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El mundo|Viernes, 10 de diciembre de 2004
EL LIKUD APROBO EL PLAN DE
SUMAR A LOS LABORISTAS A LA COALICION

Luz verde a la unión con el laborismo

Tras la salida del Shinui, el partido gobernante Likud de Ariel Sharon votó para sumar un nuevo aliado, con la mira en el plan de retirada de Gaza.

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Ariel Sharon, premier israelí, en la votación de su partido, el Likud, para sumar al laborismo.
Por Ferrán Sales *
Desde Jerusalén

De los tres mil miembros del Comité Central del partido nacionalista Likud, 1410 votaron ayer a favor de la propuesta de su jefe Ariel Sharon de formar un gobierno de coalición con los laboristas y concretar el plan de retirada de Gaza de 2005.
El primer ministro Ariel Sharon, con un vibrante discurso llamando a la participación, abrió ayer a las diez de la mañana, hora israelí, las votaciones internas celebradas en el seno del Comité Central del partido nacionalista Likud, en el que se votó a favor de la propuesta de su líder de formar una alianza de gobierno con los laboristas. La nueva alianza permitirá a su vez continuar impulsando los planes de paz, la retirada de la Franja de Gaza y el desmantelamiento de todos los asentamientos de la zona.
La propuesta de Sharon de alianza con los laboristas ha sido reiteradamente atacada por los sectores radicales del partido, que representan el 41 por ciento de los votos de la plataforma de dirección del Likud. Sin embargo, los sectores radicales del Likud no pudieron derrotar la propuesta de Sharon, lo que hubiera implicado un doble triunfo para ellos, el derrocamiento y defenestración del líder Sharon y la paralización del plan de retirada de Gaza. El pasado mes de agosto esta misma dirección del partido bloqueó una propuesta idéntica de colaboración con los laboristas.
La votación interna del Likud resultó ser afín a los intereses mayoritarios de los ciudadanos israelíes, que en un 71 por ciento se han declarado firmemente partidarios de una alianza de los nacionalistas con los laboristas que permita hacer realidad el plan de retirada de la Franja de Gaza, que tanto dolor y muertes está costando al país.
El primer ministro Sharon se vio obligado a plantear esta alternativa, tras la crisis surgida la pasada semana en la que se rompió la coalición gubernamental compuesta esencialmente por el partido Likud y los laicos de Shinui, que votaron en contra la ley de presupuestos. El gobierno de Sharon se quedó así con una minoría clara de 40 diputados, en un Parlamento compuesto por 120 escaños. Ahora, la posibilidad de remontar esta situación dependerá de la alianza del Likud con los laboristas que poseen 23 diputados, a favor de la cual se votó ayer. De esta manera, se repetirá la experiencia llevada a término desde marzo del 2001 hasta febrero de 2003, en la que los dos partidos gobernaron juntos.
“Sharon nos está traicionando” aseguraba ayer el ex ministro sin cartera, Uzi Landau, líder del ala involucionista del partido Likud, cuando llamó a sus seguidores a votar en contra de la propuesta del primer ministro, a quien acusó de querer “convertir el partido Likud en una organización laborista”. Landau denunció a Sharon por tratar de echar por la borda el sueño sionista de un Gran Israel y traicionar el mensaje bíblico al entregar parte de la Tierra Prometida a los palestinos. Landau y los “rebeldes” del Likud pidieron a un tribunal de Tel Aviv el aplazamiento de la consulta durante una semana, para presentar una alternativa, pero el juez desestimó la demanda.
El primer ministro ya anunció su intención de iniciar hoy las negociaciones con el líder laborista Shimon Peres a fin de integrar en las próximas semanas un gobierno de “unión nacional”. “Este es el último obstáculo levantado para la retirada y podremos repensar nuestro calendario”, dijo un allegado a Sharon. Portavoces del sector oficialista aseguraron que en un plazo de no más de diez días se anunciaría un nuevo gobierno, en el que podrían incluirse también los ultra-religiosos sefardíes, del partido Shas, que cuentan con once escaños más, lo que suma en total una mayoría cómoda de 79 diputados.
En pleno debate político, los recalcitrantes dirigentes del movimiento colono volvían ayer a manifestarse por las calles de Israel, al convocar una manifestación de vehículos, que fue desde los asentamientos del norte de Cisjordania hasta los de Ghus Katif, al sur de la Franja de Gaza, que están amenazados con ser desmantelados y donde viven cerca de 8000 judíos.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.

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