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El mundo|Sábado, 7 de febrero de 2004
DECISIVO APOYO DE GEPHARDT A JOHN KERRY EN UN CAUCUS DE HOY

La clase obrera vota al nuevo JFK

Richard Gephardt, ex líder de la mayoría demócrata en la Cámara de Representantes y hombre de los sindicatos, dio ayer su respaldo a John Forbes Kerry en vísperas del caucus de hoy en Michigan, un estado industrial muy golpeado por la pérdida de empleos.

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John Kerry (der.) con Richard Gephardt en el acto en el que consiguió su respaldo.
Por Rupert Cornwell *

John Kerry, el senador de Massachusetts, está posicionado para dar este fin de semana un nuevo paso adelante hacia la nominación demócrata con un gran triunfo en Michigan, uno de los tres estados que celebran caucuses hoy y mañana, y el primero de los llamados “megaestados” que participa en la competencia presidencial de 2004. En total, están en juego 230 delegados en esta nueva etapa de la temporada de primarias: 128 en Michigan, 78 en el estado de Washington y 24 en Maine, casi tantos como los 269 que estaban en liza el martes pasado, cuando Kerry obtuvo victorias convincentes en cinco de los siete estados que votaron.
Confirmando de nuevo el efecto acumulativo que está dando potencia a la campaña de Kerry, el candidato usó un acto en Warren, un suburbio de Detroit, para revelar a su nuevo partidario, el ex líder de la mayoría en la Cámara de Representantes, Richard Gephardt, cuya propia candidatura por la nominación demócrata terminó en un mísero cuarto puesto en Iowa el mes pasado. Tanto el partidario como el lugar son de gran importancia simbólica, no sólo por las esperanzas de Kerry de lograr un gran triunfo aquí sino por la carrera presidencial en su conjunto, que está entrando en el último período de primarias y luego en la elección general en noviembre. La bendición de Gephardt, el candidato más próximo a los sindicatos, probablemente volcará hasta una docena de grandes gremios a favor del senador de Massachusetts. Ese respaldo no hará más que fortalecer la posición de Kerry en Michigan y en otros estados del “cinturón de óxido” tales como Pennsylvania, Wisconsin y, por encima de todo, Ohio, que probablemente será uno de los trofeos clave en noviembre. Michigan, hogar de la industria automovilística norteamericana, ha perdido 185.000 puestos de trabajo en los últimos cuatro años, y normalmente no sería un territorio especialmente amistoso para Kerry, un partidario del libre comercio al que los sindicatos culpan de causar una hemorragia de puestos de trabajo estadounidenses hacia los productores de bajo costo de Asia y América Central. Pero el respaldo de Gephardt ayudará a Kerry a inmunizarse contra esas acusaciones, y a reforzar la consigna que está motorizando su campaña: que él puede unir las varias alas del partido y que es el hombre que tiene las mejores chances de vencer al presidente George W. Bush.
Gephardt dijo: “Tenemos que ganar la Casa Blanca”. Cualquiera de los candidatos demócratas es preferible de lejos a Bush, “pero John Kerry es el mejor calificado para ser el candidato de nuestro partido por su coraje bajo fuego, por su experiencia, por sus ideales, y porque puede derrotar a George Bush”.
Warren puede ser un indicador sobre si esto ocurrirá. La localidad significa mucho en la historia de las políticas presidenciales en Michigan. Es parte del condado de Macomb, una de las áreas oscilantes más estudiadas en las elecciones presidenciales en Estados Unidos, hogar de los ahora legendarios “demócratas de Reagan”, los trabajadores manuales y a menudo católicos que desertaron en masa del Partido Demócrata en los años ‘80 por creer que había girado demasiado a la izquierda. Pero ahora esta circunscripción vital está volviendo a sus orígenes. Bill Clinton, el ex presidente norteamericano, ganó fácilmente en Michigan en 1992 y 1996, y Al Gore, el ex vicepresidente, ganó el estado hace cuatro años, con un 51 por ciento contra un 46 por ciento de Bush.
Ahora es Kerry el que está surgiendo. En las últimas semanas ha recaudado 4,5 millones de dólares, y las encuestas lo muestran con hasta un 50 por ciento de respaldo en el estado, lejos de rivales que están luchando por llegar a los dos dígitos de apoyo. Ninguno de los dos candidatos “sureños”, el senador John Edwards de Carolina del Norte ni el general retirado Wesley Clark, ha causado una gran impresión, mientras que el apoyo para Howard Dean, que hace sólo un mes era el claro favorito, ha colapsado. Dean puede obtener un mejor lugar en los caucuses de hoy gracias a la decisión de Michigan de permitir el voto por Internet para aumentar la participación electoral. Mucha gente puede haber votado antes del 19 de enero y en los caucuses de Iowa, donde su pobre resultado en un tercer lugar inició la implosión de su candidatura. Pero ese solo elemento difícilmente salvará al ex gobernador de Vermont de una derrota que sólo puede sumar presión para que se retire.
En un correo electrónico a sus partidarios esta semana, Dean admitió tácitamente su derrota en Michigan, diciendo que la primaria de Wisconsin el 17 de febrero sería el momento de ganar o irse, y pidiéndoles aportar 50 dólares por cabeza para permitir a su campaña, que está económicamente en apuros, montar una eficaz campaña publicitaria en los medios. Su mensaje dijo: “Cualquier cosa que no sea una victoria (en Michigan) nos dejará fuera de esta carrera”. Para ayer, los “deanicos” habían respondido aportándole un millón de dólares en Internet. No obstante, Dean está solo cuarto en las encuestas en Wisconsin, y es improbable que una victoria de Kerry en Michigan mejore las cosas.
En realidad, los profesionales de la política dicen que Dean tiene muchas mejores chances en los caucuses de Washington, donde los votantes demócratas tienden al progresismo, y donde los partidarios de Dean se volcaron en el pasado de a miles a sus actos. Cathy Allen, una estratega demócrata sin afiliación partidaria, dijo a The New York Times: “Si no puede ganar acá, no puede ganar en ninguna parte”. Pero el ex gobernador de Vermont hoy sólo logra reunir unos pocos cientos de incondicionales en sus actos. Lo mismo vale para Maine, un estado idiosincrático que en la primaria de 1992 ignoró a Clinton y dio a Jerry Brown, el errático ex gobernador de California, una victoria inusual en ese año. Pero las encuestas sugieren que Kerry también ha tomado la delantera en Maine.
Mientras tanto, Edwards y el general Clark están dedicando sus energías a Virginia y Tennessee, ambos estados sureños que celebrarán primarias el martes. El fracaso en ganar alguno de ellos probablemente expulsará al perdedor de la carrera.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.

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