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El mundo|Domingo, 24 de octubre de 2004
ROBERTO CONDE, SENADOR DEL PARTIDO SOCIALISTA

“No administrar sino cambiar”

Por Luis Bruschtein
“En lo que nos dan todas las encuestas ya tenemos aseguradas la mayoría en las dos Cámaras –afirma Roberto Conde, secretario general del Partido Socialista uruguayo y diputado por el Frente Amplio– y en tres de las cinco encuestadoras también logramos la mayoría para ganar el presidente en la primera vuelta.”
La diferencia entre las dos mayorías, con las mismas cifras, obedece a que en los porcentuales para legisladores no se incluyen los votos en blanco y anulados, en tanto que esos votos juegan en la elección presidencial. Se presume que habrá un tres por ciento de votos anulados y en blanco.
Conde señala que a pesar de que desde hace bastantes años la representación legislativa del Frente Amplio es de alrededor del 40 por ciento, hasta ahora nunca se alteró la alternancia política entre los dos partidos históricos, que siempre se abroquelaron frente a la alianza izquierdista. “En las leyes importantes siempre votaron juntos –afirma–, por eso es que, a pesar de la importancia de nuestra representación parlamentaria, no puede decirse que hayamos tenido un rol de árbitro.”
“El sistema político uruguayo, por lo menos desde el ‘85, expresa esa dualidad entre los tres partidos de derecha: Blanco, Colorado e Independiente, y por otro lado el Frente con sus siete partidos de izquierda.” Conde subraya que “usamos el término ‘izquierda’ para remarcar que no accedemos al gobierno para administrar mejor la crisis, sino para generar cambios cualitativos”. Aunque aclara que “todos tenemos una conciencia muy clara de que estamos regulados por un estado de derecho y en forma unánime en el Frente acatamos ese estado de derecho”.
Sobre este punto, afirma que tiene dos lecturas: “Una, que el debate entre derecho burgués o estado de clase no es un debate vigente en términos doctrinarios. Pero en la vida práctica sabemos que debemos llevar adelante reformas profundas para democratizar el papel del Estado y las instituciones, lo que implica una reforma política profunda, incluyendo la reforma de la propia Constitución para descentralizar el poder y generar ámbitos permanentes de participación ciudadana”.
Con respecto a las perspectivas de un gobierno del Frente Amplio, el dirigente socialista uruguayo sostiene que “tendrá un carácter histórico porque será la primera vez que la izquierda acceda al gobierno en Uruguay”. Y estima que “todos los analistas, incluyendo un informe de la embajada norteamericana, dan por descontado que el FA llegará al poder por un período mínimo de diez años y yo creo que pueden ser más, porque estamos en el final de un ciclo histórico. Los partidos tradicionales están agotados y tendrán que sufrir un proceso de transformación que incluso puede significar su desaparición”.
Y con respecto a la responsabilidad de la izquierda uruguaya en ese panorama, sostiene que “tiene una extraordinaria fortaleza ideológicoprogramático y pese a las condiciones imperantes, desfavorables, va a poder cumplir su programa; no es una frase de campaña, es lo que pensamos. Partimos de una ecuación básica: en Uruguay podrían vivir confortablemente 15 millones de habitantes, entonces, pensamos que es posible que los 3,5 millones que viven en la actualidad puedan alcanzar un buen estándar de vida”.

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