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El mundo|Jueves, 4 de marzo de 2004
AL-QAIDA Y ESTADOS UNIDOS SE CULPAN MUTUAMENTE POR LAS MASACRES DE IRAK

¿Yo señor? No, señor. Entonces, ¿quién fue?

Por Angeles Espinosa *
Desde Bagdad

Las milicias chiítas están aprovechando la indignación causada por los recientes atentados para reforzar sus posiciones. Hombres armados sin otra identificación que sus tarjetas de guardas de la Organización Bader controlaban ayer los accesos no sólo al mausoleo de Kadhumain, sino a todo el barrio de Kadhumiya, al norte de Bagdad. No había policías a la vista y la presencia estadounidense se limitaba al sobrevuelo de dos helicópteros Apache. La situación en Kerbala era similar. La red terrorista Al-Qaida negó cualquier responsabilidad en la matanza de 171 chiítas en esas ciudades, y acusó a Estados Unidos de haber perpetrado las masacres que convirtieron al día martes en el más mortífero de la posguerra en Irak. Washington dijo a su vez ayer que tiene información que vincula a Abu Musab Al-Zarqawi –un presunto miembro destacado de la organización que lidera Osama bin Laden– con esos atentados.
En Kerbala y Bagdad, los funerales de las víctimas mortales se desarrollaron en medio de manifestaciones de desafío frente a quienes intentan arrastrar a los chiítas a una guerra civil. “No van a asustarnos; Saddam nos hizo mucho más daño, mató a cientos de miles de chiítas y aquí estamos”, asegura a esta enviada Hayi Razzak, cuya tienda frente a la Puerta del Perdón del santuario había sufrido el día anterior los efectos directos de uno de los hombres-bomba. Ante él desfilan miles de hombres venidos de todos los barrios chiítas de Bagdad, para demostrar que no tienen miedo, que la provocación no los ha afectado. Están convocados por Muqtada al Sader, el joven clérigo que está en desacuerdo con la cooperación con los ocupantes que lleva a cabo la mayoría de los dirigentes religiosos de su comunidad. Una prueba más de unidad.
“Condenamos los atentados de Kerbala y Bagdad”, rezan las pancartas. Por los altavoces, se recuerda a los “mártires de la Achura”. “Los encontraremos en el paraíso”, prometen. Los muertos se elevan finalmente a 171, 106 en Kerbala y 65 en Bagdad, según informó más tarde el presidente de turno del Consejo de gobierno, Mohamed Baher al Ulum. “Pensábamos que estos baños de sangre se habían acabado tras la caída de Saddam Hussein”, manifestó por su parte Muafak al Rubai, otro de los miembros de esa presidencia colegiada. El Consejo decretó ayer tres días de luto oficial y todas las instituciones públicas permanecieron cerradas. También retrasó la firma de la Constitución provisional que finalmente se celebrará mañana.
Hay algunos llamados a la venganza, pero son los menos. Con una gran disciplina, los manifestantes rodean el recinto que, por segunda vez en su historia, permanece cerrado “por razones de seguridad”, según explica uno de los guardias. Tan inusual medida se adoptó por primera vez tras el derrocamiento de Saddam, cuando una ola de saqueos y pillajes barrió la capital. “Entonces, cerramos durante 20 días”, recuerda el hombre. Sin embargo, sólo el mausoleo permaneció fuera del alcance de los fieles que sí podían acceder al patio para rezar.
La obsesión por la seguridad se percibe en todo Bagdad. Hay más controles de policía que de costumbre y los vehículos de combate Abrams vuelven a patrullar la ciudad, cuando hacía varias semanas que habían sido remplazados por blindados de menor tamaño. Sin embargo, en el barrio de Kadhumiya, la protección del santuario chiíta más importante de la capital, el Kadhumain o mezquita de los dos Kadhem (por los imanes Musa al Kadhem y Mohamed al Yawad al Kadhem) está controlada por milicianos de la Organización Bader. Lo mismo sucede en Kerbala, donde las fuerzas de la Coalición decidieron ya antes de la Achura no intervenir para evitar susceptibilidades.
Ahora, con las acusaciones hacia EE.UU. de las más altas instancias religiosas chiítas por no garantizar la seguridad, las milicias se hanvisto apoyadas para volver a tomar las calles. Eso sí, con el riesgo de que sus detenidos, como el sirio y el palestino del martes en Bagdad, tengan que ser puestos en libertad por falta de pruebas. Un portavoz de las fuerzas angloamericanas informó de la detención de 15 hombres en Kerbala, cuatro de los cuales hablan farsí.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.

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