El anuncio de Turquía sobre la posible retirada de su embajador en Tel Aviv, en respuesta a las últimas operaciones del ejército israelí, ha caído como un jarro de agua de fría en Israel, donde desde hace un tiempo se sigue con preocupación el deterioro de las relaciones con su principal aliado en la zona. Israel ha reaccionado al anuncio, hecho ayer por el canciller turco Abdula Gul, de forma inequívoca y ha recordado que las relaciones entre los dos países son “significativas y fuertes”. Pero la tensión surge en un momento delicado para el primer ministro Ariel Sharon, quien, presionado por el ala derecha de su partido, limitaría ahora a sólo tres el número de las colonias a evacuar de la Franja de Gaza, cuando hasta hace poco decía que en el futuro próximo “no quedarán judíos en Gaza”. En este contexto, la Cancillería israelí debió salir ayer a poner paños fríos sobre la tensión. “Incluso cuando surgen divergencias ocasionalmente, esas diferencias pueden ser discutidas y clarificadas. Sin embargo, en el contexto de las relaciones existentes entre nuestros dos países, no hay lugar para las medidas anunciadas”, dijeron.
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