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El mundo|Sábado, 20 de marzo de 2004
OPINION

Las democracias extorsionadas

Por Edward Luttwak *

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Las democracias extorsionadas
Hay que decirlo: los votantes españoles han permitido a una pequeña banda de terroristas dictar el desenlace de sus elecciones nacionales. Es una decadencia vergonzosa, y muy sorprendente: éste no es el modo en que las democracias reaccionan cuando son atacadas por fanáticos. Los norteamericanos fueron visiblemente unidos por el 11 de septiembre; los italianos pasaron por alto diferencias políticas profundas para unirse en su determinación para aplastar a las Brigadas Rojas; la cohesión israelí sólo ha sido incrementada por décadas de terrorismo. De hecho, esta es la reacción normal de comunidades políticas democráticas que se basan en el respeto de la voluntad de la mayoría cuando se encuentran amenazadas por la violencia minoritaria.
Esto no es lo que ha ocurrido en España. Antes de las bombas de Madrid, todas las encuestas vaticinaban una victoria de Mariano Rajoy del Partido Popular, por la excelente razón de que era el delfín del primer ministro José María Aznar, quien ha llevado a España en el camino de la modernización y la prosperidad con un éxito casi universalmente reconocido. Rajoy parecía encaminado a la victoria contra el socialista José Luis Rodríguez Zapatero, a quien ni siquiera su madre caracterizaría como un líder carismático y que ciertamente carece de una política económica verosímil. Lo que sí tiene es una política exterior para retirar las 1300 tropas españolas de Irak, no sólo para evitar más bajas, sino para afirmar que Irak fue un acto de agresión imperialista que España nunca debió haber apoyado. Zapatero dista de estar solo en esta creencia: para hoy hay marchas antiguerra planeadas en toda Europa occidental. Mientras los manifestantes deploran la guerra que el Papa también condenó, tienen un consuelo: Saddam Hussein está vivo y goza de buena salud, de modo que no se ha cometido ningún daño irreparable; todavía podría ser restaurado en el poder, para volver a gobernar Irak exactamente como lo hizo antes, con fosas comunes y cámaras de tortura. Incluso aquellos que vemos la guerra de Irak como un error estratégico de Estados Unidos, no podemos tomarnos seriamente a los Zapatero de Europa, que parecen empecinados en confirmar las caricaturas más burdas de la decadencia más cobarde de la “Vieja Europa”.
Pero los votantes españoles han decidido en la dirección opuesta, aunque no evitando ser las víctimas de manipulaciones de último momento que no había tiempo de evitar. Es mucho más probable que las bombas de Madrid fueran plantadas por la ETA vasca que por cualquier grupo islámico, para no hablar de los diezmados remanentes de Al-Qaida en sus remotas cavernas afganas. En un caso sin ninguna evidencia firme en absoluto, fue un caso de irresponsabilidad colosal de los socialistas y escandalosa tendenciosidad de la prensa proclamar que las bombas de Madrid fueron plantadas por musulmanes fanáticos en vez de vascos fanáticos, y que el Partido Popular perdería en consecuencia la guerra por haberse alineado con Estados Unidos en la guerra en Irak, provocando consecuentemente hostilidad islámica. Es un hecho confirmado y registrado que Bin Laden y otros islamistas señalaron a España como un blanco prioritario muchos años antes de la guerra de Irak: bajo la ley musulmana, ningún territorio conquistado por el Islam puede caer legítimamente bajo un régimen que no es islámico. España es aún El-Andalus, que debe ser reconquistado por el Islam, sea por vía de inmigración, sea por vía de intimidación. De modo que incluso si las bombas fueron plantadas por islamistas, la afirmación de que fue por el apoyo de Aznar a la guerra de Irak es enteramente falsa. Pero ahora, incluso si se encontraran pruebas fuertes de que ETA fuera responsable al fin de cuentas, sería demasiado tarde: la comunidad política española ha fracasado en el test del terrorismo; se ha inclinado a la violencia de los pocos, permitiéndoles dictar su voluntad a millones. Las consecuencias serán serias,porque demostrar abiertamente la debilidad siempre invita a más ataques. Por un lado, España todavía gobierna los enclaves de Ceuta y Melilla en la costa norafricana que los islamistas contemplan como colonias cristianas en suelo musulmán. Habiendo visto lo que las bombas pueden hacer, pueden verse tentados a ver si unas pocas más bombas pueden inducir a los españoles a ceder los dos enclaves. Ninguna democracia jamás logró seguridad rindiéndose.

* Estratega norteamericano, del Centro de Estudios Estratégicos.

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