben casi la totalidad de la atención y los recursos de campaña de los dos partidos principales. Desde el cinturón de óxido en el decadente Medio Oeste industrial hasta el cinturón soleado en la costa atlántica, son once estados donde se jugará el resultado de los comicios.

El sistema determina el voto indirecto a través de electores que conforman un cuerpo colegiado con 538 asientos. Es necesario sumar la mitad más uno, 270, en el Colegio Electoral para ser consagrado presidente. Cada estado tiene una cantidad de delegados asignados proporcionalmente a su población y, sacando un par de excepciones poco relevantes, éstos se eligen con criterio de winner-takes-all, es decir que se asignan todos al candidato que gana las elecciones en ese distrito, aunque sea por un solo voto, en lugar de distribuirse proporcionalmente.

De los 50 estados, más de 35 vienen votando consistentemente por uno u otro partido durante el último medio siglo y no hay señales de que esto vaya a cambiar. Rojos (por los republicanos) o azules (por los demócratas), el resultado allí se da por sentado y nadie apostaría a que cambien, excepto en una elección totalmente fuera de los parámetros. Si bien éste no es un ciclo electoral ordinario, no hay señales aún de que vaya a haber cambios profundos en este mapa, como cuando Ronald Reagan se llevó cuarenta y nueve de las cincuenta estrellas contra Walter Mondale, en 1984.

Hay un puñado de distritos republicanos que, debido a cambios demográficos (un aumento en la población latina, principalmente) y culturales (una mayor participación en política de las minorías), están dejando lentamente de ser rojos para pasar a ser púrpuras, es decir, en disputa. Se calcula que Arizona, Georgia y hasta Texas, en los próximos ciclos, podrían volverse swing states, pero que este año todavía quedarán en manos republicanas por cierto margen. En el equipo de Hillary Clinton, de todas formas, apuntan a vencer en al menos uno de ellos, porque una victoria demócrata en alguno significaría un desastre para Donald Trump.

A continuación, un repaso por los once distritos en los que se definirá la elección este año

- Florida: Es el swing state más famoso a partir de que en el año 2000 un exiguo y dudoso margen de 500 votos en este distrito, convalidado por la Corte Suprema, volcó a favor de George W. Bush los comicios presidenciales contra Al Gore. Su población diversa y sus valiosos 29 votos en el colegio electoral lo vuelven un territorio en disputa en cada elección. De las últimas diez elecciones presidenciales, nueve veces el vencedor en Florida llegó a la Casa Blanca; la única excepción fue George H. W. Bush en 1992, cuando a pesar de llevarse el estado del sol no pudo vencer a nivel nacional a Bill Clinton. Hoy las encuestas le dan a su mujer, Hillary, algo menos de tres puntos de ventaja en promedio; las diatribas de Trump contra los hispanos y su dura campaña antimigratoria no parecen haber hecho mella en el tradicional apoyo que da aquí la comunidad cubana, eminentemente anticastrista, al Partido Republicano.

- Ohio: Con 18 votos en el Colegio Electoral, es el segundo swing state en importancia. Y se lo conoce por acompañar siempre los resultados de la elección nacional: en más de dos siglos de historia (Ohio ingresó a la Unión en 1803) solamente dos veces un presidente resultó electo habiendo perdido este estado, donde la población urbana y suburbana de grandes ciudades como Cleveland, Columbus o Cincinnati suele aportar el voto demócrata mientras que los centros rurales equilibran la balanza para los republicanos. Hoy, los sondeos marcan prácticamente un empate: menos de un punto de ventaja en promedio para Hillary Clinton, a pesar de la dura disputa que mantiene Trump con el popular gobernador y principal referente republicano de la región, John Kasich.

- Pennsylvania: A pesar de que los demócratas ganan consistentemente este estado desde 1992, los cambios demográficos y la forma en la que la crisis económica de los últimos años golpeó los puestos de trabajo en las ciudades industriales de este distrito hicieron que en las elecciones más recientes la brecha se achicara, por lo que muchos republicanos esperan ponerlo en disputa en noviembre, buscando el voto de la clase media-baja blanca, un electorado históricamente demócrata que hoy mira con más interés la propuesta de Trump que la de Clinton. Aunque hace un mes los sondeos mostraban un empate técnico, la convención en Filadelfia, la ciudad más grande de ese estado, ayudó a que la candidata a suceder a Barack Obama tomara una importante distancia: hoy promedia ocho puntos arriba de su rival y es favorita para llevarse los 20 votos en el colegio electoral, que la dejarían prácticamente match point.

