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El mundo|Martes, 7 de diciembre de 2004
LA TOMA DEL EDIFICIO NORTEAMERICANO
DE EE.UU. EN SUELO SAUDITA DEJO 12 MUERTOS

Ataque al consulado de W. en Arabia

Supuestos militantes de Al Qaida asaltaron el edificio consular en una ciudad saudita, destruyendo con explosivos el perímetro externo para entrar. No estaba claro si hubo toma de rehenes, pero en el intercambio de fuego murieron 5 personas de la embajada, tres atacantes y cuatro agentes de seguridad.

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La humareda que sale del consulado norteamericano en Yeddá, luego de un asalto terrorista de tres horas.
Por Rupert Cornwell *

El terrorismo islámico resurgió en Arabia Saudita ayer, cuando militantes supuestamente vinculados con Al Qaida llevaron a cabo un feroz y muy planificado ataque contra el consulado norteamericano en el puerto del Mar Rojo de Yeddá, donde se informó de al menos 12 muertos. Luego, un oficial saudita dijo que los atacantes se proclamaron miembros de la “Brigada Al Faluya”. El ataque de ayer por la mañana, que causó gran alarma en Riad y Washington, puso fin al pasajero cese de la violencia que duró varios meses en el reino, apuntado a occidentales en general y norteamericanos en particular.
Los detalles exactos de los eventos en Yeddá eran todavía confusos ayer por la noche, pero el combate armado en el edificio fuertemente custodiado duró tres horas antes de que las fuerzas de seguridad sauditas lograran retomar el control. Utilizando explosivos, los militantes destruyeron el perímetro externo del edificio para entrar y llegar a las puertas del edificio consular, según funcionarios norteamericanos. Adel Al Jubeir, consejero sobre asuntos exteriores del príncipe saudita Abdullah bin Abdul Aziz, declaró a la prensa que uno de los agresores realizó una proclama a las autoridades poco después de haber atacado. “Esta es la Brigada Al Faluya, estamos en la embajada estadounidense. Tenemos 15 rehenes. Ordénenles a las fuerzas de seguridad no entrar a la embajada. Tenemos 17 rehenes”, citó el consejero a quien realizara la llamada. Al Jubeir declaró que el atacante mencionó 15 y 17 rehenes. Sin embargo, funcionarios estadounidenses negaron que se hubieran tomado rehenes.
“Los miembros de este grupo desviado esta mañana arrojaron explosivos a la puerta del consulado norteamericano en Yeddá y luego entraron en el edificio”, dijo el Ministerio del Interior saudita en una declaración, utilizando el vocabulario estándar del gobierno para referirse a los seguidores de Osama bin Laden, el fundador saudita de Al Qaida.
Cinco empleados locales del consulado murieron, y tres de los cinco asaltantes también. Funcionarios sauditas dijeron que cuatro miembros de las fuerzas de seguridad también murieron. Dos de los atacantes fueron heridos y capturados, mientras que algunos estadounidenses en el consulado sufrieron heridas leves, dijo el Departamento de Estado en Washington. Los atacantes también bajaron la bandera norteamericana y la quemaron.
Afuera del edificio había escenas de caos. Francotiradores y fuerzas de seguridad sauditas se ubicaron rápidamente sobre los techos de los edificios cercanos al consulado. Mientras se conocía lo que estaba ocurriendo, la policía acordonó el área, creando un caos de tránsito en calles aledañas. Las ambulancias llegaron a toda velocidad a la entrada principal del edificio, mientras una humareda densa salía del interior del área protegida mientras helicópteros sobrevolaban la zona.
La naturaleza del ataque ha confirmado los peores temores de Estados Unidos de que, a pesar del cierre de sus bases en Arabia Saudita y una feroz represión sobre grupos militantes por parte de autoridades sauditas, el país sigue siendo un lugar altamente peligroso, de una impredecible lealtad. Es más, el ataque ocurrió una semana después de que el segundo de Bin Laden, Ayman al Zawahiri, advirtiera en un nuevo video que Estados Unidos debe cambiar su política en Medio Oriente o continuar enfrentando ataques de Al Qaida.
Después de una fuerte caída en días recientes, los precios del petróleo aumentaron tras conocerse la noticia del ataque, reflejando temores sobre la seguridad de los campos petroleros sauditas, donde miles de norteamericanos y otros occidentales trabajan, y que contienen un cuarto de las reservas petroleras del mundo.
Los ataques en Arabia Saudita fueron un recordatorio de que “los terroristas todavía están en movimiento”, dijo el presidente Bush en la Casa Blanca, donde se reunió por separado con el presidente interino iraquí Ghazi al Yawer y el rey Abdullah de Jordania. “Quieren que nos volvamos temerosos ante sus crímenes arbitrarios, sus asesinatos de inocentes”. dijo Bush. Este asalto es el primer ataque importante contra un blanco norteamericano desde la decapitación en junio pasado de Paul Johnson, un empleado de Lockheed-Martin. Pero decenas de extranjeros y sauditas inocentes han muerto en estos ataques desde la invasión de Irak liderada por Estados Unidos en marzo de 2003.
Washington hace mucho ha aconsejado que trabajadores norteamericanos no esenciales y sus familias dejen el país. Pero alrededor de 9000 norteamericanos todavía viven en el distrito consular de Yeddá.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Ximena Federman.

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