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El mundo|Martes, 19 de julio de 2005
REPORTAJE A EVO MORALES

“Existe una mafia política que no
quiere dejar la mamadera del Estado”

El líder del MAS boliviano dice que al proyecto de que la mayoría indígena se autogobierne hay que sumar alianzas con otros sectores. Y sostiene que en Santa Cruz no hay unanimidad fascista sino un mosaico diverso.

Por Pablo Stefanoni
Desde La Paz
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Son las 6.45 de la mañana. Hace una hora y 15 minutos que Evo está despierto planificando su jornada. “Tengo diez minutos, ¿cuánto va a durar nuestra charla?”, le dice de entrada a Página/12, y al calor de la conversación en su casa-comando, en una sala al lado de la cocina, los diez minutos se extienden a algo más de una hora. El líder cocalero habla de su estrategia para llegar al Palacio Quemado, la coyuntura boliviana y su relación con Hugo Chávez y Fidel Castro. “Por primera vez podemos ganar”, se entusiasma en el primer tramo de la campaña electoral que lo enfrenta con dos fuertes candidatos de la derecha: el ex presidente Jorge “Tuto” Quiroga y el “baróndel cemento”, Samuel Doria Mediba. Estos son sus juicios.
–Ayer estuvo recorriendo el Altiplano, en el cantón de Huacullani, un antiguo enclave de Felipe Quispe, apadrinando la promoción de una escuela, ¿ya se puso el traje de candidato?
–Oficialmente hasta ahora no soy candidato, el 30 y 31 de este mes se decidirá si soy candidato en un ampliado nacional, pero es verdad que recibo mucho apoyo de fuerzas sociales del campo y la ciudad.
–Pese a que aún no fue oficializado, no parece haber dudas de que usted encabezará la fórmula del MAS, no se crean candidatos de un día para el otro.
–Eso es una verdad. Maestros, padres de familia, alumnos, me decían: “No cambie de actitud”, y me recomendaban seguir la lucha por la recuperación de los recursos naturales y de los territorios. Estaban los mallkus –no Felipe Quispe, por si acaso– y las mamathallas (autoridades originarias)... impresionante. Yo veo que ya se sienten ganadores.
–¿A quién aspira a reagrupar el MAS en estas elecciones?
–Dentro del movimiento campesino hay una conciencia muy avanzada para que los indios ya nos gobernemos a nosotros mismos; sin embargo, como se vio en 2002, es importante tener alianzas con otras fuerzas sociales del campo y la ciudad. Se ha avanzado en acuerdos con diferentes movimientos sociales: federaciones de fabriles, magisterio rural y urbano, campesinos regantes, cooperativas mineras, jubilados... No hemos tocado nada de candidaturas sino solamente programas, que permitan resolver los problemas de sus sectores y sus regiones, y fortalecer estas fuerzas sociales. Si el MAS llega a ser gobierno, ¿quién puede defenderlo? Quién sabe no va a ser la policía ni el ejército, pero sí esas fuerzas sociales si se implementa lo que está pidiendo el pueblo boliviano. No descarto a las FF.AA. y la policía, especialmente la tropa, que mayoritariamente está compuesta por quechuas y aymaras, pero tenemos mayor confianza en las fuerzas sociales.
–¿Y los empresarios?
–Estamos discutiendo con las micro y pequeñas empresas, que son las que generan el 80 por ciento del empleo en Bolivia y manejan menos del 15 por ciento de los recursos que vienen del Estado para fortalecer el sistema productivo. Estos sectores que generan empleo son nuestros aliados, las cooperativas, las asociaciones de productores campesinos, los artesanos, por ejemplo los pantaloneros aymaras de Oruro, de La Paz, que tienen su propio sello y exportan; tienen plata.
–¿Es optimista respecto de un acuerdo con el Movimiento Sin Miedo (del alcalde paceño Juan del Granado) para avanzar en un Frente Amplio?
–Soy optimista. Respeto muchísimo a sus dirigentes, (el alcalde paceño) Juan del Granado, por ejemplo, fortalecería tremendamente al MAS por su capacidad administrativa. Las conversaciones están muy avanzadas, aunque el frente no está totalmente confirmado (en realidad, esta alternativaparece diluirse a partir del flamante “frente de los alcaldes” que postula al burgomaestre de Potosí, René Joaquino). Esto no es, como algunos aseguran, un bloque contra los cambas; en Santa Cruz va a haber muchas sorpresas. A mí me llaman empresarios que me dicen: “Somos empresarios demócratas, no empresarios fascistas”. Antes, cuando subía a un avión alguna gente comentaba: “Hay indios de primera que viajan en avión”, algunos me silbaban, otros decían: “Lo están silbando los corruptos”, y el avión se dividía. Ahora el avión parece mi oficina, con reuniones, gente que se acerca, me da recomendaciones. Hay empresarios nacionalistas, patriotas, que quieren apostar por su país, ganan, invierten y hacen trabajo social.
