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El mundo|Martes, 26 de octubre de 2004
A UNA SEMANA DE LOS COMICIOS PRESIDENCIALES EN ESTADOS UNIDOS

Clinton suma carisma a la campaña

La aparición en escena del ex presidente demócrata –luego de su operación– fue una suerte de electroshock. Pasó por el crucial estado de Florida, ahora en el ojo electoral. Ambas campañas dirigieron hacia allí la presencia de sus pesos pesado.

Por Eduardo Febbro
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Clinton (der.) respaldando a John Kerry, ayer en su paso primero por Filadelfia, luego por Florida.
Florida se convirtió a partir de ayer en el epicentro nacional de la campaña electoral para las elecciones del próximo dos de noviembre. Después de las respectivas visitas de George Bush y del senador John Kerry durante el fin de semana, demócratas y republicanos acentuaron sus ofensivas en este estado con una serie de desplazamientos de personalidades de alto nivel en una región aún incierta y cuyos votos (27 grandes electores) son decisivos. Los demócratas marcan sus intenciones con la presencia destacada del ex presidente Bill Clinton, la esposa de John Kerry, Teresa Heinz Kerry, el ex candidato presidencial y ex vicepresidente Al Gore y el compañero de fórmula del senador demócrata, John Edwards. Los republicanos tampoco se quedan atrás: el vicepresidente Dick Cheney, Condoleezza Rice y las hijas gemelas del presidente Bush, Jenna y Barbara Bush, se desplazaron a Miami para seducir a los votantes aún indecisos. Los analistas señalan que esta ofensiva, que se prolongará a lo largo de la semana, traduce las ambivalencias del electorado de un estado cuyo cuerpo electoral es más inestable, diverso y complejo que el de los otros estados del país.
Sin lugar a dudas, la intervención pública de Bill Clinton en la campaña de Florida significó un auténtico electroshock para los militantes demócratas y para todos aquellos que aún dudan sobre la orientación del voto. El acto organizado en el Stephen Clark Government Center atrajo a miles de personas y también a un enérgico grupo de republicanos que gritaron hasta el cansancio el nombre del presidente saliente y algunos insultos como “Kerry comunista” y “Kerry enemigo de la vida y la familia, no al aborto y al matrimonio entre personas del mismo sexo”. Flaco, demacrado, algo incómodo adentro de un traje oscuro que le quedaba un poco grande, Clinton no lució la misma energía juvenil de otros tiempos. Sin embargo, su imagen sigue siendo inalterable y goza de un altísimo nivel de popularidad, 48 por ciento de adhesiones que ninguno de los dos candidatos actuales tienen. Eufórico y agitando una bandera norteamericana, Mark, un simpatizante demócrata, decía: “Es el hombre que nos dio todo lo que soñamos”. “Todos conocemos aquí el balance del gobierno de Clinton. Con él hubo trabajo, estabilidad y bueno negocios. La administración de Kerry será similar, no dudo de ello”, afirmaba Nathan, un norteamericano de 50 años que, confesó, estuvo dudando por quién votaría hasta que hizo “un sabio examen de conciencia” y se acordó “de los años Clinton”.
Los republicanos de Florida estimaban ayer que el hecho de “haber arrancado a Clinton de su convalecencia” significa que el campo de Kerry no está seguro de la movilización de sus bases. Ayer, el ex presidente demócrata reconoció en varias oportunidades que estas eran las “elecciones más difíciles que he visto”. Clinton explicó su retorno al primer plano adelantando dos razones: “Porque la elección es muy estrecha y porque las diferencias entre los dos candidatos y la política que van a aplicar en los próximos años son muy profundas”. Las ofensivas respectivas de los dos partidos traducen el “malestar climático” que se desprende de los sondeos de opinión, a la vez cambiantes según los días y, en algunos casos, contradictorios.
Las últimas cifras que manejaban los demócratas de Florida indican que el senador Kerry podría ganar en tres estados tradicionalmente republicanos: Florida (27 electores), Ohio (20 electores) y el New Hampshire (4 electores). A su vez, George Bush parece haber reforzado su electorado en tres estados que en las elecciones de 2000 pasaron al campo demócrata:Iowa (7 electores), Wisconsin (10 electores) y Nuevo México (5 electores). En cuanto a Pensylvania, un estado marcadamente demócrata, Kerry mantiene un saldo a favor de casi 4 puntos.
La recta final de la campaña electoral se juega en torno de 5 estados indecisos y se centra en lo que demócratas y republicanos resumen con una misma expresión: “la paradoja exterior-interior”. En Florida, como a nivel nacional, los análisis del electorado revelan que el actual presidente es más convincente que Kerry en los temas ligados a la seguridad nacional, entiéndase el terrorismo, pero su porcentaje de satisfacción “global” no ha subido en consecuencia. Por su parte, John Kerry adolece de ciertas desventajas en sectores del electorado como las mujeres, los católicos y las minorías como la hispánica. Por ejemplo, a pesar de que el senador demócrata es el primer católico que se postula a la presidencia después de Kennedy en los años 60, Bush lo distancia en 15 puntos en las preferencias de los católicos blancos. Los demócratas del estado de Florida no ocultaban las expectativas generadas por el retorno de Clinton a la escena final de la campaña. Militantes y estrategas esperaban que el apodo de Clinton, el “comeback kid” (el hombre que vuelve a ganar, que renace) tocara con su gracia a Kerry y que la profecía del ex jefe de Estado se hiciera realidad. Cuando se le preguntó si tenía algo en común con Bush, Clinton dijo: “En 8 días y 12 horas ambos seremos ex presidentes”.

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