- North Carolina: El caso opuesto a Pennsylvania; este distrito es un bastión republicano, que desde 1980 ganó todas las elecciones presidenciales aquí con excepción de 2008, cuando Barack Obama le sacó 0,3 por ciento de diferencia a John McCain, pero el crecimiento de la población negra fortalece las chances de los demócratas de ponerlo en disputa. Hoy los sondeos dan un empate técnico: apenas medio punto de ventaja en promedio para Hillary Clinton en la disputa por 15 votos en el colegio electoral.

- Virginia: El primer estado de la Unión es muy similar en muchos aspectos a su vecina North Carolina, con la que comparten frontera, cultura, historia, estructuras económicas y poblacionales y hasta la misma cantidad de votos en el colegio electoral, 15. Era tradicionalmente un distrito republicano hasta que Barack Obama logró movilizar a la población negra y ganar en 2008 y 2012 por seis y cuatro puntos, respectivamente. La incógnita es si Hillary Clinton podrá movilizar esa base de la misma forma. Para no correr riesgos, la candidata eligió al ex gobernador Tim Keine como compañero de fórmula. La movida parece estar dando frutos: en las últimas semanas la fórmula demócrata sacó ventaja y hoy aparece cinco puntos arriba.

- Iowa: Parte del cinturón del óxido, el antiguo cordón industrial del norte de los Estados Unidos, los seis delegados de Iowa suelen estar en disputa hasta último momento, aunque el Partido Demócrata se impuso en este estado en seis de las últimas siete elecciones presidenciales (la excepción fue George W. Bush en 2004, cuando le ganó por 0,6 por ciento a John Kerry). Donald Trump confía en que su prédica proteccionista le sume popularidad entre la clase media baja que perdió su empleo o la calidad de su empleo en los últimos años y ganar este distrito, clave en su estrategia de recuperar con victorias en esta zona del país la ventaja que le lleva Hillary Clinton en otras regiones. Los sondeos, con una levísima ventaja para Clinton a esta altura de la carrera, pronostican un final cabeza a cabeza.

- Michigan: Otro de los estados industriales que vienen votando demócrata desde hace un cuarto de siglo pero que hoy están en disputa por las consecuencias de la crisis económica desatada por el fin de la burbuja inmobiliaria y la crisis de Lehman Brothers hace ocho años. Si bien las encuestas muestran una importante ventaja (más de seis puntos) para Clinton, la dura y sorpresiva derrota que sufrió la candidata demócrata en ese distrito en las primarias, sumada a la buena performance de Trump en esa instancia dentro del Partido Republicano, dejan abierta la duda de cuánto es posible confiar en esos sondeos. Es uno de los estados clave para la estrategia de Trump, que está poniendo muchos recursos para quedarse con los 16 votos electorales que están en juego.

- Wisconsin: De características muy similares a Michigan, y con 10 votos en juego en el Colegio Electoral, Wisconsin completa el cinturón del óxido donde se ponen en juego buena parte de las chances del Partido Republicano de llegar a la Casa Blanca. Para eso, deberá quedarse con este distrito, cosa que no sucede en una elección presidencial desde 1984. Hoy, los sondeos dan a Clinton algo más de cinco puntos de ventaja en promedio.

- New Hampshire: Una de las trece colonias que conformaron originalmente los Estados Unidos, el electorado de este distrito tiene fama de independiente y votó a cada partido cinco veces en las últimas diez elecciones presidenciales (aunque de las últimas cinco en cuatro ocasiones se impusieron los demócratas). Da solamente 4 votos en el Colegio Electoral y Hillary tiene una ventaja de siete puntos en promedio, en las encuestas.

- Colorado: En pleno centro de los Estados Unidos, rodeado de estados republicanos, Colorado también votaba casi invariablemente al GOP hasta 2008, cuando los cambios demográficos y la llegada disruptiva de Barack Obama cambiaron la historia. Trump buscará volver a poner los 10 electores de esta provincia en la columna roja. Los sondeos no son buenos para el magnate, que aparece en promedio ocho puntos abajo.

- Nevada: Aunque sólo aporta 6 votos, desde 1980 este estado ha votado siempre por el candidato que resultaría ganador en el Colegio Electoral. La diversidad demográfica lo vuelve un distrito en disputa y el crecimiento de la población, que llegó casi a un 35 por ciento en la última década, hacen que el comportamiento electoral futuro sea más difícil de predecir. Hoy las encuestas le dan una ventaja leve, de dos puntos y medio en promedio, a Clinton.

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