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El mundo|Lunes, 6 de mayo de 2002
COMO FUERON LOS FESTEJOS DE LOS ADVERSARIOS ALIADOS

Historia de dos ciudades

Por E.F.
Desde París

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Dos chiraquistas en la Plaza de la República
La izquierda y la derecha de Jacques Chirac se dividieron ayer las plazas más emblemáticas de París. La izquierda a la Bastilla, la derecha chiraquista a la República. Miles de personas enfrentaron la lluvia y el frío para festejar a su manera “la victoria de la República”. La fiesta republicana estuvo marcada por la numerosa presencia de extranjeros en la Plaza de la República. Africanos, magrebíes y asiáticos bailaban de alegría con los simpatizantes de una derecha tradicional que no siempre los trató con igualdad. “No importa el pasado, lo que importa es que Francia se haya puesto de pie para decirle no a ese monstruo de Jean-Marie Le Pen. De haber salido electo, nos hubiese echado a todos”, decía, con lágrimas en los ojos, una joven inmigrante argelina. Las banderas francesas eran más visibles que los símbolos partidarios. Las dos Francias se aunaron por unas horas. “Triunfaron los derechos por los que vinimos a este país”, explicaba un tunecino de 40 años. Un ceilandés que hablaba cuatro palabras en francés gritaba “libertad, libertad, igualdad, igualdad”.
Abrazados, bailando al ritmo de “I will survive” (sobreviviré), llorando, festejando un sentimiento más que una línea ideológica, miles de personas saltaban gritando “ganamos, ganamos”. “Sí –afirmaba un joven estudiante de Ciencias Políticas–, ganamos todos, ganó Francia. Yo era de derecha, como mi familia. Así que voté por Chirac sin temores. Pero ahora me lo voy a pensar mejor. Descubrí que hay una verdadera diferencia. En todos estos días de manifestaciones, me di cuenta de que la izquierda tiene una mirada más cerca del corazón.”
A 600 metros de la Plaza de la República donde la derecha festejaba la victoria de Chirac, en la Plaza de la Bastilla la izquierda vitoreaba la derrota de Le Pen. Los militantes trotskistas y comunistas se paseaban con una banderola que decía: “Primero contra Le Pen, ahora contra Chirac. Lucho contra la miseria”. El líder ecologista Sergio Coronado declaró a Página/12 que “el resultado es satisfactorio para toda la gente que quería que la República y la democracia salieran ganadoras. Era como un plebiscito para la República y, en ese sentido, la movilización de la izquierda fue determinante. Es obvio que este resultado no le pertenece a la derecha. Ahora sí vamos a tener un auténtico debate para preparar las legislativas”. Un militante comunista, a la vez eufórico y entristecido, reconocía que “voté por Chirac como si me cortaran la mano. Cuesta poner un voto en la urna de alguien que representa una forma de hacer política deshonesta y retrógrada. Pero tenemos que olvidar todo esto y reconstruir la democracia”.
Nadie ignoraba anoche que ha sonado la hora de los interrogantes. Frente al 82 por ciento de los votos que sentaron a Chirac en el sillón presidencial, una inmensa banderola desplegada en la Bastilla preguntaba “¿Y ahora?”. En torno de ésta, la gente cantaba: “Le Pen, te derrotamos. Chirac te derrotaremos. Chirac dimisión, Chirac a la prisión”.

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