–¿Y de allí podría salir un candidato a vicepresidente del MAS? Algunos hablan de un empresario cruceño.
–Hay un comentario generalizado dentro del MAS de que la fórmula debe ser una combinación entre el oriente y el occidente. No hemos hablado si debe ser un empresario, un agropecuario, un intelectual, una dama. Eso lo vamos a discutir en el ampliado de fin de mes. Yo creo que segurísimo en Santa Cruz no hay solamente gente que golpea (a los campesinos y a los militantes del MAS). Santa Cruz es un departamento de reencuentro de culturas, de pueblos. Ahí están quechuas, aymaras, guaraníes, chiquitanos; también hay migrantes como Dabdoub, Matkovic, eso es Santa Cruz.
–¿Santa Cruz está “rodeada” por el MAS?
–El MAS está avanzando, es impresionante. Las agresiones contra el MAS, contra Evo Morales, crean mayores sentimientos de solidaridad. Hay una especie de poder petro-terrateniente, una alianza de las transnacionales con los terratenientes para frenar el avance en la construcción de un instrumento político que busca la igualdad, que busca justicia en Santa Cruz y está creciendo. Por eso digo que va a haber sorpresas en Santa Cruz.
–Hay sectoresempresariales y cívicoscruceños que temen que la Constituyente se transforme en una asamblea popular donde los indígenas tomen revancha.
–Evidentemente percibo ese miedo. Una diputada me decía: “Evo, aprobemos la autonomía, porque en la asamblea constituyente van a ser ocho contra uno, nos van a someter, se van a vengar ustedes”. Acá no se trata de vengarse ni de someter a nadie, sino que fundamentalmente deberíamos reconocer la unidad en la diversidad. Si en Santa Cruz hay migrantes croatas que han nacido en Bolivia son bolivianos, con los mismos deberes y los mismos derechos que cualquier quechua, aymara, guaraní o chiquitano. El gran problema es que existe, especialmente en Santa Cruz, una mafia política que no quiere dejar la mamadera, ni dejar de vivir del Estado. Pero, por suerte, son pocos.
–Tal como está redactado el anteproyecto de ley de convocatoria existe la posibilidad de una mayoría indígena...
–Nosotros vamos a proponer otro proyecto de ley que garantice realmente una presencia de 60 o 70 por ciento de quechuas, aymaras y guaraníes.
–Con las nuevas presiones de la embajada de EE.UU. sobre el tema de la coca, ¿buscan radicalizar al MAS para aislarlo?
–Ese es el plan de la embajada, cómo cocalizar al MAS y a Evo Morales, debe quedar claro que tiene que haber lucha contra el narcotráfico, pero eso no se puede confundir con la erradicación. Hay que implementar la industrialización de la hoja de coca –no como cocaína por si acaso– no sólo del gas y el petróleo, y yo estoy convencido de que hay mercados.
–En la campaña de 2002 fue el embajador estadounidense Manuel Rocha su “jefe de campaña”. ¿Quién va a ser ahora?
–(Risas.) Bueno, está la (secretaria de Estado de EE.UU.) Condoleezza (Rice), que dice “no vamos a permitir ningún Chávez más en Latinoamérica” y hace una campaña en mi contra.
–¿Qué hay de la participación de Chávez en Bolivia, denunciada por los ex presidentes Jorge Quiroga y Gonzalo Sánchez de Lozada?
–Los gobiernos pueden opinar, respetando la democracia, la conciencia del pueblo y la Constitución política del Estado. Fidel nos decía en enero de 2003: “No hagan lo que yo he hecho”, es decir, “no hagan levantamientos armados, hagan lo que está haciendo Chávez”.
–¿Cómo es su relación personal con Hugo Chávez?
–Excelente, con Chávez, con Fidel.
–¿Y cómo ve Hugo Chávez a Bolivia?
–Tiene mucha esperanza y, como dijo públicamente, él sueña con que un día los indios puedan gobernar este país, porque somos la mayoría nacional. Y las acusaciones que vienen son parte de la campaña, como que Hugo Chávez me dio un millón de dólares para expulsar a Gonzalo Sánchez de Lozada, yo jamás había escuchado sobre un tal (George) Soros, un húngaro, y un diputado dijo que está financiando a Evo. Quiero conocer quién es ese húngaro. Yo soy inútil para negociar apoyo económico, más bien nosotros devolvimos la plata al Estado.
–¿Usted lo ve a Fidel como un maestro?
–Realmente, Fidel es un maestro; una vez empezamos a cenar y hasta las cuatro de la mañana seguía hablando.
–¿Lo invitó a pijchar (mascar coca)?
–No, pero tiene mucho conocimiento. El plantea industrializar la hoja de coca.
–Usted estuvo el 1º de mayo en La Habana.
–Nunca, aunque soñé estar ahí. Es un aliento que compromete más en las luchas por la igualdad, por la justicia y contra el imperialismo, aunque le “reclamé” a Fidel: “Fidel, me debes, no me has dado la palabra”. “Todavía eres chico”, me respondió. Allí estaban Daniel Ortega y Shafik Handal.

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